Alessandro escuchó atentamente todo lo que Angelo tenía para decir, sentía un coraje inmenso por todo aquel daño que había sufrido Elisabetta. Él veía el amor de su padre hacia su “mujer” enfermizo sin embargo su egoísmo no le dejaba ver que el suyo era igual.
Pensó en todo el dolor de esa niña al recordar todo lo que Angelo dijo.
“La obligó a casarse con apenas 11 años”
“Quedó embarazada más o menos a esa edad”
“Mamá pensaba abandonarla desde que comenzó todo esto”
“Mamá la obligó a …”
Eran tantas manipulaciones que Alessandro sintió pena hasta cierto punto, le pidió a Angelo que lo dejará hasta ahí.
Angelo: iré con ella -dijo encaminándose hacia la puerta-
Alessandro: está dormida.
Angelo: bueno esperare que despierte entonces.
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En la habitación estaba Elisabetta despierta pensando al contrario de Alessandro en el futuro, tenía esperanzas de que Angelo la ayudará a salir de ahí, sentía desesperación. Entre tantos pensamientos se quedó dormida de manera profunda.
Unas horas después despertó, se sorprendió por todo el tiempo que había pasado no sabía cuánto pero sabía que era bastante ya que había caído la noche, en el momento en el que se levantó de la cama sintió un dolor en la pelvis y espalda, no le dio importancia porque le solía pasar con frecuencia.
Al caminar unos cuantos pasos más el dolor volvió a aparecer pero esta vez con más intensidad pero ella seguía aguantando el dolor sin prestarle mucha atención.
Bajó a la sala encontrándose con Angelo quien le pidió hablar.
Elisabetta: no estoy de humor ahora.
Angelo: ¿y cuándo estarás de humor?
Elisabetta: no lo sé, ¿podrías dejarme en paz por hoy?
Alessandro: amore que bien que despertaste, vamos a cenar.
Elisabetta: no tengo hambre, saldré al jardín a tomar un poco de aire.
Alessandro: no has comido nada hoy como para decir que tampoco vas a cenar, ¿qué te pasa?
Elisabetta se sintió atacada por ambas partes.
Elisabetta: ¡que no me pasa nada, solo quiero que me dejen en paz! -el sonido del agua caer hizo que todos abrieran los ojos desmesuradamente hacia sus piernas.
Alessandro: -se mostró entre feliz y ansioso- llévala al coche corre yo salgo en un momento -dijo mientras subía corriendo hacia la habitación-
Angelo quien no lo pensó dos veces la tomó en brazos y salió rápidamente al garaje encendió uno de los coches y tal y como dijo Alessandro bajó sentándose detrás junto a Elisabetta la cual respiraba profundamente manteniendo la calma.
Alessandro: vamos arranca.
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Cuando llegaron a la clínica sentaron a Elisabetta en una silla de ruedas que estaba siendo arrastrada por Angelo ya que Alessandro se quedó rellenando unos papeles mientras preparaban el proceso del parto.
¡Buenos vibes!