Asterión sin estrellas

018: Juego

018: Juego

Lita miraba constantemente a los escalones mientras subía detrás de Asterión y Jasón, no es que tuviera vértigo o miedo a las alturas, es solo que ella escuchaba constantemente pasos y cadenas a sus lados a pesar de no haber nadie, todos los cinocéfalos lo saben “una vez recibes la marca del arconte, nunca serás realmente libre”, ahí arriba se encontraba el creador del sello del caballo de dos cabezas, no solo un símbolo cruel usado como recordatorio de la posición del esclavo, sino que era un símbolo místico, quien tuviera el símbolo marcado en su carne moriría instantáneamente si así lo desea el arconte o si fuera impactado por cualquier favor heleno, una muerte fugaz e indolora y capaz de ser activada desde cualquier lugar del mundo con un simple chasquido de dedos del arconte, por supuesto, rara vez es necesario tal ultimátum, incluso si los esclavos se fugan pocas veces son exterminados de esta manera, después de todo son obra de mano necesaria para las ciudades y es mejor “enseñarles” a que escapar no es una opción, pero aun así el temor de tener un sello de muerte asegurada que puede detonarse simplemente por cualquier capricho de un piel de cerdo, vuelve incapaz a cualquiera de conciliar el sueño, este sello infame solo se creó ahí arriba, en el lugar más sagrado de los helenos, el Partenón.

El gigantesco templo parecía haber reemplazado el cielo, sus columnas eran incluso más gruesas que las murallas que defendían la ciudad, fue construido con dos objetivos además de ser una casa de adoración para los arcontes, fue pensado para que cuando los dioses helénicos bajaran a la tierra, pudieran tener un lugar donde descansar y por si Helena alguna vez volvía a la ciudad que nació de su nombre, pudiera estar orgullosa de en lo que se convirtió la polis.

-Henos aquí.

Lita se detuvo en la puerta, tenía miedo de preguntar, pero ya en este punto se sintió con un poco más de confianza.

-¿Qué hacemos aquí?

-Ah, solo quería jugar una partida de petteia con Asterión mientras discutimos el plan.

Asterión se agarraba el hombro con fuerza, estaba cansado y molesto, no tenía ganas de jugar, pero tampoco tenía otras opciones.

-¿Tiene que ser en el Partenón?

-Sí.

Al fondo del templo había una pequeña escalera que iba hacia el interior de la meseta, ahí existía un consejo de guerra, una gran sala específicamente hecha para conversar en secreto, solo reservada para los arcontes por motivos exclusivamente bélicos, pero a pesar de ser el ciudadano más viejo de Helena, a Jasón poco le importaba esa regla. Una vez bajaron por la escalera la entrada se cerró completamente con mármol e iluminados por decenas de antorchas en las paredes el arconte y el polemarca se sentaron para jugar.

-Estás muy callado Asterión ¿Estás nervioso?

-… La verdad es que si, esperamos bastante por esto y pareciera que todas las piezas están listas… El plan va a la perfección y eso significa que pronto algo va a fallar.

-Siempre tan precavido, niño mi trabajo es cubrir cualquier posible error.

El tablero estaba armado.

-¿El polemarca ya te contó el plan?

-Juntar la mayor cantidad de mis compañeros posibles y que yo lidere un escape por el laberinto, que el número de fugados sea tan grande que el arconte no tenga opción más que perseguirlos y ahí darle el golpe final.

-Bueno Asterión, pensé que no te gustaba contar tus planes ¿Quizás como es algo nuestro no te importa tanto?

-¡Callate! Tú sabes muy bien lo mucho que me importa este plan.

Comenzaron a jugar, Asterión movió su primera pieza.

-No podríamos ejecutar este plan si ti Lita, no importa que tan grande sea el número, los esclavos no son guerreros, no sobrevivirían en el laberinto, necesitábamos a alguien de los tuyos lo suficientemente fuerte, aunque no esperábamos que fuera un bendecido.

Asterión como siempre comenzaba a construir su defensa en el tablero, ahora era el turno de Jasón.

-Yo movilizare todos los esclavos que estén en otras ciudades hacia Helena con la excusa de que los minotauros están destruyéndolas por medio de rebeliones, ya hay más esclavos que helenos en la polis, imagina cuantos habrá una vez los llame a todos. Una vez reunido la carnada solo tendrás que escoltarlos por el laberinto, ustedes tendrán su libertad y nosotros nos quitaremos a ese tipo de encima.

Lita veía el tablero mientras el arconte y el polemarca movían piezas una y otra vez.

-Entiendo que ‘Terión quiere el puesto de arconte ¿Pero por qué lo ayudas, que esperas ganar de todo esto?

Jasón paró de jugar por un momento, parecía necesitar pensar bien su respuesta.

-Así que no le contaste todo Asterión.

-… No lo vi necesario.

Dudas se formaban en la mente de la cierva, pensó que el polemarca la había engañado con motivos maliciosos, pero si fuera así el arconte no hubiera hecho ese comentario.

-El primer motivo es porque sinceramente, los esclavos cinocéfalos nos dan más problemas que soluciones, mantenerlos sanos y en lugares habitables es muy costoso en términos de tiempo, principalmente porque de poco nos sirven en la guerra, tu especie es tan débil que ni siquiera sirven como desgaste para los minotauros, solo nos ayudan como mano de obra, pero piensa lo que dije antes “ya hay más esclavos que helenos en la polis”, no necesitamos a tantos de ustedes.



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En el texto hay: tragedia, magia, guerra

Editado: 06.11.2024

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