Atracción Destructiva

Capítulo dieciocho

Skyler: 

—Estoy esperando a que hablen. Pregunté algo, no quiero que se queden callados mirándome como dos bobos. 

—Deberías tocar antes de pasar y no tendrías por qué escuchar conversaciones ajenas —replicó. Lucía frustrado y molesto. 

Revoleé los ojos y me crucé de brazos. 

No tenía ganas de respuestas que no fuesen las que yo pedía, porque claro, cuando ellos preguntaban siempre tenía que contestar directo, pero cuando yo inquiría algo y no querían darme explicaciones me salían con cualquier cosita con tal de desviarme del tema. 

—¿Me contestan? Dejemos las molestias fingidas. 

—¿A qué vienes? —preguntó Luke, escaneando con su mirada todo mi rostro. Al igual que Ryan, él parecía nervioso y tenía la cara pálida, aunque con un toque más calmado. 

Ryan se levantó de la cama, dispuesto a irse. 

¿Era en serio? 

Bloqueé la puerta cerrándola y poniéndome delante de él. Observé a Luke. 

—Ah, no. De eso nada —negué con el dedo índice—. Están mayores como para andar esquivando mis inquisiciones. Les voy a decir cuando ustedes me digan de qué estaban hablando, porque las cosas que yo oí no tenían mucho sentido y me han dejado confundida. —Volví mi mirada a Ryan—. ¿Cómo es eso de que querías pedirle a mamá que me pagara un pasaje? —pregunté. Después retomaría la pregunta referida a Chase—. ¿Me quieres lejos?

—¡No! Por supuesto que no, Skyler. ¿Qué dices?

—Entonces... 

Ryan parecía mucho más nervioso que antes, también ansioso por salir del cuarto. Pero no me importaba ni siquiera que el ambiente estuviera tenso, porque a mí me iban a responder. Debían aclarar mis dudas después de lo que había oído. Si se trataba de mí, entonces era obvio que iba a querer escucharlo y que pegaría mi oído en la puerta. Y si ellos no querían que lo supiera, entonces era porque algo no andaba bien, lo que aumentaba el apetito de mi curiosidad. Ya lo había dicho, yo era así, muy curiosa. Y para empezar, ambos se habrían ahorrado el interrogatorio si se hubiesen dispuesto a hablar más bajo. 

—Dijiste que podrían pedirle a mamá que me pagara un pasaje —insistí, presionándolo más. Quizás así soltaba alguna palabra. 

—Exacto; dije «podríamos». Era sólo una idea.

—¡Ryan! —se metió Luke, intentando callarlo. 

Lo señalé en modo de advertencia. 

—Tú te callas, Luke, la pregunta está siendo dirigida a Ryan, y por lo tanto, la plática en este momento es entre él y yo, no tienes derecho a meterte. 

Mi comentario pareció molestarlo. 

Se levantó de la cama. 

—¿Y tú sí puedes meterte en una conversación como si nada? 

—Se trataba de mí, quería saber —me excusé—. Por lo visto hay algo que no quieren que sepa, y si hay próxima vez en la que intenten ocultarme alguna cosa, bajen la voz. Se le llama susurrar, por si no sabían. 

—Da igual, no tiene nada que ver. No te puedes meter. 

—Claro que puedo. 

—La conversación es de mayores —acotó Ryan, y se me escapó una risa sin nada de gracia. 

—¡Me tienen hasta los huevos con eso de que son mayores! 

Rieron.

¿De qué se reían? Eso no daba gracia para nada. 

—¿Me están tomando el pelo? 

—No, sólo pareces chistosa cuando te molestas. 

—¡No es razón para reírse! —le respondí a Ryan—. Contesten. Déjense de estupideces. 

El simple hecho de que estuviesen riéndose me molestaba. No era una risa exagerada la que ellos emitían, pero tampoco les estaba dando el permiso de reírse cuando yo sí les estaba hablando en serio. 

—Skyler, sólo le decía eso a Luke porque ya es la segunda vez que te pasa algo en la escuela. Primero lo de que te enviaron a la dirección, y ahora las muñecas. 

—Reventaré a ese maldito en cuanto lo vea —advirtió Luke, mirándome fijamente. 

Negué. 

—No, tú no vas a hacer nada, porque si lo haces le diré a la tía y no será bueno para ti. 

No me gustaba amenazarlos. De hecho, no solía hacerlo, y cuando lo hacía, después me sentía mal, siempre dependiendo de cuál era la situación. Pero no sabía bien qué hacer cuando se ponían en el papel de cabezotas. Porque Luke era muy parecido a Ryan; cuando la bronca se les subía a la cabeza, a veces era complicado pararlos, y no quería que Luke generara problemas, ni en la escuela, ni con los tíos. Ya había acordado con Ryan que él no haría nada loco como para que ahora Luke fuese una jaqueca en mi cabeza.  




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