Astartea el ángel del infierno

Capítulo 4

Ha pasado un año desde que llegue a este mundo, cada día que estuve aquí fue solamente de entrenamiento con Abaddon y Agramon pero aunque haya mejorado sigo siendo débil a comparación con un demonio lo cual es estresante porque significa que nunca podre salir de este lugar y ver lo que hay más allá de lo que solo conozco.

— Eso dolió — me queje cuando caí al suelo por culpa de Agramon

— Llevo oírte decir eso desde hace un año — me contesto Agramon

— Y lo seguiré diciendo — me levante molesta

— ¿Qué te sucede? — me pregunto preocupado

— Nada, estoy bien

— Vamos Astartea te conozco y no estas bien

— Que esperabas, hace un año que entreno y aún sigo siendo débil, no te he podido ganar ni una sola vez — conteste triste

— Si tu cuerpo es débil y eso ya esta claro que no cambiara pero en cambio demostraste tener una gran agilidad y resistencia lo cual te ayudara cuando te enfrentes a los demonios

— Pero no es suficiente para de Abaddon me deje salir

— Ahora entiendo, y te comprendo si estuviera siempre en casa por un año me desesperaría completamente — me dijo tocándome el hombro para darme ánimos — si quieres podemos seguir un rato más afuera antes de volver a nuestra aburrida casa, claro que no debemos entrenar forzosamente, podemos hablar de lo que tu quieras

— ¿enserio? — le pregunte emosionada

— Claro

Ambos nos sentamos debajo de los árboles y Agramon me contaba cómo era el mundo de afuera y las personas que conocía. Cuando nos conocimos él no me aceptaba pero ahora que ha pasado un año entero juntos parecemos verdaderos hermanos aunque siempre lo llamo por su nombre pero gracias a el pude desarrollar mi poder especial por lo cual se que no me miente cuando dice que me quiere que es muy raro.

— Sabes ya ha pasado un año y sigues llamándome por mi nombre al igual que a nuestro padre — me dijo Agramon — creo que el se pondrá feliz si te escucha llamarlo padre

— Bueno no estoy acostumbrada, dime ¿también te pondría feliz que te llamara hermano? — note un sonrojo de su parte que trataba de ocultar

— Sabes no debo de utilizar mi poder para saber que en realidad quieres que te llame hermano — reí

— No me importa como me llames y deberíamos de irnos esta anocheciendo —dijo levantandoce

— Estoy muy cansada para caminar — fingí estar cansada — cárgame hasta la casa

— Claro que no eres muy pesada

— Mentiroso — le conteste fingiendo estar molesta molesta

— Bien te llevare en mi espalda — cuando subí a su espalda le dije lo que tanto quería — gracias hermano — dije con un tono tierno y aunque no podía verlo podía sentir que estaba avergonzado y feliz

Cuando llegamos a nuestra casa Abaddon nos estaba esperando en la sala para decirnos algo muy importante, ambos nos quedamos sentados y fue cuando nos dijo que estaría ausente por dos días ya que tenía algunos negocios que atender con el tercer demonio mas fuerte y en conclusión solo nos recordó que debía seguir entrenando y que nos cuidáramos. Al siguiente día fue totalmente normal, me aliste para entrenar cuando mire a mi hermano muy feliz.

— ¿a que se debe esa sonrisa?

— Es una sorpresa — me dijo aumentando mi curiosidad

— Vamos dime

— Si lo hago ya no sería una sorpresa

— Y solo tengo que esperar unos minutos antes de que me digas todo — le conteste ya que lo conocía muy bien

— Si tienes razón, bien iremos a que conozcas el territorio de nuestro padre

— ¿Qué? — pregunte sorprendida

— Como dije hoy será el día en que saldrás de tu aburrida rutina de entrenar

— Pero, nuestro padre aun no me autoriza salir — conteste triste

— El no lo tiene que saber

— ¿le mentiremos?

— Se que no te gusta hacerlo, pero es por una buena causa además te estará cuidando el hijo de Abaddon uno de los más poderosos, no te pasará nada solamente tenemos que cuidar el no decir que eres mi hermana y que antes eras humana

Dude por largos minutos, pero finalmente Agramon me convenció y salimos por fin de mi aburrida rutina, salimos de la casa y tomamos la dirección contraria al lugar en que entrenábamos hasta bajar de la gran colina donde estaba la casa, había unos cuantos arboles bloqueando mi vista pero cuando por fin llegamos mire lo que siempre me imaginaba y soñaba conocer, el mundo demoniaco. Observe que no era tan diferente al mundo humano, había casas y lugares para comprar cosas básicamente la única diferencia es que todas estas personas eran demonios y no humanos y claro el cielo con aquel tono rojizo de siempre.

— Sabia que te sorprenderías al saber que no hay mucha diferencia con ya sabes — me dijo mi hermano

— Si me sorprende todo esto, si que es extraño ¿todos los territorios son así?

— En realidad no, si fueras al territorio de Amazarac encontrarías un enorme castillo donde el vive y las casas de sus habitantes solo algunas estarían en perfectas condiciones es decir solo para los mas fuertes que pueden defender sus hogares y robar a otros

— ¿y el otro territorio?

— Ese sería Cupai su territorio lo conocerás algún día y a él, su territorio está lleno de los más grandes peligros para poder a prueba a los demonios, los que habitan en el viven como nosotros pero lo mas importante es que tiene la única escuela en este mundo en el cual los demonios se ponen a pruba cuando están entre la edad de 100 a 500 años, algún día tu asistirás a esa escuela para demostrar que eres una digna demonio

— ¿espera?, ¿entonces el entrenamiento no sirve?

— Claro que sirve, todos los demonios que asisten han entrenado, simplemente te enseñan a mejorar esas habilidades que ya poseen y en tu caso es necesario tu entrenamiento o no dudarías ni un día, puede que esté prohibido matar a otro, pero no el que te dejen herida gravemente

— Sí que no hay mucha diferencia con mi mundo creo yo — le contesté mientras observaba a los demás caminar, me di cuenta que no había ni un solo niño como dijo mi hermano los ocultan hasta que tienen la edad suficiente para salir.




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