XXXI (parte II)

 A medida que iba perdiendo la consciencia se preguntaba si esa era la razón por la que estaba allí, inconscientemente debía acabar con la vida de esa mujer que ya mucho mal le había hecho a una familia entera, y vaya a saber a cuántas otras.

 En un momento comenzó a cerrar los ojos y perdía fuerza, trataba de tomar aire instintivamente, su mano iba aflojando los brazos de él, dejando que termine con su trabajo,sentía miedo, ¿si moría verdaderamente? ¿volvería a ver a Magda? ¿volvería a su cuerpo?, mientras se hacía esas preguntas su cerebro dejó de recibir oxígeno, dejando allí el cadáver de Nuria, con unas fuertes marcas en el cuello, el hombre que se encargó de quitarle la vida se levantó y acomodó algunos mechones que se habían salido de la coleta que tenía.

 Se quedó mirando unos minutos el cadáver, se sentía relajado, como esa vez. Había ido a la casa del hombre y lo tomó de imprevisto por la cabeza y comenzó a pegarle contra la pared, él trató de detenerlo, pero le tomó las manos y siguió, la sangre salpicaba todo, y cuando estuvo tirado en el piso ató sus manos, aún respiraba, así que lo llevó hasta el lago que conectaba con la casa de los marqueses, dónde encontraron el cuerpo, tomó un bote y se dirigió a la parte más profunda, donde había más corriente, había despertado, así que le dio el golpe de gracia con el remo y lo tiró al agua.

 El mayor de los Alarcón se había infiltrado con un médico para que éste no diga que fue un asesinato y terminar con el asunto rápido, pero ésta asesina quiso limpiar su nombre o no sabía la razón, diciendo que fue un asesinato queriendo dejarlo como víctima.

 No fue difícil explicarle la situación al otro para que aleje a Magdalena, al fin y al cabo ella no tenía mucho que ver, él se encargaría de Nuria.

 ***

 Magda estaba destruida pensando en diferentes formas en las que matarían a su amiga, no asimilaba lo que pasaba, le hubiese gustado quedarse en la guerra.

 Hermes le había explicado su lado de la historia y todo lo que había pasado, pero solo se dedicó a llorar, su mente corría muy rápido, muchas imágenes de Nuria se cruzaron por su cabeza.

 En un momento que desconocía el hombre había salido de la habitación y sólo quedaba ella que se estaba comenzando a marear, trató de pararse pero cayó tirando a su paso una mesa.

 Volvía a pasar, estaba corriendo el tiempo, sintió que ya debieron haber matado a Nuria, y luego que nunca se acostumbraría a eso, era más doloroso que la primer vez, como si se estaba desprendiendo del cuerpo que ocupaba.

 Y justo en ese momento pasó la caída, la sala se volvía negra y el piso temblaba, comenzó a girar y alcanzó a verla a ella misma levantarse, bueno, no era ella, pero se entendía, la miró impresionada hasta que el piso la absorbió y cayó, solo caía.