Asterión sin estrellas

014: Alianza

014: Alianza

Los cinocéfalos y la falange se habían asentado cerca de un río, la noche ya estaba sobre ellos, fogatas alejaban la oscuridad mientras los niños dormían en sus carpas y los adultos preparaban sus herramientas para mañana. Afuera de la carpa más grande del asentamiento vigilaban la entrada Niko y Laconia, su líder se encontraba y a pesar de que estaban hambrientos de descubrir como Asterión se ganó a los cinocéfalos, ambos obedecieron su orden de vigilar hasta que terminen de negociar.

-Señorita ¿El capitán conoce algún cinocéfalo?

-No que yo sepa.

-Sabes mucho menos de lo que esperaría para llevar trabajando con él cuatro años.

-No habla mucho del pasado, siempre está más preocupado de pensar su próxima artimaña.

-“No mucho del pasado” entonces algo le ha contado.

-Sé que Jasón lo ascendió a polemarca a tu edad.

-¡¿Eh?! Pensé que se había vuelto polemarca gracias a usted.

-Todos lo creen así.

Algo de envidia le nació al hombre al pensar que Jasón si decidió conocer en persona a Asterión a su edad, pero no al joven tracio.

-Ahora que lo pienso usted mencionó de que solo había trabajado con él, pero si se conocen hace cuatro años ¿Cómo es posible?

-… Los términos de mi servidumbre fueron… Complicados antes de Asterión.

-El capitán me dijo que me contaría sobre cómo se ganó su respeto y de cómo decidieron trabajar juntos en Scíathos, pero la polis ya no existe y no parece que llegué el momento ¿Sería demasiado pedirle?

Una tenue sonrisa nació en el rostro de Laconia.

-Bien, te contaré que sucedió.

Dentro de la carpa Asterión estaba sentado frente a la cierva de cinco dedos, el hecho de que comiera carne le intrigaba al polemarca, este último también tenía un plato de comida servido, pero no parecía interesado.

-¿No vas a comer nada heleno?

-Quiero comer junto a mis soldados.

-Como quieras.

Al ver que el hombre seguiría observando como ella comía decidió dejar el plato de lado y empezar con la reunión.

-¿Quién eres?

Lo abrupto de la pregunta desconcertó un poco al polemarca

-Mi nombre es Asterión, soy un polemarca del arconte de la luz; encargados de explorar, mapear y limpiar el laberinto.

-Estás bastante lejos del laberinto ahora mismo.

-Bueno, hubo algunas complicaciones ¿Podría decirme su nombre?

La cinocéfala tomó su mentón en una obvia pose para concentrarse.

-Artemisa.

-¿Tu diosa no te castigará por usar su nombre en vano para engañar a otros?

-Me da igual, ella ya me bendijo, haré lo que quiera con su nombre.

Asterión agarró la parte de atrás de su cabeza, en un intento de demostrar una extraña sensación de decepción al ver que la mujer ni siquiera se esforzó un poco en ocultar su nombre.

-Por favor usa otro nombre, los helenos no seremos bendecidos por la diosa de la caza, pero si sabemos su existencia.

La cinocéfala miró hacia abajo para pensar rápidamente otro nombre, esta vez no pareció concentrarse mucho.

-Lita…

-¿Ese es tu nombre real u otro alias?

La cierva sonrió al instante de escuchar esas palabras.

-No te lo diré

Asterión sentía que trataba con un niño.

-Bien “Lita” ¿De dónde saliste? Si fuiste una esclava en helena es imposible que hayas ocultado esos cinco dedos por toda tu vida.

-¿Nuestra charla no iba a ser sobre matar al arconte y liberar a los esclavos?

Lita mencionó en un tono agresivo, casi como una amenaza.

-Entiendo, dime que quieres saber y a cambio dime lo que yo quiero saber.

-¿De verdad crees que estas en posición de negociar? Dime tu plan, lo ejecutamos y luego te largas.

La cierva tenía su arco entre sus manos.

-Si, si lo creo, si me matas ahora tendrás que luchar contra un demonio haya afuera e incluso si logras ganar, ahora mismo tú y tu pueblo están contra la espada y la pared, autómatas al norte y helenos al sur.

La cinocéfala bajó su arco.

-Peor aún, si los helenos o los hiperbóreos descubren tus manos ¿Qué crees que va a pasar? Quien sea que te encuentre descubrirá la verdad y exterminaran a todo tu pueblo, ahora mismo tú eres la llave para la salvación o la destrucción de toda tu gente.

Lita tensó su arco.

-¿Y qué eres tú, que me asegura que apenas cumplas tu objetivo nosotros no seremos la siguiente víctima?

-… Yo solo soy una puerta más, si es una buena o una mala tendrás que decidirlo ahora.

La mujer cerro sus ojos con fuerza, su decisión ya estaba tomada, pero aun así por dentro tenía miedo, miedo de perder lo poco que le quedaba.



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En el texto hay: tragedia, magia, guerra

Editado: 06.11.2024

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