vamos cariño abre la boca….
Elisabetta: ~¿por qué me pide esto?, es asqueroso ver como salen gotas transparentes y espesas de su pene, eche la cabeza hacia atrás o al menos eso intente pero no me dejaba, ¿es que a nadie se le hace extraño que un hombre adulto entre con una niña a un baño?, segui intentando quitar mi cara de enfrente de su pene hasta que sentí su mano sobre mi nariz, me faltaba la respiración y el empezo a restregar su miembro sobre mis labios, por más que intente no pude y termine separando mis labios en busca de una bocanada de oxígeno y fue ahí mi gran error, entro su pene y esto más el no haber recuperado totalmente el aire me tenían sofocada.
Massimo: ahhh -gime en voz baja- mierda si, esto es la gloria ~ella estaba ahí mirándome con esos ojos inocentes, su boca es tan pequeña que mi pene no entra en ella más allá de la cabeza y aun asi esta teniendo arcadas y eso me excita aún más, sentí como intentó apresar mi miembro entre sus dientes, ¿enserio piensa morderme?~ no te atrevas Elisabetta o te juro que no volverás a ver a tus padres nunca en tu vida.
Elisabetta: ~no hice nada, me quede ahí intacta con la boca abierta y mi mandíbula adolorida, sentia como las lagrimas calientes corrian por mi rostro y como su pene se movía cada vez más dentro como si pudiera entrar más no quiero cerrar la boca, quiero volver a ver a mamá y a papá pero esto está siendo demasiado para mi, mis ganas de vomitar son cada vez más grandes y al parecer eso a él le gusta, lo odio tanto, lo odio como nunca odie a nadie~
Massimo: relaja la garganta amor vamos solo abre un poco más ~menos de la mitad de mi pene estaba dentro, y por mas que lo intentaba no entraba más su mandíbula había llegado a su límite al igual que sus arcadas ya que termino vomitando encima de mi~ mierda Elisabetta, joder lo has hecho a proposito ¿verdad?
Elisabetta: ~al ver su cara de enojo me asuste más~ no, yo solo sentía asco y mi garganta…
Massimo: callate, callate Elisabetta o haré que te arrepientas de tus próximas palabras.
Elisabetta: ~y eso hice me calle y agache la cabeza, escuché como abría el grifo y no me atrevía a levantar la cabeza pero al ver que tomo papel higiénico supuse que estaba limpiando el desastre que yo provoque, después de un rato escuche su zipper ser subido seguido de unas palabras~
Massimo: mírame, ey, mírame ~cuando por fin levantó la cabeza le dije~ perdón por hablarte asi cariño, estoy cansado y quería que hicieras algo que no habías hecho nunca antes pero practicaremos y lo harás mejor, porque al menos lo vas a intentar ¿verdad amore mio?
Elisabetta: es que yo no quiero hacer esto más -dijo entre sollozos-
Massimo: prometo que cuando aprendas a hacerlo no será tan malo, ha sido mi culpa, ¿está bien?, no llores más ~la ayude a levantarse del asiento y la puse frente al lavamanos tomé algo de agua entre mis manos y la acerque a su boca para que en enjuagara esta, ella lo hizo sin problemas y al ver su rostro frente al espejo me dejo claro una cosa mi mujer es perfecta, tan hermosa y angelical yo me encargare de que se quede cerca de mi por el resto de su vida~ cariño -la llama y esta mira hacia arriba- te amo, te amo de verdad, no tienes una idea de cuánto y haré que lo entiendas de la manera que sea necesaria ~pongo un dedo debajo de sus mandíbula para mantener su cabeza hacia arriba y la beso, un beso tierno pero claramente lleno de amor, ella aprenderá que es ser una verdadera mujer italiana, me encargare de que sea sumisa y obediente a mis órdenes, nos separamos del beso y le dije~ ni una palabra a nadie sabes como es esto, si alguien te habla tu solo ignoralo, ¿entiendes?
Elisabetta: entiendo.
Massimo: muy bien vamos fuera.
Narradora
Cuando estos dos salieron la mujer que lo había elogiado por la belleza de "su hija" le preguntó un tanto dudosa que había pasado a los que Massimo le contestó que a su pequeña le había caído mal la comida del avión por lo que había vomitado, Elisabetta no pudo evitar pensar que ese hombre eran grandísimo mentiroso y la señora una grandísima tonta, estos se encaminaron a sus asientos y ya en estos Massimo vuelve a cerrar las cortinas y toma a Elisabetta una mano y la acercó a él, según el que se comportara así era señal de que estaba apareciendo hacer una mujer, lo que para él significaba ser sumisa y complaciente.
El recostó a la pequeña sobre su regazo, colocó su cabeza sobre este y empezó a acariciarla desde sus hombros hasta su larga, abundante y negra cabellera, él se había "enamorado", ¿realmente se había enamorado?, no, no lo había solo se obsesionó con esa niña, por su belleza y por aquella actitud y aura que él estaba matando poco a poco, no podía eso ser amor y si así fuera que manera mas asquerosa y dañina de amar a "su mujer", una niña que no sabe cual es siquiera el significado de estar con alguien, una pequeña que no ha vivido prácticamente nada, esa era "la mujer" por la cual estaba locamente obsesionado Massimo Bianchi.
Esa inocencia que quería destruir para volver a armarla pieza por pieza a su gusto, ¿al final lo conseguiría?
Massimo: cariño, ¿qué quieres que hagamos cuando lleguemos a Italia?
Elisabetta: solo quiero estar con papá.
Massimo: -este deja de acariciar su cabello y se queda mirándola fijamente- ¿qué has dicho?
Elisabetta: extraño a papá -dice con voz algo afligida-
Massimo: te aviso de antemano que tendrás que aprender a estar sin él, ve a la esquina -le dice esto como si le estuviera dando una orden a un perro, esta levanta la cabeza de sus piernas pero se queda sentada recta sobre su asiento mirando sus pies y eso a Massimo le enojó- Elisabetta, a la esquina, ya -dice con pequeñas pausas-