Asterión sin estrellas

025: Heleno

025: Heleno

Las últimas palabras que reciben los graduados de las escuelas de Helena quedan grabadas en la memoria de cada uno de sus estudiantes “Los tontos y débiles no tienen derecho a decidir cómo y dónde morirán, ustedes son fuertes así que aprendan y luchen”.

Asterión no recibió su título de polemarca a pesar de haber pasado la prueba, no lo reconocieron digno de recibir tal honor y toda Helena pensó que había hecho trampa, que alguien había hecho el trabajo por él y solo se aprovechó de la falta de vigilancia del sistema, aun así al escuchar esta noticia el arconte de la luz le concedió un deseo simplemente por curiosidad, este era el único con la creatividad suficiente para imaginar un escenario milagroso en donde un heleno sin ninguna bendición lograra entrar y salir del laberinto, el deseo de Asterión fue sencillo, que su único amigo no fuera a la guerra, fue cumplido sin ninguna objeción porque lo pensaron como un simple capricho del arconte; Tenían razón.

Bran y Asterión abandonaron la vieja biblioteca de la escuela y durante sus quince años intentaron fundar una herrería para los minotauros esclavos en Helena, herraduras de buena calidad para que no sufrieran tanto dolor en sus dañadas pezuñas, ambos practicaron el arte del metal creando todo tipo de herramientas, espadas, lanzas, ollas, cucharones y escudos, Asterión forjó su primer escudo de pésima calidad, totalmente pequeño, débil y deforme y aun así Bran decidió grabar el katádesmo de protección en él y guardarlo como un recuerdo, ambos trabajaron de sol a sol en su proyecto aprendiendo y luchando como pocos, pronto algunos esclavos decían que Bran era el único minotauro libre de toda Helena y lejos de verlo como un ataque lo veían como una pequeña gota de esperanza.

Los jóvenes pasaron los meses trabajando como mejores amigos, el minoico de Asterión mejoró hasta ser casi nativo y la fuerza de Bran creció junto a su tamaño, el toro siempre caminaba mirando hacia abajo para no empujar a su amigo al pasar, seguía siendo callado con el resto solo conversaba con su amigo, la mayoría del tiempo sobre trivialidades, alguna que otra vez sobre el futuro y una sola vez Bran le dijo a Asterión que quizás algún día recibirá su bendición, normalmente el chico se enojaba siempre que mencionaban ese tema, pero por primera vez se sintió optimista, todos los que pasaban por esa calle veían al hombre nacido bajo ninguna estrella sonreír mientras martillaba con sus delgados brazos trozos de metal quemado.

Con el tiempo ambos niños pasaban a su primer paso hacia la adultez, ambos herreros con dieciséis años forjaban tranquilamente repletos de ceniza, Bran había dominado el arte a la perfección mientras Asterión al verse superado decidió dedicarse a las cuentas y las ventas, fue apenas una semana del cumpleaños de joven heleno cuando ocurrió.

-¡¿Bran?!

-[Aquí.]

Ambos salieron de sus habitaciones, Bran iba armado con una espada mientras un enorme ruido de piedras cayendo se escuchó cerca de su hogar.

-El… El muro.

Ese día de marzo fue la única vez en toda la historia de Helena que una de sus murallas colapsó ante el ataque de minotauros, desde el muro cientos y cientos de guerreros entraban por sobre los escombros y luchaban contra los esclavos marcados y hoplitas, las casas de alrededor comenzaron a atrapar fuego y algunas de ellas tenían un extraño fuego ligeramente rosado, Asterión agarró un gran escudo, un casco y una bandana que le entregó a su compañero.

-[Cuida tu cabeza.]

Asterión decía esas palabras mientras apuntaba su frente, una sola bendición en el símbolo y sería el fin de Bran, sin embargo cada uno de los objetos entregados por su amigo tenían el katádesmo “Egida”, cada uno era un salvaguarda contra esta situación.

-Vamos.

El plan era sencillo, la entrada del laberinto en la base de la acrópolis era el punto más lejano de las murallas por lo que solo había que correr hasta allí y esperar que el ataque fuera repelido por las falanges y los arcontes, ambos corrieron hacia el centro donde ancianos y niños se protegían del ataque, con sus bendiciones formaban pequeños escudos para cubrirse y el laberinto estaba completamente sellado con piedra, todos los helenos mayores de diez años estaban armados, además de Bran.

-¡ES UN MONSTRUO!

Uno niño apuntaba a Bran con el dedo asustado mientras estaba agarrado a su padre, Asterión se puso en medio inmediatamente.

-Es un esclavo, esta de nuestro lado.

Si bien la esclavitud había sido parte de la cultura de los helenos desde hace siglos, la marca del arconte solo había sido creada hace poco más de veinte años, el número de esclavos en la capital crecía y crecía cada año gracias a esta y la población estaba con sus prejuicios en lo más alto, temían una rebelión y cualquier semilla de esta debía ser reducida.

-Yo te conozco niño, eres el sin estrellas, sin la bendición de nuestros dioses.

Desde el anillo del viejo padre desarmado una pequeña daga de piedra lentamente se iba formando.

-Dile a tu esclavo que suelte sus armas.

La pesada hacha de Bran probablemente no podía ser blandida por ninguno de los presentes, pero ese no fue el motivo por el que Asterión no se apartó del camino.

-Todos sabemos que eres un traidor sin estrellas después de todo no naciste siendo un Heleno, eres solo un esclavo más.



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En el texto hay: tragedia, magia, guerra

Editado: 28.02.2025

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