2 años después
Elisabetta
Ya han pasado dos años desde la última vez que supe de mi madre y mi hermano, apenas y pudimos hablar, él simplemente me dejó hablar con ellos por lo inestable que me había vuelto de sólo pensar que les había hecho algo, pero no, ella me dijo que estaban bien y tal y como prometió Massimo no he sabido más de ellos.
Esta era la sexta, no, la séptima o ¿era la octava vez?, no lo recuerdo y no tengo el mínimo interés en hacerlo, Enzo estaba aquí en mi habitación o mejor dicho la habitación que comparto con Massimo, desde que nos habíamos encontrado en aquella plaza donde nos conocimos por primera vez ahora él era más masculino, tenía más músculos, barba y una voz más gruesa yo sin duda también he cambiado pero él sin duda lo ha hecho mucho más y como no si ya tiene 22 años.
Cuando nos encontramos me pregunto cómo me iba en la vida, no sabía que contestar a eso, no soy buena maquillando la verdad a sí simplemente le conté todo con lujos y detalles por fin después de tantos años puedo hablar con alguien que no se sienta obligado a hacerlo solo porque soy esposa de su jefe uno de los miembros más importantes de la costa nostra sino porque somos o mejor dicho éramos amigos.
Le conté que semanas después de habernos conocido me casé que meses después ha eso quede embarazada y di a luz en un parto de alto riesgo y que por legitimación pertenezco a la costa nostra se nos fue la tarde charlando de mi infierno de vida y de lo maravilloso que le estaba yendo a él supongo que soy yo la de la mala suerte.
En fin cómo iba diciendo él estaba aquí en la habitación, estamos recostados sobre la cama leyendo un libro que desde hace tiempo se había vuelto mi favorito, Enzo no se cansaba de repetirme que la versión italiana de aquel libro era mejor ya que lo que yo estaba leyendo era una adaptación en inglés.
Enzo: Deberías hacerme caso, sin duda la versión original es mejor.
Elisabetta: lo has dicho una docena de veces -dije mirándolo unos segundos y devolví la mi mirada al libro-
Enzo: y lo seguiré repitiendo hasta que me creas.
Elisabetta: no dije que no te creo, sólo que no serviría de nada tener un libro que ya tengo en un idioma que no entiendo.
Enzo: es lo mismo -dice con falsa indignación-
Elisabetta: lo que sea señor dramático -lo mira y le sonríe- debes irte Massimo debe estar cerca.
Enzo: Otra vez -la sonrisa que tenía en el rostro se desvaneció-
Elisabetta: lo siento -dijo sentándose en la cama y agachado la cabeza-
Enzo: ven conmigo.
Elisabetta: ¿empezarás de nuevo?
Enzo: es que no te entiendo dices que odias esta vida entonces ¿por qué no persigues una nueva conmigo? te he demostrado que puedo darte una buena vida a ti y a Alessandro, sin duda no será tan lujosa como la que tienes ahora pero te juro que mi único objetivo es y será hacerlos felices, por favor créeme.
Elisabetta: ¿por qué te empeñas en pedirme que te crea? -toma su rostro entre sus manos- yo te creo tu sinceridad sale hasta por tus poros -los dos sueltan una risita por ese comentario-
Enzo: entonces, ¿por qué no quieres venir conmigo?
Elisabetta: la respuesta seguirá siendo la misma, no se trata de querer sino de poder y yo no puedo ser tan egoísta como para ponerte en riesgo aún más de lo que ya lo estoy haciendo.
Enzo: yo quiero correr ese riesgo no elijas por mi.
Elisabetta: Alessandro.
Enzo: ¿que con el?, podemos traerlo y formar una familia.
Elisabetta: no, no es tan fácil y por más que anhele libertad jamás pondría mis necesidades ante las suyas, conozco demasiado bien a Massimo y nos buscaría hasta debajo del mar si le fuera necesario y no haré que mi hijo viva como un prófugo.
Enzo: ¿vivir entre capos es mejor que vivir como un prófugo para ti? -dice empezando a molestarse-
Elisabetta: él decidirá lo que quiere hacer con su vida más adelante.
Enzo: eres su madre él entenderá que está era la decisión correcta.
Elisabetta: tal vez lo entienda pero....
Enzo: -la interrumpe- pero nada Elisabetta, esto sería lo mejor para todos.
Elisabetta: ¿para todos o solo para ti y para mi?
Enzo: será una mejor vida para el
Elisabetta: no es así, eso creas tú pero tal vez y le de una vida que deteste "por nuestro bienestar" -dijo haciendo comillas con los dedos- tal y como lo hizo mi madre y creo que es obvio notar quien se ha beneficiado realmente de todo esto, yo tal vez y pueda ser feliz, ¿pero él lo será?
Narradora
Tal y como siempre que hablaban del tema un silencio melancólico se hizo presente, Enzo se acercó a los labios de Elisabetta y la beso con tanta ternura y delicadeza como si sus labios fuesen algodón de azúcar que quiere degustar lentamente por su suavidad y débil textura, ambos estaban tan perdidos en ese mágico momento que no fijaron en la hora que estaba marcando el reloj, tan perdidos estaban en aquel beso que lo único que los desconectó fue aquel "Tesoro sono a casa" de esa voz que provenía de las escaleras pero que ella reconocería aún si lo hubiera gritado desde más lejos.
Elisabetta: ay por Dios no, no, no, no, esto es terrible.