003: Perímetro
Asterión cargaba a Niko aún noqueado y Laconia cargaba ambos sacos de suministros mientras caminaban lentamente por el laberinto.
-¿No deberíamos apurarnos? El campamento podría estar siendo atacado ahora mismo.
-Tranquila, si los myrmekes nos atacaron solo puede significar que o el campamento ya cayó y no hay nada que hacer, o que están preparando otro ataque y están vigilando las rutas para que no lleguen refuerzos, sea cual sea la situación a este ritmo llegaremos en solo cinco ciclos de una clepsidra, nuestra prioridad ahora mismo es que te recuperes, luchar contra treinta myrmekes no debe ser fácil.
-Solo fueron treinta no es nada.
“Solo treinta” pensaba Asterión como si no fuera un batallón completo.
-También deberías contar al muerto en mi espalda.
Las suaves risas de ambos resonaron ligeramente por el laberinto y lentamente el “muerto” comenzó a agitarse hasta que finalmente despertó y bajó lo más rápido que pudo dé la espalda de Asterión.
-¿Dónde estamos?
-Aún seguimos en el laberinto muchacho, ya estamos por llegar.
-¿Y qué pasó con las hormigas?
-Deben estar las treinta en el estigio ahora mismo.
Niko se quedó congelado al escuchar eso, si bien las bendiciones de los dioses permitieron a los helenos conquistar parte de la superficie, el subsuelo del laberinto que antes ocupaban los humanos se ha vuelto dominio de los myrmekes y para un solo soldado común le sería imposible sobrevivir a tal enjambre, Asterión simplemente puso su mano en su hombro mientras sonreía.
-Ya te acostumbrarás.
...
Faltaba poco para llegar al campamento, la media falange lo notó por la cantidad de myrmekes muertos en el camino y el olor a putrefacción, los cuerpos llevaban ahí un día completo, Niko se detuvo al encontrar el cadáver de un hoplita.
-¿Por qué la ayuda no llegó antes?
-Las hormigas priorizaron matar a los mensajeros, llegar al campamento toma la mitad del día y solo tiene dos salidas, debió ser fácil cubrirlas con sus números, el arconte desde la isla dio la orden ayer gracias su bendición de Apolo, sin él quien sabe cuándo nos hubiéramos enterado.
-Mencionaste que él mismo viene a limpiar el nido, nos enseñaron que estos tienen al menos quinientas hormigas, necesitará por lo menos unos cincuenta hombres.
-No, el viene solo desde Scíathos.
Niko detuvo su caminar en seco.
-¡¿QUÉ?!
Laconia solo siguió su rumbo y Asterión se detuvo mientras reía y luego procedía a explicarle la situación.
-Parece que nunca has visto la fuerza de un arconte, es todo un espectáculo, además piénsalo, nos acaban de atacar treinta myrmekes, para destruir un campamento de este tamaño debieron atacar por lo menos unos trescientos y lograron enviar un mensajero hacia Scíathos, así que fueron erradicados, probablemente nos enfrentaremos a cien y el arconte a los setenta restantes.
-Lo dices como si nada, pero tienes razón si la señorita Laconia pudo con treinta el arconte debería poder con esos números.
Las llamas de Laconia que iluminaban el laberinto se adelantaron y frente a ellas había una enorme puerta destrozada, la media falange entró y vislumbraron una enorme habitación llena de estructuras de adobe repletas de sangre, un enorme calderón que colgaba en el techo estaba completamente apagado y el camino principal del campamento era una pila de cadáveres, en el templo del centro se vieron un par de luces generadas por algunas antorchas, los sobrevivientes de la masacre, Niko corrió de inmediato para ayudarlos, en el momento que se separó unos metros de sus compañeros un myrmeke saltó de uno de los edificios.
-¡NIKO!
Laconia corrió lo más fuerte que pudo, pero la distancia era demasiada, el myrmeke lanzó una estocada apuntando la cabeza de Niko, sin embargo este con unos reflejos extraordinarios agachó la cabeza la suficiente y desenvaino como un rayo, cortando el rostro de la hormiga en un destello, dándole tiempo suficiente para que fuera aplastado de un corte por Laconia, rápidamente entraron juntos al templo y recuperaron su aliento, la guerrera fue la primera en recriminar a Niko.
-Ten más cuidado niño, casi te perdemos en nuestro primer día.
Asterión les dio un abrazo a ambos mientras todavía buscaba aire para respirar luego de correr hacia el templo.
-Tú... Buenos... Reflejos... Uff, uff.
Niko aún estaba algo nervioso pero la preocupación de su equipo lo tranquilizó y le dio confianza para sentirse algo más cómodo.
-No es nada, el arconte me recomendó por mi velocidad, lo mínimo que puedo hacer es esquivar los ataques y darles oportunidades a ustedes. Eh, bueno, a Laconia.
Apenas se calmaron, dos hoplitas salieron de detrás de algunas columnas dentro del templo.
-¿Llegaron los refuerzos?
-Si... Fuah... Ahora sí, ejem soy Asterión polemarca enviado por el arconte Jasón del vellocino de oro, estamos aquí para rescatarlos, traer alimentos y defenderlos durante el resto del día mientras el arconte destruye el nido de los myrmekes.
Editado: 06.12.2024