Atado a tí [saga Venganzas]

Capitulo II

"Solo hace falta una mirada, para caer rendida al amor"

 

 

---

 

Los días pasaban con normalidad, Georgiana estaba entusiasmada con su presentación. Justo en ese momento visitaba junto con su doncella a la modista que haría su vestido.

 

-Milady, ¿Que tono de blanco desea el vestido?-cuestionó la modista.

-Éste me parece perfecto, nuchas gracias.-señaló un pedazo de tela color marfil. 

 

Comentaba los detalles del vestido, desde el entalle hasta la altura de las mangas. Ella quería relucir ese día, por lo que optó por un vestido color marfil, el corsé sería ajustado y con algunos cristales para combinar con el enencaje que llevaría en el borde del escote. La falda sería suelta, sin mucho tul y con bordados en hilo plateado. Sin darse cuenta el tiempo se le hizo corto, llegaría tarde a la joyería donde recogería sus diamantes.

 

 

-----

 

 

 

El duque tenía claro sus planes, se casaría con la hija del marqués aunque fuera lo último que haga.

Por el momento iría a buscar un anillo, conociendo al marqués rápidamente aceptaría el compromiso sin importar la opinión de su hija. No la conocía y tampoco le importaba, ni aunque fuese un esperpento lograría hacer que abandonara su venganza.

Estaba escogiendo el anillo que le pareciera correcto, esperaba que le quedara, aunque poco le importaba. Estaba con el anillo en mano cuando sintió un empujón que hizo tirarlo, el anillo rodó hasta unos zapatos, cuando quiso levantarlo se topó con una pequeña y suave mano que logró que una corriente atravesara su cuerpo.

Al levantar la vista se topó con los ojos azules más hermosos que había visto, tuvo que recordarse a sí mismo lo que estaba haciendo para poder salir del ensimismamiento.

-Disculpe milord-dijo la dama con un sonrojo cubriendo su pálida piel-venía presurada y no logré verlo.

-No se preocupe milady, los accidentes ocurren-comentó suavemente.

-Pase buena tarde milord-articuló la joven y salió rápido de ahí.

Que mujer mas hermosa!" pensó el duque. Compró el anillo y salió de esa joyería rumbo a su casa, no tenía tiempo para pensar en otras mujeres, debía cumplir au objetivo; ningún rostro hermoso podía distraerlo.

 

 

Georgiana sintió eso que le llaman "Amor a primera vista" su corazón dió un vuelco cuando se encontró con los ojos de ese caballero,su boca se sintió seca, ¡Nunca había visto a un hombre tan guapo! Esperaba algún día poder encontrarse de nuevo con él.

Soltó un suspiro y recordó ese rostro, sus ojos azules como el cielo en tiempo de tormenta, su mandíbula definida con un hoyuelo en medio de la barbilla, sus labios delgados y rosas... ¡Oh, que maravilloso! Se avergonzó de haber sido tan distraída, se ve que iba a comprometerse pronto por el anillo que estaba comprando, no quería hacerse vanas ilusiones. Además, un hombre así difícilmente se enamoraría de ella. 

Se reprochó a si misma por esos pensamientos, como decía su padre, ella era hermosa, adinerada, con una posición envidiable y tenía las cualidades que a muchas debutantes más jóvenes le faltaban. ¿El problema? El amor no mira ni belleza, dinero o posición. 

Esa noche iba a cenar sola, puesto que su padre había ido al club para "refrescarse", según lo que le había dicho el mayordomo, por lo que decidió comer en la cocina junto a los criados como siempre hacía para no sentirse sola. Para ella eran parte de su familia, porque, aunque amaba a su padre, no eran más que dos extraños viviendo en la misma casa.

 

 

 

-----

 

 

 

El club estaba a rebosar de gente, ¿Y cómo no? Si la noche estaba en pleno apogeo. Al parecer la mayoría de los nobles y ricos sin título escogieron esa noche para divertirse. Para suerte del duque cierto marqués estaba también en ese lugar, por lo que se le acercó pars poner en marcha su plan.

-Buenas noches Lord Brattford-saludó el duque con cortesía.

-Exelenxcia, ¡Que sorpresa!, no sabía que estuviese en Londres, creí que estaba en Francia por negocios.-dijo el Marqués.

-Así era, pero ahora quiero un poco de tranquilidad.-aseguró-Quiero sentar cabeza, estoy buscando una esposa para ello.-soltó con una sonrisa.

-¡Oh! Me parece una gran idea-dijo el marqués pensando en como se vería su hija siendo duquesa.-mi hija recién debutará en unos días, imagino ya está invitado.

-Lo estoy milord, pero sobre ese tema me gustaría hablarle-dijo apacible-quisiera la mano de su hija-soltó.

El marqués no cabía en su asombro, ¿Qué mejor partido que un duque?-Pero mi hija sueña con su baile de presentación, no podría quitarle esa ilusión-comentó.

-Lo entiendo, puede que haga su presentación, pero luego le haría saber sobre nuestro compromiso. Claro, si usted lo acepta-ironizó lo último.

Estaba aguantando las ganas de golpearlo, odiaba a ese hombre, lo odiaba con todo su ser. Quería verlo derrotado, humillado y destrozado. ¿Que mejor medio para lograrlo que su hija?. Sabía que era un acto ruín, que ardería en el infierno por eso, pero mayores tormentos había pasado gracias a ese hombre.

-Me parece perfecto, no hay mejor prospecto que usted para ser su esposo. Mi hija es toda suya, espero sepa hacerla feliz.-declaró con una sonrisa el marqués.

-Le invito a una copa para celebrar-dijo deseando poner veneno en la copa del marqués, pero la muerte es un regalo comparado con lo que sentirá al ver a su hija sufrir.

 

Su venganza estaba yendo de maravilla, pronto se casaría y pondría en marcha su plan. Ésta no sería la primera vez que pagan justos por pecadores.

 

 

----

 

 

 

Espero les haya gustado, muchas gracias por su apoyo. Sus comentarios me hacen sentir muy bien.



#17550 en Otros
#1303 en Novela histórica
#27972 en Novela romántica

En el texto hay: amor, venganza, epoca

Editado: 25.08.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.