Suficiente para dejar a Atla sin hablar por unos instantes, sin saber exactamente el por qué.
Mu, debía pensar rápidamente alguna idea, una respuesta que pudiera sonar creíble.
Pero…
¿Cuál podría ser una buena idea?
¿Qué le podría decir en sí?
La verdad, no es una opción… simplemente en este momento no lo ve así.
Ya que esto conllevaría a una posible situación de riesgo que no le gustaría entrometer a su querido alumno.
Pero… Verlo con esa expresión de desconfianza en su rostro, sus bracitos cruzados delante de su pecho. Acercándose más a él. Como si quisiera dejar en claro que solo el peli naranja tiene derecho de estar junto al ariano mayor.
Puede notar el pequeño cosmos ligeramente alterado, lo reconoce perfectamente.
No es la primera vez que actúa así.
Aquellos pequeños celos que se presentan en los niños cuando sus figuras paternales o maternales tienden a tener un acercamiento o trato con otro menor que no sea ellos.
Los celos de esta índole pueden ser adorables, pero también algo de qué hablar.
Un suspiro sale de sus rosados labios, mirando a su disculpó, para intentar solo decirle cualquier excusa creíble.
Por un instante mira de reojo al otro, pero este solamente esta con las mejillas ligeramente rojas, desviando la mirada hacia abajo, notándose algo incómodo y preocupado.
Su mente le trajo diferentes dudas, para buscar la razón del ¿Por qué está en este estado el pequeño Atla?
¿Tal vez está algo nervioso por tener que fingir tan rápido?
Aunque, eso no explicaría para nada el sonrojo tan repentino…
Le causó una ligera intriga, pero eso se va de inmediato al olvido cuando el Lemuriano de cabellos naranjas, se acerca de forma repentina, sus manitas en puño, con una mirada preocupada y algo triste en sus orbes morados que miran atento al mayor.
-¿Maestro?- Al pequeño se acerca con un pequeño pucherito al Lemuriano mayor, mientras mira retadoramente a Atla, quien ante los ojos de Kiki es un intruso -¿Por qué no me dice nada?-
-¿Eh?- Sale de sus pensamientos rápidamente al ser llamado.
-¿Por qué no me dice quién es él? Y ¿Por qué lo deja estar tan cerca de usted?- Señala con el dedo indicé al otro, mientras sin previo aviso toma la mano derecha de su maestro con ambas manos para colocarlas sobre su cabeza, dejando con esto en claro que desea también ser consentido así.
Un ligero puchero se refleja en su rostro, mirando cada vez más retadoramente a quien no pertenece a este tiempo.
-¿Kiki?- Le sorprende como el otro sigue con el cuestionamiento y ese actuar repentino.
Es curioso por naturaleza, de seguro debe estar intrigado por este acontecimiento tan repentino que nadie esperaba.
Siente el sudor frío recorrerle parte de su cuerpo, sintiéndose entre la espada y la pared.
Sin embargo, y gracias a que en cierta forma sus divagaciones le dieron una idea que sólo le ayudaría en parte.
Esperaría que funcione sin más.
Le dedica una sonrisa ligera, mientras sigue acariciando activamente los naranjas cabellos del menor -No es alguien malo- Rápidamente le demuestra esto que bien podría ser de utilidad para que cambie la imagen que tiene Kiki de Atla -Solo debemos ayudarlo, cuidar de él por ahora- Las palabras que salieron de sus labios, al escucharlas en voz alta sí que suena poco convincentes, ni siquiera él mismo las podría creer.
Lo dicho por su maestro ha sido escuchado, pero le parecen sumamente curiosas y confusas, no porque no entienda los significados de estos.
Sino, que en su pequeño corazón se presenta el temor de algo que jamás le gustaría que pasara, y es el hecho de que su maestro se esté encargando de alguien más que no fuera él.
No lo puede explicar en sí, pero… Algo de miedo se apodera de él…
Su mente infantil, inocente e hiperactiva, solo ve que un niño que se puede ver tan similar a su maestro, que de repente sea tan cercano a este, y le está dando cariños y caricias que sólo son para él.
¿Cuidarlo?
Esa palabra fue algo que le pareció más angustiante.
Teme y por mucho este hecho.
El pensar que otra persona esté a lado de su maestro, y más siendo un niño… que se lo puedan quitar…
Robarle su cariño y compañía es algo que no puede permitir… Ya que lo destrozaría.
No puede evitar mirar al pelilila de cabellos cortos, que ahora mira algo atento la cercanía de Maestro y Alumno.
Pará el aprendiz de Aries, es complemente difícil de ocultar su sentir, nunca lo ha tenido que hacer, Mu le enseño que expresarse no es algo malo, al contrario es mejor sacar lo que te atormenta para seguir adelante.
Sin embargo debería estar más consciente de que el paternal amor que siente Mu por él, nadie se lo arrebatará…
Pues…
Kiki, tiene en mente que, Atla viene a ocupar su lugar.
Es lo que se llegó a suponer en estos escasos minutos que lo ha visto.
No, no quería que eso pasará…
Siempre habían sido solo su maestro y él… Entendía muy bien que lo debía compartir en algún momento, aunque no quería mucho esto al principio…
Pero lo termino comprendiendo con el pasar del tiempo…
Sin embargo, una cosa es que deba compartirlo en un futuro distante, con el caballero de Virgo que es un adulto.
Y otra muy diferente que otro menor figure en la vida del Aries actual.
Él es el discípulo de Mu de Aries…
Además que es su única familia, que no piensa perder por nada el mundo.
-¿Por qué usted debe cuidarlo?- Su voz demuestra cierto enojo, tristeza y celos… mientras ve directamente a las esmeraldas que se quedan impresionadas ente este cuestionamiento nuevo pero repetitivo.
Aunque después proyectan cierta ternura que le provocan las inocentes acciones del peli naranja.
El de cabellos lilas cortos, se da cuenta que cada vez Mu parece estar más conflictuado ante las inocentes dudas de este niño, que cree necesario y prudente ayudarlo de alguna manera.
#1049 en Fanfic
#4215 en Fantasía
#825 en Magia
saint seiya lost canvas, saint seiya yaoi, atla x kiki de aries
Editado: 05.04.2025