028: Luz
El cuerpo arrodillado del arconte temblaba de miedo, ira y asombro frente a Asterión, detrás del polemarca un ojo de luz observaba a lo lejos la situación.
-Jasón… Maldito tramposo.
Una flecha de lita inmediatamente se enterró en la pierna de Silao quien reaccionó levemente al dolor.
-Todavía no lo mates aún Lita, lo necesitamos.
Otra flecha salió de su arco, esta vez impactando contra el hombro del derrotado.
-Laconia.
El pulgar bajo el pie de la bestiaria estaba aplastado y rostizado pero aún podía volver a injertarse.
-Te entregaré este dedo y luego desharás tu quinto favor, eso a cambio de una muerte rápida.
El arconte recibía una tercera flecha en su mano mientras bajaba su cabeza, la punta de las flechas hacía crecer madera dentro de su carne y hasta sus huesos se empezaban a llenar lentamente de dolorosas astillas, sin embargo el guerrero no dio un solo grito de dolor, solo les recibía con una horrorosa risa.
-¿Cómo lo hiciste?
-¿Hmm?
-¿Fue todo esto plan de Jasón?
Una cuarta flecha impactaba contra el fémur, las venas del arconte parecían a punto de reventar; si bien podía ocultar sus sonidos su cuerpo claramente estaba en una terrible agonía.
-El plan hace ya mucho que se desvió de su camino original Silao yo solo decidí adaptarme, cuando uno de tus minotauros casi me asesinó Jasón decidió vigilarme con su luz.
-Ese maldito, vigilando nuestra pelea incluso mientras se enfrenta a Teseo.
-En ese momento solo esperé que te confiaras, algo que veo acostumbras a hacer. Libera tu favor Silao.
La horda de minotauros controlados seguía llegando hacia el laberinto incluso con el favor del arconte cercenado y su risa siguió haciendo eco por las paredes del lugar.
-Nunca pensé en una forma de liberarlos Asterión, ellos ya están muertos ¿Pero tú ya sabes eso verdad? Entonces ¿Por qué haces esto? Mátame de una vez.
-… No.
Una quinta flecha se enterró en el pecho del arconte, pero su corazón no se detuvo y en ese momento se dio cuenta del verdadero propósito de las flechas.
-¡ESPERA!
- Κυπαρίσσι -
Los aros de Lita brillaron mientras desde la punta de sus flechas crecía lentamente una madera dura y delgada que se enterraba en los huesos del arconte mientras este ya no pudo contener más sus gritos de dolor, el sufrimiento continuo sin ser asesinado hasta que finalmente cuando sus gritos cesaron fue consciente de su situación.
-Levántate.
Al oír las palabras de Lita su cuerpo se levantó de inmediato de una forma completamente antinatural, la madera dentro de su cuerpo se retorcía moliendo huesos, músculos y tendones simulando el movimiento de un animal, se había vuelto un títere de troncos y carne.
Pasados unos momentos todos los minotauros controlados por Silao cayeron al suelo, una vez la bendición terminó su efecto sus cerebros y nervios se fundieron por las descargas del arconte, sin ningún minotauro capaz de crear katádesmos de protección para evadir el favor la única solución fue ser controlados por el quinto favor de Jasón, sin embargo este solo puede imitar favores con la mitad de su fuerza lo que significa que la mitad de los cinocéfalos perecieron. Lita se acercó lentamente al arconte con lágrimas en sus ojos.
-Recibirás una flecha por cada ser que hayas esclavizado y será así año tras año hasta que hayas pagado por cada una de sus vidas, heleno.
Asterión puso su mano en la espalda de la cinocéfala.
-Tu gente ya es libre Lita, ve con ellos.
Su arco ahora apuntó al polemarca mientras Laconia se ponía entremedio.
-¿En serio esta era la única forma?
Los cinocéfalos ya eran pocos antes de ser esclavizados, se acostumbraron a ser desplazados de sus tierras por los minotauros y luego fueron encarcelados y utilizados por los helenos, ahora por su culpa su población se había reducido a la mitad a cambio de una nueva libertad que no les prometía ningún futuro favorable si ellos no recibían una bendición como Lita.
-Lo siento mucho Lita.
Niko se levantó con su último esfuerzo y se arrodilló frente a la arquera.
-Lo… siento.
Lita bajó lentamente su arco y su mirada.
-Ustedes y solo ustedes… están perdonados.
-Ha…ha…ha.
El arconte derrotado seguía riéndose a pesar de estar cubierto de su propia sangre.
-Cortaste una garra… ¿Ahora cómo vas a cortar la cabeza?... Asterión.
Laconia y Asterión se giraron a observar a Silao.
-Sé muy bien cuál es tu plan… Tú y yo queremos lo mismo y mira… Mira como terminara-.
Un golpe seco en la mandíbula del arconte casi la destruye por completo mientras Laconia evitaba que su enemigo siguiera hablando.
Editado: 18.06.2025