---Jamir---
En un solo parpadeo, tanto Atla, como Kiki y el primer dorado de esta generación ya no se encontraban en el santuario, sino que han aparecido justamente en la torre de Jamir, más precisamente en lo que aún sigue siendo la habitación del pelilila.
Sin embargo, al único que no está del todo mal es el pequeño Atla, ya que Mu, está entrando en pánico –Esto no puede estar pasando…- Se cubre la cara, solo imaginando que en este preciso momento sus compañeros ya deben estar inventando una absurda historia de que él tiene un hijo no reconocido, y quien sabe que más ocurrencias contra su reputación.
Pero no solo por su dignidad se preocupa, sino también porque alguien, que no quiere que lo vea con malos ojos, estaba presente entre esa multitud, juzgándolo y esperando que confiese algo que no es.
Por todos los cielos, Mu es más virgen que el aceite de olivo.
Pero eso se le fue de la mente, en el momento en que percibe un cosmos de absoluta tristeza cerca de él y al girarse, ver la cara descompuesta de su pequeño alumno, lleno de lágrimas, con el labio inferior sobre salido, temblando y llevando sus manos en forma de puños, mirando al suelo con desilusión.
-¿Kiki?- Inmediatamente el mayor se angustia, acercándose al peli naranja, para saber que le ocurre, pero el menor de inmediato se quita, para enfrentar a su maestro directamente, con el ceño fruncido y su carita empapada en lágrimas.
Señala con el dedo índice al desconcertado Atla -¡¡¡ÉL ES SU HIJO!!!- Le grita con todas sus fuerzas, cosa que el menor casi nunca había hecho antes, ya que nunca se lo permitió, porque lamas le había faltado el respeto a su maestro.
-¿Kiki?, No…- Niega con la cabeza y manos, dejando ver un rostro de desconcierto -Déjame explicarte- Mu rápido intenta hablar, para que su alumno no crea tal cosa de su persona.
-¡¡¡CLARO QUE SÍ!!! ¡¡¡ES LA ÚNICA EXPLICACIÓN POR LO CUAL USTED LO TENDRÍA QUE CUIDAR!!!- Claro que su inocente mente infantil intuye esto como única opción posible. A pesar de ser un aspirante a caballero de Atena, no deja de ser un niño que puede ser fácilmente influenciado por los demás -¡¡¡NO ERA NINGUNA MISIÓN!!!- Acusa rápidamente, mientras deja de gritar para irse quebrando poco a poco –Es que usted… Ahora, ahora… Ti-Tiene un hijo y lo tiene que cuidar… Y, y, y querer más que a mí- Ya derrama su llanto de manera torrencial, mientas sin pensarlo más se va directo a su habitación, dejando a los dos presentes confundidos, pero sobre todo a un Aries que se le parte el corazón por ese actuar de su pequeño alumno.
-¡¡¡NO, KIKI!!! Espera….- Mu por impulso quiere ir detrás de él, y sus piernas así lo intentan, pero su deber debe ser más grandes que sus sentimientos, a pesar de sentirse realmente terrible por lo que ha ocurrido –Es… No es cierto…- Musita por lo bajo, mientras mira en dirección por donde se fue su niño, y en sus ojos verdes se refleja la tristeza.
Atla, observa en silencio aquel desastre, y en su interior se comienza a sentir realmente culpable por lo ocurrido –Lo siento, caballero de Aries… No quería causarle tantos problemas…- A pesar de su poder y viaje en el tiempo, él también es un niño, así que en cierta forma, comprende el comportamiento del peli naranja, aunque no lo justica.
Aun así… El hecho de ver que su presencia ha causado tantos problemas a los oriundos de este tiempo, lo hace tener un mal sabor de boca.
Sin embargo, Mu no es ningún inmaduro, testarudo, como para culpar a estos niños por lo que dicen o hacen sobre su honra, la situación actual no los hace a ellos responsable, sino… La imprudencia de sus compañeros, habladores y ocurrentes como siempre y la manipulación de objetos extraños olvidados por los Dioses –No es tu responsabilidad, solo estabas haciendo tu deber… Y terminaste en un lugar extraño- Suspira pesadamente –Debes estar aún asustado- La culpa lo carcome, por ahora darse cuenta que este “Pequeño” malentendido, como lo mandamases lo llamaron, está costándole mucho con las personas que más quiere.
-Pero yo debí tener más cuidado- Se señala a si mismo con ambas manos contra su pecho, mostrándose triste -Además… Por mi causa le están levantando terribles falsos- Baja la mirada -Inventando que soy su hijo, que si bien…- Asiente con la cabeza, lazando los hombros -Somos muy similares, eso sería un completo imposible- Explica calmadamente.
-Sin embargo eso no se les pude explicar…- Suspira resignado –No aun- Aunque cabizbajo se queda, rápidamente alza la cabeza, como si hubiera encontrado una maravillosa solución -Aunque…-
-Le quiere decir a su alumno, ¿No?- Atla es muy intuitivo y le ha dado bastante pena el llanto del más pequeño.
Suspira, pues ya se siente bastante derrotado ante esta situación –Claro que sí, me gustaría decirle todo a Kiki, pero…- Se detiene un minuto en su hablar, para mirar para otro lado, mientras se cruza de brazos -Sé que eso va contra lo que debo hacer. Debo mantenerlo en secreto, es lo que el patriarca me ordeno- Cierra sus ojos asintiendo resignado –Además, que tal vez cause mayores problemas...-
-Pero, si lo deja así como esta, pude pensar cosas que no son- Explica dando unos cuantos pasos hacia el pelilila mayor -Además… Noto que le tiene una gran estima, como el pequeño a usted- Se acerca para seguir la conversación de manera educada y firme, como si fuera un adulto.
-Toda su vida, siempre fuimos él y yo…- Relata con una pequeña sonría en su rostro -Y el pensar tan solo, que yo tuviera que cuidarte por una misión, lo hizo ponerse muy celos, creyendo que le quitarías toda mi atención y ahora con esto que mis compañeros provocaron…- Aprieta sus puños, frunciendo el ceño, juntando sus tikas y mordiéndose el labio por el enojo.
-Debe pensar que como su “Hijo… Ahora ya no lo querrá más…- Por alguna razón, Atla entiende ese sentimiento… Pero no por a ver estado en el lado del peli naranja. Ya que lamentablemente siempre ha está en el lugar de ser quien roba la atención de los maestros de sus antiguos alumnos, aunque nunca lo ha hecho a propósito…
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Editado: 05.04.2025