030: Cobarde
El cuerpo sin vida de Bran se enfriaba lentamente mientras Asterión sostenía su cabeza, el rayo de luz impactó la marca que encarcelaba al minotauro. Mientras Asterión lloraba desconsolado los arcontes y Teseo luchaban en una batalla sin sentido, cortaban y golpeaban una y otra vez al minotauro pero sus heridas sanaban sin importar la cantidad de daño que recibiera.
-Lo siento mucho Bran, lo siento mucho.
El joven heleno se levantó mientras limpiaba sus lágrimas con sus sucias manos y alzó su mirada hacia el Partenón, la luz de Jasón resplandecía en el viejo templo a pesar de que el arconte estaba aquí en la tierra. El futuro polemarca decidió investigar sin importarle el riesgo hacia su vida, corrió con todas las fuerzas que le quedaban hacia el templo mientras la batalla seguía en los escombros de la ciudad.
Su cansado cuerpo consiguió subir cientos de escaleras con apenas un poco de aire en sus pulmones, sus rodillas y manos estaban llenas de moretones por las decenas de veces que cayó sobre las piedras intentando escalar lo más rápido posible, al estar en las puertas del templo observó como el pequeño minotauro enmascarado con la guadaña luchaba contra copias de luz de Jasón, eran tantas que era imposible seguir el combate con solo un par de ojos y sin embargo el minotauro peleaba con destreza y valentía.
-¿Qué buscan en el templo?
Este asalto a gran escala no parecía con la intención de destruir la ciudad pues sus mejores guerreros estaban en una pelea sin ninguna forma de vencer a los arcontes y aunque las murallas habían caído, el asedio no duraría más de un día y si bien el Partenón es un símbolo importante para los helenos, solo es un símbolo más, no tiene ningún poder en las bendiciones de sus ciudadanos, había algo oculto en este lugar.
-[¡DESAPARECE!]
Cientos de zarzas negras salieron del minotauro las cuales empalaron a todas las copias de luz de Jasón, parece que era su victoria hasta que cayó al suelo de golpe. Asterión corrió de inmediato a ayudarlo, su cuerpo era del tamaño de un heleno y estaba cubierto de pies a cabeza con cortes y quemaduras, la máscara de toro que cubría su rostro estaba inmaculada y cuando el joven intentó retirarla los ojos del minotauro volvieron a la vida.
-[Maldición.]
No tenía la fuerza para defenderse e intentaba levantar su arma en vano.
-[Minotauro, si te ayudo ¿Me dirás que es lo que buscas?]
El guerrero caído mantuvo silencio durante un rato, estaba impactado al ver un heleno que hablaba su idioma de forma tan natural, sin embargo su reacción siguiente fue lo que se esperaba.
-[Mátame.]
Asterión se levantó y comenzó a buscar por todos lados en el Partenón, cualquier entrada secreta o cualquier pista que le ayudara a descubrir que era lo que buscaban los minotauros con tanto fervor aquí.
-[Tú y yo siempre seremos enemigos minotauro, da igual lo que yo haga, pero no te pregunto sobre tus planes para arruinarlos, lo hago porque que ustedes ganen me conviene.]
-[Deja de perder el tiempo heleno, no voy a ayudarte ni en esta ni en ninguna vida.]
Mientras el minotauro decía esas palabras él no dejaba de mirar la estatua de Zeus que adornaba el centro del templo, esta tenía una pequeña fisura en su mano derecha y Asterión al darse cuenta comenzó a escalar la estatua.
-[¡Detente heleno, no sabes que lo haces!]
-[Ya no me importa.]
Dentro de la mano de la estatua había una extraña mano petrificada, estaba completamente morada como el cadáver de un ahogado y tenía seis dedos, se sentía caliente al tacto.
-[Dame eso heleno y te ayudaré, vamos.]
Esto era lo que vinieron a buscar, sea lo que sea, Asterión no confío en las súplicas del minotauro y se dispuso a bajar del Partenón.
-[¡HELENO DETENTE, NO SABES QUE ES ESO, DETENTE!]
Asterión le quitó al minotauro su arma, capa y su máscara, el desfigurado y quemado del toro no le dio repulsión al futuro polemarca. Vestido como su enemigo el joven se marchó.
-[El Partenón tiene una entrada secreta detrás de la estatua de Zeus, puedes esconderte ahí hasta recuperar tus fuerzas y escapar durante la noche, adiós minotauro.]
-[¡DEVUÉLVEME AL HECATÓNQUIRO!]
Las piezas ya estaban listas y el plan de Asterión era sencillo de ejecutar.
Silao y Teseo luchaban en una batalla por desgaste que no parecía estar ni cerca de terminar mientras que Jasón y sus copias destruían a los minotauros repartidos por Helena, el masivo ataque que en un principio consiguió destruir las murallas de la antigua ciudad estaba a punto de ser apaciguado, los minotauros serían derrotados y el único daño importante que causarían sería asesinar a los más débiles y a sus propios hermanos, peor aún, no tenían forma de escapar y aún con todo eso los minotauros no parecían preocupados ni desesperados, había algo que los mantenía unidos.
-Se acabó el juego Teseo.
La voz de Jasón era certera en su resolución, apenas quedaban unos pocos fuegos en la ciudad y por mucho que el minotauro fuera inmortal él no tenía forma de atacar al arconte de la luz, su cuerpo cedería ante el cansancio y su lucha sería por nada, pero Teseo no perdió la determinación en sus ojos.
Editado: 18.06.2025