Asterión sin estrellas

012: Frontera

012: Frontera

Asterión quien usualmente era el primero en despertar abrió lentamente los ojos y gratamente se dio cuenta de que los roles se habían invertido, sus compañeros trataban torpemente de ubicarse en un mapa mal dibujado por Laconia, el polemarca observaba en silencio con una enorme y presumida sonrisa mientras pensaba lo feliz que se sentía ser de utilidad para sus amigos.

-Estamos más o menos a veintisiete millas(1) de Helena, justó en el borde de la frontera con los hiperbóreos.

Laconia y Niko se miraron nerviosos, el tracio más que todos considerando su falta de experiencia.

-¿No deberíamos salir rápido de aquí? Es imposible que derrotemos a uno solo de ellos.

Asterión se llevó una mano a la cabeza para rascarse, despreocupado del nerviosismo de su equipo.

-Nunca salen lejos de su capital, es imposible que nos encontremos uno, sin embargo sus sirvientes son otra historia.

-Autómatas.

-¿Ha luchado contra algunos, señorita Laconia?

-Dos veces, ninguna valió la pena.

-¿A qué se refiere?

-No son enemigos que puedas asesinar de un solo golpe, tu único recurso es desgastarlo y están construidos para resistir.

-Además eso fue antes de que trabajara conmigo así que yo estoy como tu Niko, solo los conozco en teoría, mientras mantengamos un perfil bajo deberíamos estar bien tampoco es que sean muy rápidos. Marcharemos después de desayunar.

-¿Oveja?

-Oveja.

La falange marchaba tranquilamente hacia el sur, los árboles cerca del territorio de los hiperbóreos eran anormalmente grandes, incluso un cíclope podría esconderse entre sus troncos, por lo que Laconia parecía preocupada por una emboscada.

-¿Por qué este bosque es tan inmenso? No recuerdo que cerca de la capital sean de este tamaño.

Asterión no dejaba de mirar hacia arriba tratando de calcular el tamaño de los troncos.

-Tampoco estoy seguro, que yo recuerde los hiperbóreos no reciben bendición de ningún dios de la naturaleza y si este fuera territorio de algún sátiro ya estaríamos muertos.

Niko adelantado les señalo que se detuvieran e hicieran silencio.

-Señorita, suba al capitán a una rama.

Niko escaló hasta la rama más escondida que pudo encontrar y Laconia cargando a Asterión le siguió, la rama era tan gruesa como un camino por lo que les fue sencillo esconderse, apenas volvió el silencio escucharon múltiples pasos en el pasto, la bestiaria y el tracio tenían sus armas en mano mientras observaban a los visitantes, Asterión suspiro levemente, pensando en el difícil oponente que se esperaba encontrar, pero sus ojos se abrieron de par en par al ver que eran un gran grupo de cinocéfalos(2), seres humanoides con cabeza de animal y cuerpos peludos humanoides, el nombre solo significa cabeza de perro, pero sus apariencias varían a todo tipo de animales, los minotauros creen que los helenos vienen de los cinocéfalos con cabeza de cerdo y los helenos creen que los cabeza de vaca son ahora los minotauros, pero ambos niegan el parentesco, ya que solo poseen cuatro dedos. Del grupo la mayoría tenían cabeza de oveja y ciervo, sus orejas tenían claras perforaciones.

-¿Más esclavos liberados?

Laconia bajó su espadón y tocó el hombro de Niko para que también descansara.

-¿Qué hacemos polemarca?

Asterión los observaba preocupado y con su mano tapando su boca cerró sus ojos lentamente.

-Dejémoslos pasar... No son nuestro problema.

Laconia miró a Asterión y bajo la cabeza junto a él, Niko parecía confundido.

-¿Estás seguro? Ganaríamos un montón de tetradracmas(3) solo por capturar uno.

-Nuestro trabajo es volver Niko, no llevar perros perdidos a sus dueños, vámonos.

El grupo de cinocéfalos a pesar de llevar ropas sencillas y apenas unas cuantas armas parecían preparados para el viaje, eran un grupo de al menos cincuenta y empezaron a armar un sencillo asentamiento.

-Se van a quedar aquí Asterión, volvamos.

Laconia agarró a ambos y escaló hasta lo más alto del árbol para planear hacia el sur, Asterión que iba mirando hacia el suelo recibió un destello de luz reflejado en lo que parecía ser metal.

-Alto, hay un autómata caminando hacia donde estamos.

Niko miró hacia abajo.

-No, va hacia los cinocéfalos, pasémoslo planeando los animales nos servirán de distracción.

Laconia miró a Asterión, él estaba en silencio mirando hacia abajo, ella sabía lo que él estaba pensando, pero el polemarca necesita un empujón para seguir sus convicciones.

-Sus instrucciones polemarca.

-… Volvamos.

El joven tracio no pudo guardar el silencio.

-¡¿Qué, para qué?! Podemos surcarlo perfectamente.

-Soldado, confía en tu polemarca y sigue sus órdenes, volvemos.



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En el texto hay: tragedia, magia, guerra

Editado: 06.11.2024

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