Astartea las historias no contadas

Capítulo 3

Pasado de Acatriel

Era el momento, una nueva generación de demonios estaba naciendo, muchos de ellos ni siquiera llegaban a ver la luz en el territorio del terrible Amazarac ya que ordenaba matar a todos aquellos que fueran encontrados, ¿Por qué? Fácil para el su pensamiento era si los fuertes lograran sobrevivir, si no lo son morirán y dejaran de estorbar en su preciado territorio, pero lo más terrible y oscuro era que los demonios podían matar a sus propios hijos ya que al hacerlo cuando recién nacían, regresaba la juventud a sus padres. Mientras que en el territorio de Abaddon todo era diferente podrías tener a tu hijo sin la preocupación de que alguien los buscara y los matara, pero aun así debía de existir precaución porque no todos respetaban las reglas y era fácil tomar venganza con los hijos de los demonios si estos se preocupaban por ellos, por eso había la regla de mantenerlos ocultos.

En el territorio de Amazarac una pareja de demonios había tenido a su primer hijo, este se parecía a su padre, teniendo cabello negro y ojos tan rojos como la luna, para ellos era un símbolo de fuerza ya que sus antepasados que nacían con este color de ojos eran fuertes y con un gran poder especial, el hombre de nombre Bali abrazo a su hijo fuertemente, seguido de su agotada esposa Unsere que lo veía con gran felicidad y a la vez con tristeza ya que lo dejaría con una amiga suya en unos días, de esta forma su preciado hijo estaría a salvo de cualquier peligro, ella no podía ir con él porque sería sospechoso y además necesitaban seguir en ese horrible territorio harían todo lo necesario para ayudar a Abaddon y a Yecum a deshacerse de una vez por todas del demonio más problemático de todos y ese era su enemigo Amazarac.

—¿Cuántos días hay que esperar? — pregunto la madre de Acatriel

—14 días, es lo necesario, por ahora tendremos que protegerlo después podremos decir que fue asesinado y no sospecharan de nosotros por no volvernos jóvenes, habrán pasado los días necesarios para que no funcione el regreso de nuestra juventud — contesto el padre de Acatriel con tono de preocupación y angustiado

—Cariño por favor intenta no reunirte con Amazarac en estos días

—No puedo hacer eso, es mejor estar cerca del enemigo, además él sabe que tu darías a luz, eso es algo que no podemos ocultar

La mujer disfruto esos 14 días con su hijo lo más que pudo, hasta que llego el día 15, ese día en la noche salieron del territorio a toda velocidad, era peligroso, pero más era dejar a su hijo en ese territorio donde no existía la palabra amor. Cuando llegaron al territorio de Abaddon, se reunieron con este gran líder quien los recibió amablemente, ya tenían un plan elaborado, el niño se quedaría con otra familia de demonios, pero aun así Yecum intento que los padres de Acatriel cambiaran de opinión, pero no pudo lograrlo.

— Unsere, deberías considerar nuevamente mi propuesta, podríamos cuidar a tu hijo y protegerlo — dijo Yecum cálidamente

— Lo se Yecum, pero no quiero causarles problemas, es mejor dejar a Acatriel con alguien que no tenga ninguna relación cercana con nosotros, sé que Gomory lo cuidara — Yecum miro a su amiga nuevamente, sabía que no cambiaría de opinión — está bien, pero lo visitare de vez en cuando para comprobar que todo este bien

— Gracias Yecum

Ambas amigas se despidieron, Bali, Unsere y Abaddon se fueron a casa de Gomory quien cuidaría al recién nacido Acatriel junto con su hijo Dumah, una vez ahí la madre le dedico unas bellas palabras a su hijo.

— Acatriel esto que hago es para protegerte, pasara un largo tiempo antes de volverte a ver, pero recuerda que te quiero hijo mío — le dio un beso en la frente de su hijo y se fue junto a su esposo

Tal como prometió Yecum, visitaba al pequeño Acatriel cada quince días para estar segura que este se encontraba bien, y así pasaron los años, ambos niños crecieron juntos y se volvieron amigos inseparables. Cuando Acatriel cumplió cinco años se notaba lo inteligente que era, rápidamente de alguna forma comprendió lo que le hablaban de su verdadera madre quien nunca había visto pero a la vez se sentía molesto de esto.

Era un día como cualquier otro cuando Yecum llego de visita como siempre, el pequeño Acatriel era muy alegre cuando lo visitaba porque siempre le contaba sobre sus padres.

— Yecum — grito el pequeño Acatriel emocionado

— Acatriel, recuerda que no debes gritar — contesto Yecum amablemente

— Lo siento — contesto apenado Acatriel mientras recibía una acaricia en la cabeza

— Hoy tengo que hablar con Gormory temas de adultos, cuando terminemos te contare una buena noticia — le dio una cálida sonrisa al niño y este asintió felizmente

Ambas mujeres comenzaron hablar, el tema era simple Unsere planeaba visitar a su pequeño hijo, pero tenían que planear la forma en que sería hecho, primero no podía llegar a su casa simplemente, por lo cual se verían en el bosque y Yecum sería la encargada de llevarse a Acatriel sigilosamente durante la noche, de esta manera seria mas fácil pasar desapercibida.

— Mientras mi hijo y yo no estemos en peligro alguno, puedes hacer lo que te plazca Yecum — contesto Gormory fríamente ya que realmente no tenía mucho interés en Acatriel, pero le debía un favor a Unsere y Bali por lo cual no pudo negarse cuando le pidieron cuidarlo

Al terminar la plática, Yecum le dio las buenas noticias a Acatriel, pero claro tendría que esperar diez días antes de poder verse. Acatriel estaba feliz, finalmente podría ver a su madre, él siempre se imaginaba a una hermosa mujer fuerte, amable y llena de amor para él o eso es lo que esperaba, ya que Gormory, aunque quería a Dumah no era de esa forma, sabía que la mayoría de los demonios no eran así, pero Yecum era diferente y deseaba que su madre fuera cariñosa como lo era ella.

Al llegar la noche, Yecum saco a Acatriel y fueron al bosque donde una sombra salió entre los árboles, dejando ver a una mujer de cabello negro y ojos color azules, esta al ver a su hijo tan grande y a la vez aun siendo un niño soltó lágrimas de felicidad e inmediatamente le tendió sus brazos para que el pequeño fuera hacia ella y se dieran un largo abrazo.




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