Astartea el ángel del infierno

Capítulo 2

Abrí mis ojos encontrándome en un cuarto desconocido para mí. ¿Dónde estaba?, ¿Qué había pasado? Eran las preguntas que inundaban mi cabeza y por más que intentaba recordar que sucedía, mi cabeza estaba en blanco. Mire a mi alrededor observando el lugar, era una habitación de color decorada con colores fuertes y oscuros como morado, negro, mire unas cortinas, me levante de la cama y así poder mirar por la ventana y darme cuenta o tan siquiera arme una idea de donde estaba al hacerlo me sorprendí ante lo que mis ojos observaban, el sol había desaparecido al igual que el cielo azul y las nubes blancas, ahora lo que era el cielo era de un color rojizo y en este no tenía un sol pero aun así la luz era visible de algún extraño modo "estoy soñando" me dije a mi misma. Escuche pasos provenientes de la puerta de la habitación inmediatamente intente buscar un lugar para esconderme, pero lo primero que hice fue regresar a la cama y fingir que dormía y entonces escuche que abrían la puerta y dos voces que hablaban mutuamente.

— Parece que aún sigue dormida — dijo una de esas voces la cual me parecía familiar

— Que esperabas pasar por el ritual de renacimiento demoniaco, mínimo dormirá por unos 30 días a mi parecer

— Lo cual me extraña

— Vamos solo han pasado 10 días desde que la trajiste, aún debe de estar recuperándose, además padre no entiendo el porque te arriesgaste tanto por esta chica que se nota que no vale la pena

— Te equivocas Agramon — mientras los escuchaba y me preguntaba que era el ritual de renacimiento demoniaco sentí una mano la cual comenzó a acariciar mi rostro

Esto era peligroso, aun no sé dónde estoy y porque estoy aquí, pero lo que más me preocupa es que me siga acariciando ya que soy muy sensible a sentir cosquillas y sé que si sigue haciéndolo una sonrisa aparecerá en mis labios.

— Sé que estas despierta, no debes de fingir — me dijo aquella voz que de alguna manera la conocía.

Sin más opción abrí mis ojos y me encontré con un hombre de unos 35 años el cual me observaba detenidamente, Aleje su mano de mi rostro e inmediatamente me levante de la cama para alejarme de él.

— Aléjate de mi, ¿Quién eres?, ¿Por qué me trajiste a este lugar? — le preguntaba mostrándome tranquila, pero en mi interior había algo de desesperación por conocer la verdad

— No me esperaba esto padre, si que despertó muy temprano, pero ¿Por qué no te recuerda? — dijo el chico que estaba a su lado de unos 25 años de ojos verdes y cabello castaño claro como Abaddon

— Debe ser un efecto secundario del ritual — contesto el hombre el cual comenzaba a acercarse a mi lentamente — Isabel ¿no me recuerdas?

— ¿Cómo sabes mi nombre? — pregunte viéndolo detenidamente, al figar su mirada con la mía pude de alguna manera saber que no me aria daño, razón por la cual me calme

— Tranquila — se acercó completamente hasta quedar frente a mi — cierra tus ojos y concéntrate sobre lo que paso hace 10 días, recuerdas un dolor tan insoportable que decidiste enfrentar el cual duro solo unos minutos pero para ti debió de haber sido como días, recuerdas que al terminar te tome en mis brazos.

Hice lo que me dijo y me concentre para tratar de recordar lo que paso, tenía pequeños y vagos recuerdos los cuales se fueron haciendo cada vez más claros hasta que recordé todo, lo la muerte de mis padres, Daniel, Alan y la decisión que tome de convertirme en demonio. Abrí mis ojos.

— Abaddon — dije mientras que con un rápido movimiento me acerqué a él para abrazarlo

— Me alegra que hayas recordado — me dijo correspondiendo el abrazo

— Bueno ya basta, padre sabes no quiero una madrastra con 500 años menor que yo — dijo el chico que solo nos miraba a lo que Abaddon rio ante el comentario

— En realidad, no tengo esas intenciones, pero ya es hora de que ustedes se conozcan.

— Sabes que no me interesas las relaciones de ese tipo

— No me refiero a eso Agramon, ahora ustedes son serán hermanos

— Espera. ¿de qué hablas padre? — dijo Agramon mostrando un gran descontento

— Lo que escuchaste ahora — Abaddon se quedó pensativo un momento — creo que necesitas otro nombre — me dijo

— ¿de que hablas?, Isabel esta bien

— Isabel no es un buen nombre para un demonio, este nombre te causaría bastantes problemas y por el momento no podemos darnos el lujo de entrar en conflictos, lo mejor será darte un nombre nuevo que sea perfecto a tu personalidad y nueva vida — mire a Agramon el aún estaba molesto

— Padre no acepto esto, pero tampoco te traicionare, pero a esta chica no la aceptare hasta que demuestre que se merece ser un demonio — salió de la habitación

— No le tomes mucha importancia sé que se llevaran bien en algún momento, ahora creo que tengo el nombre perfecto para ti

— ¿Cuál será? — pregunté, no me encontraba muy conforme, pero si decidí volver a comenzar tengo que empezar desde cero

— Astartea será tu nuevo nombre

¿Astartea?, no sonaba tan mal, pero aun así no creo que me olvide de mi primer nombre. Abaddon me enseño la casa, era bastante grande y me explico que desde ahora viviría en el mundo de los demonios y que en el no había sol y la luna era de un color rojo.

— ¿Es la misma luna que me convirtió en demonio? — pregunte por curiosidad

— Se parecen pero no sin la misma, la luna que te convirtió en demonio solo puede ser invocada en un lugar y solo puede ser por un demonio poderoso que esté dispuesto a correr un gran riesgo

— ¿riesgo de que hablas? — le pregunte mientras llegábamos a la sala de estar donde nos sentamos en los sofás

— Cuando un demonio realiza el ritual de renacimiento demoniaco absorbe gran parte de sus energías es decir su poder, justo ahora me encuentro en una -situación en la que me podría atacar cualquiera de mis enemigos y matarme

— Si eso es así, ¿Por qué me convertiste en demonio?




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