016: Traiciones
Los tracios son los guerreros más ágiles de las falanges, antes utilizaban dagas para luchar contra los minotauros y las bestias del laberinto, pero les era muy difícil causar heridas profundas, cambiaron a espadas cortas y si bien ahora las estocadas causaban daño letal, las hojas eran fácilmente repelidas por escudos o armaduras, fue ahí que nació la espada sica, una hoja doblada hacia dentro que al conectar con la carne del oponente desgarraba a la víctima como si fuera una zarpa de león con una empuñadura, ahora todos los tracios son entrenados en esta espada, al igual que los criminales, después de todo es sencillo acertar golpes mortales con esta arma, arma que ahora mismo rodea el cuello de Asterión.
-Niko, tranquilízate.
El arco de Lita y el espadón de Laconia apuntaban a la cabeza del tracio.
-Estoy tranquilo Asterión, pero lo que me cuentas es… Es una traición a todo lo que nos han enseñado, es difícil de creer…
-Entiendo, pero es la verdad, incluso si me matas aquí mismo, Jasón seguirá con el plan, el dioskuroi va a morir.
-Lo sé… Lo sé…
-¿Qué es lo que quieres?
La mente del joven se llenó de los recuerdos junto a su madre, descansando bajo uno de los pocos olivos que aún rodean la acrópolis, ellos son un símbolo de la paz y la coexistencia, justamente por eso han ido muriendo lentamente, ya deben quedar menos de cien y en cinco años más, menos de cincuenta, su madre ama los olivos.
-Quiero ganar la guerra Asterión.
-Entonces te pido que confíes en mí y en el arconte.
Recuerdos, en corto tiempo ya había sufrido varias cosas junto a esta falange, Niko confía en Asterión, pero la confianza no le asegura que todo saldrá bien, asesinar un arconte es el más grande de los sacrilegios en Helena.
-Lucha conmigo.
-¿Qué?
-Pelea conmigo, demuéstrame polemarca que tan dispuesto estas a cumplir con esta misión, me estás pidiendo que luche contra uno de los cinco hombres más fuertes de toda Helena, la ayuda de Jasón quizás nos asegure la victoria, pero no nuestra vida… No quiero morir capitán.
Lita miró el suelo y lentamente bajó su arco, la espada de Laconia seguía inamovible, a pesar de sus distintas reacciones las palabras de Niko resonaron en ambas.
-Demuéstrame que tienes la fuerza para ganarle a alguien cientos de veces más fuerte que tú.
-Está bien.
…
La enorme luna brillaba acompañada del firmamento, cada brillante estrella en el cielo era un ojo, un agujero en la sabana del universo por el que los dioses vigilaban a sus creaciones, favores y bendiciones eran enviados por medio de estos ojos a los nacidos con cinco dedos, Asterión no recibió ninguna bendición, un hombre sin estrellas sobre su cabeza, destinado abandonado por sus maestros, sus amigos, sus familiares y sus dioses.
-Señorita cierva ¿Podría crearnos espadas similares a la mía con su bendición?
Lita desde su mano generó 2 espadas tracias echas de hueso, mientras tanto Laconia intentaba convencer a Asterión.
-No puedes ganarle, busca una forma de detener esto u ordéname detenerlo por favor, Aster-.
-No hay forma de parar esto, no hay nada más que hacer.
-No puedo permitir que mueras, por favor, busca otra solución.
El polemarca solo le dio un abrazo con toda su fuerza a la bestiaria.
-¡No voy a morir compañero! Deséame suerte.
-… Suerte Asterión.
Niko le entregó la espada de hueso a Asterión.
-Yo no usaré mi bendición, solo nosotros y nuestras armas, ganarás si consigues que me rinda, me noqueas o me asesinas, lo mismo para mí, dime cuando estés listo.
Asterión observaba detenidamente la espada, no sabía bien que sentir en este momento ¿tristeza por tener que luchar contra su amigo, odio porque a pesar de todo su compañero sigue sin confiar en él? O tranquilidad, porque pase lo que pase, viva o muera el polemarca terminara ganando, ya sea un aliado o un descanso eterno.
-Estoy listo.
Niko levanto su brazo derecho con la espada apuntando a su amigo y con su puño izquierdo puesto al final del bíceps.
-Asterión, me contaste que le prometiste a tu amigo, que lo seguirían siendo pase lo que pase, quiero hacer el mismo juramento, si logras vencerme te seguiré hasta los confines del mundo.
-… Ya me dijiste eso niño.
-¿Lo hice?
-Si… Pase lo que pase, tú seguirás siendo mi amigo Niko.
-Igualmente…
El primer corte fue de parte de Niko, desde una postura baja lanzó un tajo horizontal directo hacia el cuello del polemarca quien se cubrió con su espada, sin embargo por la curvatura de la espada la punta de la espada alcanzó a cortar ligeramente la oreja de Asterión.
-¿Qué paso con de ser amigos?
El polemarca entre el choque de espadas intentó conectar una patada a la entrepierna del tracio, pero este simplemente se echó hacia atrás.
Editado: 06.11.2024