Narradora
Ya era 13 de agosto, el día siguiente al cumpleaños de la pequeña Eli, el día siguiente que le acercó a la orilla del abismo al cual estaba destinada a caer.
Shofía: ¡Elisabetta, baja ya que se les hace tarde! -grita desde la primera planta-
Elisabetta: ¡estoy en un segundo!
Francesco: ¿qué tanto hace?
Elisabetta: estoy lista -dice y da una vuelta-
Narradora
Los padres de Elisabetta no pudieron evitar carcajearse de la situación, ¿se había maquillado?, tenía rubor excesivo en sus mejillas, sombras muy oscuras en sus párpados y un tono de labial rojo.
Francesco: principessa, ¿que te has hecho en la cara? -dice y sigue carcajeándose-
Shofía: cariño, ¿porque lo has hecho? -dice un poco seria, pero no en tono de regaño- ¿Eli? ~Elisabetta se veía más que avergonzada algo molesta~
Elisabetta: ¿Qué tan mal me veo?
Francesco: no te ves mal principessa, solo que eres muy pequeña para estas cosa ~y no mentía o al menos no totalmente, se veía graciosa y aunque se viera bien no le permitiría salir con maquillaje, es mi pequeña no quiero que cresca mas~
Elisabetta: pero ustedes dijeron que ya soy adulta.
Shofía: nunca dijimos adulta, niña grande que es distinto, además para este tipo de cosas eso no aplica señorita vamos arriba a quitarte todo eso.
Elisabetta: pero mamá -extiende la á-
Francesco: Elisabetta sube que se nos hace tarde ya -habla algo serio-
Elisabetta: ya voy -dice de mala gana-
Narradora
Al llegar al baño Shofía empezó con la labor de desmaquillar a Elisabetta.
Shofía: cariño no te enfades, te prometo que cuando cumplas 15 yo misma te enseñaré hacerlo -dice esto pasando por última vez la toalla húmeda por su rostro-
Elisabetta: Está bien mamá, lo siento.
Shofía: vamos que tu padre está que echa humo.
Francesco: por fin bajan Dios, vamos principessa despidete de mamá.
Elisabetta: adios mamá nos vemos pronto prometo traer un regalo para ti.
Shofía: el mejor regalo será verte otra vez mi niña portate bien y no des problemas.
Elisabetta: siempre me porto bien.
Shofía: pero eres muy traviesa -dice y le da un toque en la nariz- nos vemos pronto mi niña -la abraza y le da un sonoro beso-
Francesco: tampoco durarán separadas una década, solo serán 3 semanas.
Narradora
Shofía le entregó la maleta de Elisabetta a Francesco y se limpió una lágrima que no llegó a recorrer siquiera su pómulo por la rapidez con la que quito está, Elisabetta se encontraba en las mismas la única diferencia era que esta si dejaba que las lágrimas empapaban su rostro.
Francesco: no lo entiendo tu querias que la llevara conmigo y tu que querias venir y conocer a los abuelos pero parece que las estoy obligando.
Shofía: tú no lo entiendes porque no has sido un padre presente.
Francesco: ¿empezaremos con eso otra vez?
Shofía: ¡solo digo que...
Elisabetta: mamá, papá por favor no.
Narradora
Ellos estaban acostumbrados a escuchar eso por parte de Elisabetta, por favor no, que no discutiera o al menos que se gritaran.
Shofía y Elisabetta terminaron de despedirse y la última mencionada subió al coche de su padre junto a este y emprendieron su camino hacia el aeropuerto, a mitad del camino el padre de la niña recibió una llamada.
En la llamada
Francesco: ¿qué sucede? -pregunta este sabiendo la respuesta-
X: donde estás el vuelo sale dentro de 30 minutos.
Francesco: estoy cerca -miente-
X: ¿qué tan cerca?
Francesco: estaré ahí antes de que salga el vuelo Massimo no desesperes.
Massimo: eso espero.
Francesco: por cierto hubieron unos cambios de planes -dice y mira a su hija a través del retrovisor y suspira-
Massimo: ¿cuales cambios?
Francesco: ya lo veras -dice esto y cuelga dejando a su amigo con la palabra en la boca-
Fin de la llamada
Narradora
Elisabetta se encontraba tan sumergida en su mundo de fantasías italianas que no había escuchado la conversación ni aquel nombre.
Ella vio a su padre observar desde el retrovisor y le sonrió y este enternecido por la belleza, bondad y carisma de su hija le correspondió la sonrisa de forma cálida y enternecedora.
Después de unos 40 minutos en coche al llegar al aeropuerto se encontró en la sala L-5 con la cara de enojo de su el cual no se había percatado aún de la presencia de la pequeña niña, Massimo se encontraba realmente molesto, el vuelo había salido hace 10 minutos.