Skyler:
—¿Qué te pasó ahí? ¿Quién te ha hecho eso?
Detestaba cuando se ponía así, me generaba sensación de miedo. Sabía que Ryan no me haría nada malo jamás, pero cuando su semblante se tornaba serio por algún tema que le molestaba había que responder siempre con sinceridad y no decir cosas estúpidas que pudiesen ponerlo de peor ánimo.
—Que nada, no es nada.
Sabía que me metía en líos porque él no se estaba tragando mi falsa respuesta, pero al menos tenía que intentar no alarmarlo. No se me apetecía soportar un conflicto en el que mi hermano también estuviese metido. Decirle sólo a mi tía era la mejor opción.
—¿En serio estás mintiéndome a mí, Skyler? ¿A tu hermano mayor? ¿Dónde está la confianza? —presionó el volante mientras volvía su mirada al frente.
—Quiero irme a casa, empieza a conducir. —Aparté la mirada, y sentí que la de él volvió a fijarse en mi persona.
—Da igual si no me lo quieres decir, sabes que puedo hacer lo posible para averiguarlo, y si me entero por mi cuenta quién te ha hecho eso, será peor para todos. Estás al tanto de cómo me pongo cuando hay cosas que me tocan los huevos, cosas como estas —me tomó de las muñecas y obligó a que lo mirara.
Me aparté.
—Déjame en paz.
—¿Que te deje en paz? ¿Te viste esas marcas?
—Sí, y no es nada.
«No seas estúpida, ya se enteró de lo que querías ocultar. ¿Qué sentido tiene seguir con la actuación?»
—Me estoy cabreando.
—Fue Chase —confesé.
—¿Chase? —elevó las cejas y algo se volvió sumamente sombrío en el rostro de Ryan. No me gustaba nada cómo se veía—. Quiero saber ya mismo y con lujo de detalles todo.
—Es que no fue mucho, sólo...
—No me importa, te dije que todo —interrumpió.
Suspiré y recordé cada instante para luego contarle todo.
—¡No se va a quedar así, te juro que apenas lo vea lo voy a dejar molido! ¡Me da igual si es un chico de secundaria! —dijo, furioso. Su sobreprotección estaba dejando ver el lado poco racional. Si cumplía con lo que decía podía traerle consecuencias a mi hermano, y eso era lo que menos quería.
Y todavía faltaba que Luke se enterara...
Negué con la cabeza.
—¡Ryan! ¡Cálmate!
—No, a mí no me vas a calmar. ¡Encima me mientes cuando te pregunto!
—¡Es que no quería que reaccionaras de esta forma! ¿Cómo esperas que te cuente las cosas malas si siempre empiezas a ponerte como loco?
—Me preocupo por ti, a mí no me vengas con tonterías —recriminó, y puso el auto en marcha.
—Conduce con cuidado, lo que te conté no es para exagerar.
Quizás no al punto de la pérdida de la cordura, pero sí que lo que había ocurrido con Chase no podía pasarse por alto.
¿Por qué no podían las cosas salirme bien? ¿Por qué no podía haberme salido con la mía? ¿Tan difícil era que el universo me concediera eso?
—Dame tu teléfono —exigió, ignorando lo que le había dicho.
—No.
—Que me lo des, Skyler.
—¿Por qué te pones tan así? —pregunté. Parecía que iba a explotar, era como si le fuese a dar algo.
—Ese maldito es peligroso —respondió.
—No lo conoces.
Ryan rodó los ojos.
—¿Tú sí? ¿No te ha quedado claro con lo que te hizo? A eso se le llama violencia, compréndelo.
—Lo comprendo —ataqué—. Cálmate que me pones de los nervios.
—Tú también me pones de los nervios —concordó—. Ahora dame ese teléfono.
—No —negué. ¿Para qué quería mi teléfono? ¿Iba a llamar a Luke para contarle? En el almuerzo me había dicho que se iba a ir con un compañero a no sé dónde, así que si Ryan quería decírselo no tenía por qué hacerlo en ese preciso momento. Podía esperar a la cena o a que llegara a la casa.
—Me lo das —me miró de mala manera.
—No.
—¡Haz lo que te digo!
—¿Para qué?
Soltó el aire acumulado con frustración.
—¿Dónde lo tienes? —su mirada fue variando entre la calle y mi asiento.
—Vas a chocar. Concéntrate en conducir.
—A mí no me vas a decir lo que tengo que hacer —recriminó.
—Tú a mí tampoco, no te lo voy a dar, es algo privado.