Atracción Destructiva

Capítulo treinta y seis

Skyler:

Esa noche me acosté a dormir con un bucle de pensamientos que parecían no tener fin. Repasaba toda la conversación en mi cabeza y me animaba a sacar mis propias conclusiones. Todavía habían cosas que no me contaban, de eso estaba segura pero no quería ir a preguntarle nada a nadie. Mi cabeza estaba infectada de información y no había mucho espacio de almacenamiento. Para eso necesitaba descansar un par de largas horas, aunque lamentablemente mi sueño se vería interrumpido mañana temprano para levantarme para el colegio.

Mañana sería un día de mucho estrés, uno en el que intentaría evitar a Chase a toda costa, y si lo llegaba a ver tendría que agachar la cabeza e irme rápido. Además, Luke y Jason estarían vigilándome. A Chase y a mí.

Apagué la lamparita de noche y metí de nuevo el brazo bajo las sábanas. Me quedé en plena oscuridad, sola y con el estómago revuelto.

Quise dormir, pero entonces me puse a pensar.

Había una asociación de brujas en el pueblo; era un grupo de personas con poderes que se reunía en lugares como cementerios, sótanos de casas, de colegios, o casas abandonadas en las que habitaron gente que fueron asesinadas vilmente. Era macabro, pero según entendí, las brujas buscaban un lugar en el que pudieran obtener una fuente de poder espiritual y así poder completar el hechizo que quisieran. Eso sólo se utilizaba para cosas grandes, no para prender velitas o apagar luces chasqueando los dedos.

Los vampiros y las brujas, como dijo la madre de Jason, se llevaban bien aunque no se relacionaran. No había problema alguno a pesar de ser rivales. Los brujos son de la naturaleza, y los vampiros, antinaturales. Se decía que, por más que se realizara un pacto de paz entre ambos bandos, siempre, el destino, encontraría la manera de acabar con la tranquilidad para que la guerra entre ellos volviese a existir. Y así pasó; la tregua se fue al retrete. Por esa razón Jason odiaba tanto a los White, porque desde que llegaron, la comunidad de brujas fue disminuyendo por culpa de los asesinatos que cometía Chase, quien al no saber controlarse por culpa de su alma perturbada —una que prácticamente pasó un calvario en el infierno durante tres años— hacía todas estas cosas. Fue así que la guerra entre vampiros y brujos regresó.

Querían sacar a los White del pueblo, pero ellos se negaban a irse. No tardó mucho para que las cosas raras empezaran a pasar; enfermedades, olores raros, muertes inesperadas de brujos y vampiros sin razón alguna... Todo eso era grave, y coincidía con sucesos que habían ocurrido a finales del siglo XIX.

Una regla en el mundo sobrenatural especificaba que el amorío entre vampiros y brujos estaba prohibido en su totalidad porque podía llegar a ocurrir lo mismo que en el siglo XIX; cientos de años atrás, un vampiro y una bruja tuvieron un bebé, producto de un amor al que ellos llamaban «incondicional». La regla en ese tiempo no existía, tranquilamente podías estar con quien tú quisieras y era asunto tuyo, pero años después, el hijo de aquellos sobrenaturales empezó a hacer cosas extrañas sin pensarlas, sin siquiera darse cuenta. No pasó mucho para que las brujas y vampiros aparecieran muertos, incluyendo a su propio padre. El chico cambió su personalidad a una oscura, una que era irreconocible para su madre, una que el niño no controlaba, sólo le pasaba. Mataba sin parar, sin saciar su sed de sangre. Le rompía el cuello a los humanos con sólo chasquear los dedos, se comía a los animales mientras aún vivían, y conforme los días pasaban, todo era peor. Los brujos y vampiros que quedaron vivos se enteraron de que el niño era una abominación, una destrucción para el mundo sobrenatural y decidieron matar al muchacho. Costó vidas, naturales y no naturales; costó tiempo y también balas, Demasiadas balas. En un momento se pensó que no se mataría con nada, que era un ser inmortal en todo el sentido de la palabra, pero hubo una bala, una en especial, que pudo asesinarlo. Aunque nadie sabía de qué era. Hasta la actualidad sigue siendo un misterio para todos.

La propuesta que el padre de Chase propuso en la asociación de brujas para que perdonaran los cometidos de su hijo fue brindar su apoyo para encontrar a la abominación, al ser destructor del mundo sobrenatural. Algunos hechiceros estuvieron de acuerdo porque se necesitaría toda la ayuda posible, pero otros no, y entonces, los que se negaban tuvieron que salirse de la comunidad. Ahora, en la actualidad, no sólo los White eran los que brindaban su ayuda, sino que muchas otra familias de vampiros. Gente peligrosa y dispuesta a matar inocentes por un poco de información.

Sentí la angustia instalarse en mi pecho; Ryan, Luke, e incluso Jason iban a morir.

La peste, la puta peste que ahora estaba por los aires ya infectó a mis hermanos. Ahora, por culpa de la abominación que había vuelto a ser creada por la inmadurez de dos seres sobrenaturales estaba afectando la salud de gente a la que quería. No podía perder a mis hermanos, a pesar de que ahora estábamos molestos entre los tres por la macana que me mandé, yo los amaba un montón, y aún enojada, lo admitía.

La tía los curó a los tres, incluso a la mamá de Jason (quien me enteré que era amiga de Jane hace años, pero que luego dejaron de hablar por motivos que no quisieron dar) pero, en realidad, no estaban curados del todo. Sólo temporalmente. Había muchas pestes que afectaban a brujos, pero este tipo de peste, esa que le afectó a Luke en la escuela y la que Ryan también padecía por ser su gemelo, no tenía cura. Justamente esa no. La tía hizo un hechizo junto a Sara y mi tío cuando se llevaron a Ryan al hospital, y cabe aclarar que verdaderamente no lo habían llevado al doctor, sino que a una casa abandonada desde hacía un par de décadas. Ese lugar era perfecto para utilizar una fuente de poder espiritual, para canalizar el dolor de las personas allí asesinadas una vez. Era muy complicado de entender ciertas cosas, era mucha historia que tenían raíces por todos lados.




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