La plateadas telas de araña de Aracne brillaban mientras seguían sujetando a Athena y delante de ella el caballero de virgo convertido en piedra.
—Medusa ayúdame, no puedo ver —dice lamentándose Aracne que había perdido el sentido de la vista con el Tesoro del cielo de Shaka.
Ella se tambalea, avanza torpemente y aunque ha perdido la visión pero puede sentir las vibraciones de su tela como toda una arácnida sabe muy bien donde se encuentran Medusa y Athena.
Medusa saca nuevamente su arco y flecha y apunta al corazón de la indefensa diosa griega.
—Te llegó la hora al fin —dice Medusa en voz baja.
—¡Vamos Medusa mátala, cobra nuestra venganza! Rayos Athena morirá y no podré verlo —se lamenta Aracne.
La Gorgona se prepara y tensa más su arco mientras observaba a Saori atrapada y vulnerable. Le vienen dudas y recuerdos a su corazón, recuerdos del tiempo en el que ella era una sacerdotisa del templo de Athena, también recuerda lo que le hizo Poseidón eso la enfurece, mientras que Aracne sigue animándola a disparar.
—¡¿Qué esperas?, dispara de una maldita vez!
Medusa cierra los ojos aún sosteniendo su arco y flecha siente un conflicto interno el momento que había deseado tanto había llegado y ahora… la Gorgona baja su arco, toma un respiro y su mirada no está tan furiosa como al principio y lleva determinación, determinación de acabar con su ex Diosa.
Saori espera resignada a recibir el impacto mortal Medusa agrega dos flechas a su arco, ahora son tres flechas que apuntan a la diosa. Esta vez decidida a ejecutar su disparo mira fijamente a su objetivo y… finamente… ¡Disparó! ¡Lo hizo!
Las tres saetas salen cortando el aire en dirección de Athena, Aracne se emociona al oír eso y que se acerca la muerte de la responsable de haberla convertido en un monstruo.
Es el fin del trayecto, las flechas llegaron a su destino y sin embargo ninguna toca ni rosa ligeramente en cuerpo de Athena. Al contrario, la liberaron de las telas que sujetaban sus brazos y cuello.
Y Aracne que no puede ver pero sí sentir las vibraciones de su tela se da cuenta de lo que pasó.
—¿Medusa ya la mataste? —dijo su horrible voz.
—Sí está hecho —responde con calma la Gorgona.
Aracne quedó unos segundos en silencio al saber que ella le estaba mintiendo pero luego liberó toda su furia.
—¡Maldita traidora! —grita y se lanza sobre Medusa y esta se defiende lanzando su mirada para petrificarla pero es en vano ya que Aracne está ciega por ahora, las dos se revuelcan en el suelo y la mujer araña aprovecha para tejer su tela sobre la Gorgona y así atraparla poco a poco.
Medusa trata de resistir, sus movimientos se vuelven limitados por la resistencia y lo pegajosa de la tela que la envuelve más y más.
Athena observa la lamentable escena, la pelea de las dos criaturas que ella misma creó, no puede soportarlo más se siente responsable por todo y tiene que hacer algo así que eleva su cosmos divino irradiando luz y poder.
—¡Ya basta las dos! La inmensa cosmo-energía de la diosa evapora todas las telas de araña de los alrededores incluyendo las que envolvían a Medusa.
Las dos tiradas en el suelo admiran sorprendidas todo el poder que tiene Athena.
—¿Ella estaba ocultando todo ese poder?
—No somos nada comparadas con ella. —dicen Aracne y Medusa respectivamente.
La diosa de la sabiduría extiende el brazo con sus dedos estirados en dirección de las dos.
—Quería saber hasta donde eran capaces de llegar y no, no merecen vivir… así.
Un potente rayo de luz cubre tanto a Medusa como a Aracne… Las patas de araña se desintegran, los cabellos de serpientes igual, la mirada de color rojo de la Gorgona cambia a unos ojos más humanos.
Las garras, colmillos y todo lo que no sea humano desaparece. El rayo de Athena transformó a las dos criaturas en mujeres como eran originalmente con vestidos como solían usar en la antigüedad.
—¡¿Soy yo?! —La ex Gorgona observa sus manos que son delicadas y suaves.
—¡Puedo ver! ¿Medusa eres tú? —Pregunta sorprendida Aracne—. ¡Te ves hermosa!
—¡También tú Aracne! Ambas se abrazan emocionadas al verse en su forma humana después de tantos siglos.
El tremendo cosmos que emanaba Saori bajó completamente y sonrió sutilmente contemplando a las dos mujeres unidas felices en un abrazo pero luego se puso triste y les dirigió estas palabras.
—Chicas sé que nada de lo que diga cambiará las cosas y pensándolo bien ni siquiera merezco ser llamada la diosa de la tierra, pretendo proteger a la humanidad, pero les causé mucho dolor y sufrimiento a las dos… espero que algún día puedan perdonarme.
—¡Athena… perdónanos también! Nos dejamos llevar por el odio y la amargura —dijo Medusa y se acercó a las faldas de Athena abrazándola mientras les caían las lágrimas.
Aracne resistió unos cuantos segundos y sin embargo luego se unió también en el abrazo, las tres ahora se perdonaron sinceramente.
Mientras tanto Shaka que estaba petrificado y sin armadura volvía a la normalidad, a ser de carne y hueso, su armadura cubrió su cuerpo al no tener las telas de Aracne y se sorprende al ver a las tres mujeres en tal emotiva escena.
—Al final todo terminó bien entre ellas. —sonrió.
Medusa y Aracne juraron fidelidad a Athena y volvieron al Santuario como amazonas; Medusa de Perseo y Aracne de Tarántula.
Fin.
Gracias por llegar hasta aquí y leer este pequeño relato. Sugerencias y consejos son bienvenidos. En adelante publicaré un multiverso ilustrado.
En otras redes sociales comparto ilustraciones que hago, me encuentran como @antoniohave por si desean ver. :)
Muchas gracias y hasta pronto.