Creo que mi problema fue correr antes de caminar, ya que me caí y me lesioné las rodillas. Sin embargo, antes de caer también empezaste a correr conmigo, y aún me cuesta creerlo.Se me hizo extraño, había visto todos mis deseos en una sola persona, en un pedazo único del cosmos. Fue inevitable no sentirme desagradable a su lado; creía que se cansaría de mí, se alejaría, me abandonaría... Ese era uno de mis más hermosos temores.Amaba verme reflejada en su pupila, ver cómo se formaba esa sonrisa embrujada. Me tomaba la barbilla, acercándose a mí, dando el tiempo para que sentimientos fuertes me golpeasen, y paralelamente convertirlo en una perdición tan autoritariamente adictiva, pues sus labios eran como la heroína, el vaivén de su boca me conducía a más de tres kilómetros sobre las nubes... Una experiencia tan terriblemente sublime, pues sabía y sé con certeza que por las noches, cuando el frío me arropase los pies y el vacío de mi cama extrañase su cuerpo, tomaría la valentía de bañarme con fuego para borrar todas las caricias que sus manos dejaron en mi cuerpo.