Elisabetta
Habían pasado meses desde la última vez que vi a Angelo, de cierta forma lo extrañaba, quería preguntarle por mamá pero sabía que eso no sería posible, no se porque pero siento rencor hacia ella, tal vez esperaba más, quería que luchara por mi sin embargo agradezco que haya intentado salvar a Angelo pero todo aquel sacrificio fue en vano.
Recuerdo sus palabras claramente y se sienten como puñales cada vez que lo hago "ya sufrí bastante, no estoy dispuesta a sufrir otra vez", no podía sufrir por mi por eso simplemente me dejó aquí.
Alessandro: ~llevaba unos cuantos minutos observando a Elisabetta desde el marco de la puerta pero ella ni por enterada~ ¿qué tanto piensas? ~pregunto y noto cómo se sobresaltó por escuchar mi voz de manera repentina~
Elisabetta: no te gustaría saber la respuesta.
Alessandro: o tal vez si, vamos cuéntame -Alessandro la veía con una sonrisa en su rostro mientras se acercaba-
Elisabetta: ¿de que hablaron tú y Angelo la última vez en el despacho?¿dónde está ahora?
Alessandro: tenían mucha confianza ¿no?, ya lo llamas Angelo y todo, ¿donde quedo el Nikolay?
Elisabetta: ¿sabes qué?, olvídalo -dice mientras se pone de píe dispuesta a irse-
Alessandro: contestaré una, probablemente en una bolsa negra en un río ya putrefacto -dice con aquella sonrisa descarada que tanto lo caracterizaba-
Elisabetta: ~sentí una presión que me hacía querer caer de rodillas a como dé lugar pero me contuve y con la gran sequedad que empecé a sentir en mis labios me volteé hacia Alessandro~ ¿que.. pero como que...? -no dejó que Elisabetta terminara de formular la pregunta-
Alessandro: o tal vez simplemente esté en California, tenía tiempo sin ver a su madre, hay una mentira y una verdad, depende de ti averiguar cuál es la correcta -dice poniéndose de pie al igual que ella, colocándose detrás y apartando su larga cabellera de su espalda colocándola a un lado de su cuello besando con suavidad y delicadeza el hombro que había quedado descubierto- no haré nada que no quieras -le dice al oído y se aleja sin borrar aquella sonrisa sentándose nuevamente sobre la cama observando atentamente a Elisabetta-
Narradora
Ella se acercó a él a pasos lentos llegando aún así al instante ya que se encontraba á pocos pasos de la cama, con lágrimas, aflicción y sin dignidad se arrodilló frente a Alessandro.
¡Buenos vibes!