4 años después
Elisabetta
veía a las adolescentes pasear por el parque con sus novios y sus mascotas, podría jurar que la mayoría de las chicas que estaban con sus parejas eran mayor que yo pero aquí estaba con un hijo y un esposo.
Sólo era una niña por que me arruinó la vida así, mi vida no podría ir a peor, lo odia a él y al niño, no tiene la culpa lo sé ¿pero y yo que?, ¿podría por una vez alguien ponerse en mi lugar y pensar en todo el daño que me han hecho?, estoy rota y cansada, no quiero seguir pero... no sé cómo rendirme.
Massimo: amor... amor estás ahí -le dice al oído-
Elisabetta: ~salí de mi transe y le contesté~ sí estoy aquí, dónde más podría estar -murmura/
Massimo: -le da un beso en la frente y le dice- iré al baño un momento quédense aquí.
Elisabetta: -asintió y el anteriormente mencionado se fue- ~seguí perdida en mis pensamientos en cómo sería todo y él nunca hubiera estado, pensé en qué tal vez era culpa de mi padre por llevarlo a casa, que tal vez fue mía por no haber dicho nada antes, tal vez de mi abuela por no convencer a mi madre o de mi madre por haberme entregado a este verdugo.
Unos minutos un tanto largo habían pasado y se sentía bien estar entre entre el día y la noche, el atardecer cada vez se desvanecía más pero una voz molesta y exasperada lo arruinó asustandome hasta los huesos~
Massimo: ¡Elisabetta escúchame!, ¡¿dónde está el niño?'
Elisabetta: ~miedo era lo único que me pasaba por la cabeza, pero escuchaba todo lo que decía de forma lenta todo parecía ir de espacio y su voz se escuchaba tan lejos pero él me gritaba desde tan cerca, giré la cabeza en busca del bebé pero no lo veía por ninguna parte no estaba y ni siquiera me había dado cuenta, tenía tanto miedo y sonare como la peor madre del año pero no es por el bebé, tengo miedo de lo que baña hacerme si le ha pasado algo~
Massimo: ¡ELISABETTA, ¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO?! -la zarandea-
Elisabetta: el..el bebé estaba aquí no sé qué ha pasado yo..yo... ~el césped verde se empezó a teñir de rojo, por primera vez en 4 años me ha pegado, el de verdad acaba de golpearme, ya no se trataba del miedo a sus gritos y la destrucción de todo lo que fui por sus gritos, ahora también ¿empezará a golpearme?~
Massimo: ¡Escúchame bien Elisabetta, le pasa algo a Alessandro y te juró que iré a la casa de Shofia y le haré lo mismo a tu "hermanito"!
Elisabetta: -empieza a mover la cabeza en forma de negación con un rostro deformado por el miedo- no por favor -toma sus manos y busca su mirada para conectarla con la suya pero Massimo no lo permite y esto sólo provoca que su ira aumente más y más-
Massimo: ¡¿ESTO ES ENSERIO, ESTÁS MÁS PREOCUPADA POR ANGELO QUE POR NUESTRO HIJO?!, ¡NACIÓ DE TI MALDICIÓN PORQUE NO MADURAS, YA ERES UNA MUJER ELISABETTA COMPÓRTATE COMO TAL!
Elisabetta: lo siento -dice con un nudo en la garganta- de verdad lo siento, perdón dice ahogándose en su llanto-
Massimo: créeme cuando lleguemos a la casa te daré motivos para lamentarlo -le dice con una voz amenazante y una mirada fría mientras se coloca el teléfono en el oído-
Narradora
La búsqueda se extendió hasta las 1:45 de la madrugada y no había rastro del pequeño, llegó un momento en el que la desesperación y la rabia de Massimo llegaron a un punto de quiebre y creo que no es algo tan difícil de adivinar con quien se ha desahogado.
En todo lo que lleva de vida nunca la habían golpeado de esa forma hasta el punto de romperle la nariz, dejarla viendo manchas o no poder mantenerse de pie, tal vez para él no fue para tanto pero para él frágil cuerpo de Elisabetta si.
Pasados unos veinte minutos fue Massimo quien encontró a Alessandro con su pequeño rostro sonrojado, llenó de lágrimas y mocos que limpiaba torpemente con su suéter, el niño al ver a su padre corrió hacia él lo abrazó, Massimo hizo lo mismo sentí que su alma volvía a su cuerpo que todo por fin estaba bien.
Massimo: ¿porque te fuiste sin avisar a nadie?, lo que has hecho está mal estábamos todos muy preocupados, estás castigado ¿lo sabes verdad?
Alessandro: -asintió con un puchero- ¿y mami, está enojada conmigo?
Massimo:.... -No dijo nada y el pequeño no volvió a preguntar otra vez sólo recostó la cabeza en el hombro de su padre y se quedó en silencio-
Alessandro: ¡mami! -dice alargando la "i" y se lanza sin pensarlo a sus brazos, la poca luz que había en el coche no le permitía al niño ver bien los golpes en el rostro de Elisabetta pero al encender las luces de dentro la sonrisa que había en aquel tierno rostro desapareció lentamente- mami tu cara tiene cositas rojas y moradas -dice refiriéndose a los hematomas-
Elisabetta: si -responde agotada y con indiferencia mirando por la ventana del coche en movimiento, el pequeño recordó la vez que se había caído y su mamá le había dado un beso en la rodilla para que se curara y dejara de doler, él intentó hacer lo mismo por ella intentando besar el hematoma de su pómulo izquierdo pero un codazo en la nariz lo hizo caer sentado nuevamente en su sitio.
Elisabetta se asustó el llanto del niño aún no se escuchaba y Elisabetta intentó calmarlo prácticamente rogándole que no llore que lo sentía que fue un accidente pero el llanto fuerte de Alessandro se hizo presente, Massimo se encontraba al frente, junto al chofer hablando por teléfono pero colgó la llamada y le pidió al chofer que bajara el cristal que dividía la parte trasera de la delantera.