Atadura Matrimonial

Capítulo I

La habitación estaba gratamente iluminada, por la luz del sol, que entraba a raudales por los enormes ventanales, inundando cada espacio en el lugar, resaltando lo reluciente del pulcro escritorio de caoba en el centro de la habitación, que los invitados rodeaban mirándose intensamente, sin poder dejar de lado el ambiente tenso.

 

Y todo, por la llana razón, de que Kamila, se encontraba muy muy pero muy enojada, y…

 

¿¡Cómo rayos no iba a estarlo!?

 

Su amor no correspondido, por largos años, al fin estaba siendo promovido a la presidencia, pero con la maldita condición más insólita que en su vida pudiera haberse imaginado.

 

O sea.

 

Casándose.

 

Con ella.

 

Y todo por el solo propósito de asegurar el futuro familiar y las conexiones empresariales.

 

Maldición.

 

Estaba que se la llevaba el diablo.

 

¿Cómo no?, ya que su enojo radicaba, no por la simple proposición, sino que su dichoso primer amor, le miraba con un enmarcado ceño furioso e indiferente, evadiendo el tema, mirándole como si fuera la culpable del apocalipsis, es decir, de la garrafal locura propuesta por su abuelo.

 

¡Joder!

 

No tenía nada que ver.

 

Kamila Duran, una hermosa castaña de ojos caramelo y Omega de delgada complexión, nieta de Charls Duran, heredera de la marca de automóviles Mi´ck, la segunda empresa automovilística más demandada en el país, e imagen exclusiva de la compañía, por su hermosa apariencia, que sin proponérselo atraía a los más hombres y medios codiciosos, con el fin de sacar provecho de sus relaciones públicas.

 

Su abuelo, en sus años dorados con exacerbado esfuerzo, hizo grandes negociaciones, llevándolo a tener éxito y renombre, haciéndolo conocido y popular en el mercado nacional e internacional. Gozando actualmente de activos, que sus nietos, se encargan de trabajar y gastar.

 

Charls Duran, un hombre de corazón presto, a pesar de sus demandantes ocupaciones, jamás descuidó sus deberes familiares, al cuidado y crianza de sus nietos. Uniendo a su repertorio familiar a Bruno D´Angelo, el hijo de su muy amada amiga, Graciela D´Angelo, quien fue una antigua empleada de su familia y amistad cercana. Bruno, había quedado bajo su tutela luego de la muerte repentina de la mujer, adoptándolo como a un miembro de su familia, ofreciéndole las mejores atenciones.

 

Kamila, había crecido junto él, conviviendo y disfrutando de los juegos de su infancia, durante la adolescencia, y a medida que pasaba el tiempo. Pero sin esperarlo, fue albergando sentimientos hacia Bruno, que lamentablemente, y para su pesar, jamás le miraría de esa manera, pues el mayor, simplemente le trataba como una hermana menor. Una que para ser exactos le causaba dolores de cabeza gracias a su carácter dulce pero revoltoso. Su belleza era desprolija su personalidad, una dicotomía que permitía demostrar cuan competitiva y desinhibida podía llegar a ser para alcanzar sus metas.

 

Lo que resultaba muchas veces contrario a sus actitudes, porque aunque se mostraba caprichosa e imperativa, en realidad era leal y con un diente dulce imposible de ocultar.

 

Bruno D´Angelo, Un Alfa maduro y trabajador, de rasgos atractivos y mandíbula cincelada,  contaba con treinta años, contaba con títulos en negocios e ingeniería automotora, que le hacía apto el mando del negocio familiar. Como buen administrador, ya llevaba años contribuyendo en el manejo de la compañía, y por ende merecía el reciente ascenso, sin embargo, este venía con un coste alto.

 

Por lo que su carácter reservado y decidido, le hacían el favorito de los empleados y un candidato óptimo para los planes futuros que Charls Duran, había trazado para el futuro de la compañía.

 

Por ello, Kamila, se mantenía llamando la atención de su hermanastro, lástima que su mal comportamiento estaba dirigido a atraer la atención del Alfa, quien pasaba de sus constantes llamados, catalogándola como una berrinchuda sin control.

 

Al contrario del mayor de la familia, que miraba aquello con preocupación.

 

Así que el ultimátum proveniente de parte de este, los tenía a todos conmocionados.

 

Quizás su tratar de mirar aquello con otros ojos, no sería tan malo, tal vez, su amor unilateral, no era tan imposible como se lo imaginaba. Pero, lamentablemente, su sueño se volvió añicos, al mirar la fea expresión del Bruno, que le miraba con desagrado y hastío.




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