013: Deuda
Todos los helenos reciben educación básica hasta los doce años y todos saben quiénes son las cinco razas benditas por los dioses: Minotauros, Helenos, Hiperbóreos, Sátiros y Ninfas. Estas razas están ordenadas según el control y tamaño de su alma, los minotauros en la parte más baja apenas pueden extenderla más allá de sus cuerpos y las ninfas tienen espíritus tan masivos y con tanto control que directamente crean paisajes enteros. Pero este orden no es eterno, si una raza pierde el favor la que se encuentra un escalón más abajo puede elevarse, es uno de los motivos del por qué minotauros y helenos llevan más de cien años en guerra. La otra forma en que este orden puede cambiar, es con una sexta raza, que augura la caída de una de las otras, porque cuando una raza comienza a recibir el favor, otra lo irá perdiendo, hasta desaparecer.
…
Niko se había lanzado al ataque sin esperar las órdenes del polemarca, incluso usando su bendición “Πατέρας” sin que Asterión se diera cuenta. La cierva lanzaba una flecha tas otra, al ser descubierta ni siquiera se molestaba utilizaba el carcaj de su espalda, sus proyectiles se formaban de entre sus dedos, las flechas no solo tenía su cuerpo de madera, la punta parecía de una garra desfigurada y una pluma corta en la base, la cinocéfala formaba flechas completas.
-Asterión ¿Qué hacemos?
El polemarca estaba congelado, frente a él estaba lo que podía ser la destrucción de los helenos, la primera cinocéfala en la historia con cinco dedos, asesinarla evitaría quizá por cuanto tiempo que los cinocéfalos asciendan al poder.
La agilidad de Niko era inmaculada, ni una sola flecha lo alcanzaba y varios cinocéfalos se lanzaron a atacarlo.
-¡ATRÁS!
Las órdenes de la cierva fueron escuchadas, el heleno tenía su espada lista para cortarlos en el camino, al verlos retroceder lanzó la primera esfera eléctrica, pero antes de que impactara desde el hombro de la cierva surgió un enorme cuerno que redujo el daño.
-¿Qué es esto?
Ni Niko ni ningún heleno había visto antes un favor así.
-¡ASTER!
Asterión volvió en sus sentidos.
-¡DETÉN A NIKO!
Laconia se lanzó lo más rápido que pudo a detener el enfrentamiento, el cuerno de la cierva se retrajo en su cuerpo hasta desaparecer, pero más esferas iban en su camino, al ver que no soportaría tanto daño se corrió a interceptar al tracio. Niko pensó que tenía la victoria asegurada y su primer corte se hacía camino desde la hierba hasta la cabeza de la cinocéfala, pero ella transformó la piel de su brazo izquierdo en duras escamas, la espada se enterró, pero no corto el brazo, mientras tanto su mano derecha se volvía una enorme zarpa de oso, directo hacia el rostro del hombre quien giró su cabeza evitando una herida mortal, pero un profundo corte cubriendo todo su pómulo hasta el hueso se había formado, además de perder su espada que seguía enterrada en el brazo de la bendecida.
-Bastardo.
El anillo de Niko se iluminaba para llenar su mano de rayos y un pequeño aro de la cierva brillaba mientras un largo cuerno nacía de su antebrazo derecho, antes de que ambos dieran el golpe mortal Laconia se interpuso, deteniendo los brazos de ambos antes del final.
-¿Qué haces? Si no la matamos nacerán más como ella.
-¡Suéltame demonio!
Asterión se acercaba lo más rápido que podía, los demás cinocéfalos intentaban torpemente rodear a Laconia, se notaba que nunca antes habían luchado, el miedo reinaba en todos.
-Niko, ven aquí.
Laconia lo soltó, el tracio se levantaba lentamente con su mano en el pómulo cortado hasta quedar al lado de Asterión.
-Escúchame cinocéfala, yo sé que somos tus enemigos, pero ahora mismo estamos en territorio hostil para ambos, ayúdame y te ayudaremos.
La cierva no pudo evitar reírse del heleno.
-Ustedes asesinos sin corazón, preferiría morir que recibir su ayuda.
Sonidos metálicos se escuchaban a lo lejos, otro autómata, luchar contra ellos los desgastaba más y más, Niko ya no tenía favores y muy probablemente la cinocéfala tampoco porque no utilizó uno contra el tracio.
-Quizás tú preferirías morir ¿Pero y tu gente?
El grupo de cinocéfalos estaba asustado, tratando de observar de donde venían los ruidos, muchos solo eran niños.
-Vuelve al sur.
-Claro porque así en vez de morir por esas cosas, volveremos a ser esclavos.
-Te lo juro por-.
-Basta de sus promesas vacías, déjennos morir por nuestra cuenta en paz.
-… Laconia, Niko, encárguense de los autómatas, yo llevaré a los cinocéfalos al sur.
Ambos guerreros abrieron sus ojos lo más que pudieron para observar al polemarca por la sorpresa, Niko incluso agarrando su brazo.
-¿Y quién te defenderá? Capitán, lo asesinarán apenas se separe de nosotros.
-Esta vez estoy de acuerdo con Niko, aunque los ayudes su odio por los helenos es mucho más grande.
Asterión retiró la espada enterrada en el brazo de la cierva.
Editado: 06.11.2024