Atracción Destructiva

Capítulo cincuenta y ocho

Skyler:

Cuando abrí mis ojos y me acostumbré a la luz de la habitación, lo primero que hice fue una mueca de dolor. Me toqué la parte derecha del vientre y dejé escapar una maldición. Me sentía bastante confundida y algo perdida, pero recordaba bien lo que pasó en el bosque; un disparo nos alarmó a Chase y a mí y, cuando me dijo que corriera, sentí que algo me atravesó. Al principio no supe bien qué pasaba, pero cuando miré la parte afectada de mi cuerpo perdí el equilibrio. Chase me sujetó antes de que cayera al suelo, y antes de desmayarme lo último que vi fueron sus iris azules y el movimiento de sus labios diciéndome que todo estaría bien. 

Jamás pensé que sería víctima de un disparo, y pensar que eso me pudo haber matado me ponía los pelos de punta. Aunque, ahora que lo pensaba bien, esa bala no me iba a matar. Yo era inmortal, y aunque eso tenía sus consecuencias detrás, hoy me salvó la vida. 

Respiré pesadamente y miré a uno de mis costados cuando vi un movimiento en él. Ryan me miraba con los ojos llorosos y, aunque quise abrazarlo con fuerza y pedirle que me cuidara siempre, recordé lo que pasó en mi casa en la tarde. 

—Sky... ¡Despertaste! —soltó una lágrima a pesar de que mantenía una sonrisa. 

Se levantó de la silla para darme un abrazo. Quise decirle que se alejara, pero no abrí la boca y disfruté de algo que necesitaba. Seguía enojada por lo que ocultó durante toda mi vida, pero el abrazo de un hermano es tan reconfortante que te ayuda en los momentos difíciles. 

—No sabes el miedo que sentí cuando me enteré de lo que pasó contigo. Me congelé apenas oí la noticia, pero ahora estarás bien —besó mi frente—, ahora estarás sana y salva. ¿Recuerdas lo que te pasó?

Asentí. 

¿Él sabía que yo estuve con Chase cuando todo pasó? Y, hablando de él, ¿dónde estaba? Quería verlo, quería saber cómo se encontraba. Porque existía una gran probabilidad de que él le pasó algo también. Dijo que corriéramos, eso fue por algo en específico. Chase sabía que algo pasaba y por eso se alarmó. Él también era inmortal, pero el simple hecho de que le hicieran daño me preocupaba. 

—Sí. 

—¿Puedes decirme qué fue lo que pasó? Quiero los detalles —se alejó—. Sé que estuviste con Chase —cuestionó. 

Suspiré. 

Esto, a pesar de que yo estuviera enojada con todos ellos, me traería problemas. Lo sabía porque conocía bien a los chicos y su disgusto hacia él. 

—Fui al bosque con él. Queríamos hablar, pero cuando nos sentamos, nos alarmó un disparo. Chase me gritó que corriéramos, pero era tarde porque me habían dado. —Su mirada era de desaprobación. Me daban ganas de rodar los ojos pero decidí no hacerlo para no empezar a pelear. Una pregunta rondaba por sus ojos y pude suponer cuál era—. Nos escapamos por la ventana de mi cuarto —respondí. Sus cejas se elevaron apenas. Ryan contenía las ganas de reprenderme. La verdad, no sé si lo dije por el brillo inquisitivo en sus ojos o para darle una cachetada verbal. 

—Te escapaste por tu habitación —afirmó con la cabeza. A juzgar por su tono deduje que ya lo sabía pero que quería oírlo de mi propia boca. 

—Así es. ¿Vas a juzgarme? 

Me miró fijamente y con seriedad. 

—Primero voy a abrazarte otra vez —respondió y se me acercó nuevamente. Presionó levemente mi cuerpo y me besó la mejilla—. Te veo y noto que estás tan grande... Quiero protegerte, Skyler. ¿Por qué no me dejas hacerlo? ¿Por qué te cuesta tanto hacerme y hacernos caso? Quiero gritarte por irte con ese tipo, pero me detengo a pensar y recuerdo lo del disparo y siento ganas de llorar. Tuve miedo de perderte. No pude respirar hasta que el doctor salió del quirófano y nos dijo que estarás bien y que no corres peligro. 

«... el doctor nos dijo...» 

Miré a mi alrededor con atención y luego miré mi mano. Tenía una aguja introducida en mi vena. Levanté la vista y vi el suero colgando y goteando. Mi vestimenta era una bata blanca con detalles grises y feos. Ni siquiera deparé en qué tipo de habitación era cuando me desperté hace unos momentos. Mi mente voló rápidamente a lo que pasó y no me permití averiguar bien en dónde me encontraba. 

—¿Corrí peligro de verdad? Dijeron que soy inmortal. 

—Pero no activaste ninguno de tus lados sobrenaturales. 

—O sea, ¿puedo morir como una persona normal si no la activo? 

—Sí. 

—¿Puedo morir de vejez?

—Sí. Por eso siempre quisimos mantenerte alejada de todas estas cosas, para que no las pienses y para que no te tienen. Queremos que tengas una vida normal a pesar de todas estas cosas.

—Pero no soy normal —aclaré. 

—¿Crees que no lo sé? —negó y se alejó de mí para sentarse en la silla. 

—¿Mamá dónde está? —quise saber. 

—Le dije que se fuera a descansar a casa con Luke. Pasó la noche en vela. Estás aquí desde ayer en la tarde. 

Elevé las cejas. 

—¿Cuánto dormí? ¿Qué hora es? 

Miró su reloj. 

—Van a ser las siete de la mañana —se frotó la cara. Se notaba que él también se sentía muy cansado. Valoraba que él estuviera aquí conmigo, que a pesar del cansancio se quedara a cuidarme. Pero no era sano que no pegara ojo. Tenía que descansar. 

—Ve a casa, Ryan. Descansa y después vuelve. ¿Los demás dónde están?

—Descansando. Literalmente, todos estuvimos aquí cuidando de ti cuando nos enteramos. Ofrecí a quedarme para que ellos descansaran. Los tíos tienen que abrir el restaurante temprano y Sara tiene un examen hoy. Da la casualidad de que yo no tengo clases hoy.

Insistí en que fuera a descansar, pero no me hizo caso. Dijo que saldría un momento para ir a comprar café a dos cuadras. Le recordé que el hospital tiene una cafetería, pero desistió porque no le agradaba nada que tuviera que ver con el hospital.

Me quedé pensando en Chase. No le pregunté a Ryan qué pasó con él pero lo haría después. Me inquietaba mucho este tema y necesitaba hablarlo. Chase era importante para mi vida. No era dramatismo, exageración o un simple capricho. Él era, en cierta parte, destructivo. Pero yo también. Ambos éramos destructivos. 




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