Atlantis: Guerra del Imperio Perdido.

5

No tenía palabra alguna para describir todo esto. Realmente había una ciudad bajo el mar.

Comenzamos a caminar por el puente hacia el otro lado para entrar por las cortinas de agua. Mi ceño de frunció levemente al ver la ciudad muy oscura. No era como me lo imaginé antes de introducirnos aquí. Al escuchar la palabra Atlantis me imaginaba como en la película de Disney.

Más bien parecía esto Imperio antiguo mexicano, parecía Tenochtitlán. No había paredes de piedra, o sea si, si había, pero no es como que todo estuviera lleno de ellas. Una enorme pirámide se alzaba en el centro de este lugar, conforme nos fuimos acercando y pasando, la gente se nos quedaba viendo.

Me detuve un segundo al notar como poco a poco la ciudad guardaba silencio y agachando la cabeza se iban poniendo en dos filas, haciéndonos a Landon y a mi un camino que parecía llegar hasta la gran estructura.

Esto era algo intimidante, debo admitir, intenté apresurar mi paso para que terminara más pronto toda esta tensión.

Unos minutos más tarde estábamos frente a la pirámide, hecha de un extraño pero bello material blanco que destacaba entre la oscuridad del lugar. Una especie de coral sonó desde la punta de la pirámide y todos volteamos a ver en su dirección.

Las puertas se abrieron y vi como el rubio a mi lado se ponía de rodillas. ¿Qué está pasando?

—Agáchate Anastasia, recuerda que te necesito viva — me gritó-susurró Landon a la vez que me toma del codo y me ponía a su misma altura.

Sin dejar de mirar aquel templo presencié como un señor que parecía ser de avanzada muy, MUY avanzada edad salía de él.

Vestía unas túnicas blancas amarradas que le atravesaban el torso y caían hasta el suelo. Una barba blanca y larga resaltaba del señor calvo de tez morena. Bajó con los ojos cerrados y lo que parecía ser toda la paciencia del mundo las escaleras hasta quedar frente a nosotros.

—Ponte de pie, Anastasia. Soy yo quien debe de estar inclinado ante ti, y no por lo que eres... si no, por lo que serás.

Me tendió su arrugada mano que creí descortés no aceptar. Con cuidado me puse de pie y miré a Landon y al pueblo en la misma posición. Él era el Rey.

—Majestad, ella es Anastasia Rojas, otra chica de la profecía — se escuchó la voz del joven de ojos n azules.

—Lo se, Landon, lo sé... me sé esa profecía desde que tenía tu edad y además sentí su presencia — se giró en mi dirección aún con los ojos cerrados — vamos querida, te estábamos esperando.

Se dio la media vuelta y volvió a subir las escaleras. Volteé a ver a Landon quien se estaba poniendo de pie con una mirada comenzamos a caminar tras el anciano.

Entramos a la pirámide, si esto era un palacio, no era definitivamente como los de tierra o los que cuentan en los cuentos de hadas. Miles de plantas que jamás en mi vida había visto adornaban los pasillos, habían cascadas en el interior y el piso era como de cristal.

—Es cuarzo... — escuché que me susurró Landon.

¿Y este como sabía que estaba pensando en el piso?

Fruncí el ceño y sin hacerle mucho caso seguí caminando. Unas enormes puertas quedaron frente a nosotros y en el centro de estas había un símbolo al que reconocí como el de la ciudad perdida.

Unas voces salían del interior de la sala y las puertas fueron abiertas. Había una mesa ovalada en el centro de esta y varia gente la rodeaba. Gente adulta, de mayor edad, jóvenes como yo y algo que no sabía ni cómo describir.

Unas hermosas mujeres flotaban sobre el suelo y me miraban con curiosidad desde sus lugares. Parecían ser transparentes paró a la vez con color, no había distinción de color entre linaje llevaban puesto, con su cabello y color de piel, era algo místico.

—La última que nos faltaba... ya era hora de que llegaras, querida.

—Ninfas, ella es Anastasia Rojas, la última de la profecía. Anastasia ellas son Bellrose, Nara y Zeland, las Ninfas mayores de Atlantis.

Aún estaba impactada debido a su belleza, no era común.

Miré a los demás y parecían ser igualmente comunes y corrientes como yo. A su lado todos tenían a lo que pude identificar como gente Atlante debido a la ropa que usaban y sus características.

—Toma asiento, les explicaremos finalmente que hacen aquí — sin dudar un segundo me senté en una silla con Landon a mi lado a escuchar al Rey.

—Ya era hora, tanto misterio me está matando — una voz animada lo interrumpió y volteé a ver a un pelirrojo de ojos oscuros y pecas jugando con sus manos sobre la mesa —. Lo siento.
 

—No hay problema Timothy, es comprensible... creo necesario presentarme. Soy Kashekim, gobernante de Atlantis. Es un honor después de tantos milenios que ustedes estén aquí con nosotros, hemos anhelado por mucho tiempo ese momento, aunque para la mala suerte de la tierra ese momento ha llegado. Les explicaré un poco para ponerlos en contexto... hace milenios, el Árbol de la Vida hizo una profecía, en el que la Tierra, como el reino de Atlantis estaban en peligro. Seis chicos serian los elegidos para remediar los errores del humano que lo está llevando a la destrucción y esos chicos son ustedes.

Pase la mirada rápidamente sobre nosotros y conmigo, éramos siete.

—Alteza... somos siete aquí...— hablé.

—Es ahí donde entra un nuevo misterio — habló una de las Ninfas — hace años, tuve una visión en la que no eran seis chicos, sin no siete, pero jamás pude identificar alguna lista que nos dijera quién es esa persona de ustedes.

Asentí a lo que dijo.

—Pero ¿cómo haremos eso? — habló una chica. Volteé a verla, era linda también, africana y el cabello negro esponjado. Me sentía muy sin chiste entre tanta diversidad — el salvar al mundo, me refiero. No teníamos ni idea de esto hasta que... — se quedó callada.

—Permítanme terminar — habló tranquilamente Kashekim — ustedes son lo que llamamos portadores, porque conocerán un don que les fue otorgado desde antes de nacer y pasarán por un proceso, serán probas que ni siquiera nosotros conocemos, cada una las irán descubriendo ustedes mismos. Recibirán entrenamiento junto a sus protectores. Son ellos quienes los guiarán y los acompañarán en este camino.
 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.