Atracción Destructiva

Capítulo sesenta y nueve

Chase

Estaba un poco nervioso porque Samantha no quería que fuera yo quien le inyectara el líquido negro a Skyler. Se estaba poniendo pesado el ambiente, porque mientras yo más insistía, más parecía no agradarle. ¿Era tonta? Digo, ¿por qué encapricharse con ser ella quien despierte a Skyler? ¿Por qué querer hacerlo sola cuando Skyler podía tener un arranque de locura y volver a dañarla? No es un secreto que los brujos son débiles si los comparas con los vampiros.

—¿Y si intenta lastimarte?

—Los llamaré —me dijo, me tendió una soga y se dio la vuelta.

—Mamá, puedo hacerlo yo —se ofreció Ryan. Él parecía pensar lo mismo que yo acerca de todo esto. Skyler era impredecible y podía hacer mil cosas malas con tan solo rodar los ojos.

—No. Si los necesito, los llamaré. Quédense en la puerta, sin que ella los vea, pero quédense cerca de la puerta. Quiero intentar confundirla, hacer que piense en otra cosa, quiero distraerla de cualquier manera.

—¿Cómo vas a distraerla? Es peligroso.

—Voy a decirle cosas. Cosas hirientes. Cosas falsas. No sé... Quizá si le digo algo muy doloroso, la Skyler que conocemos pueda volver a tomar el control.

—¿Te escuchas? Es algo muy arriesgado —manifesté.

—No me importa —replicó—. Quiero hacer esto yo. Si los necesito, los llamo —aclaró.

—¿Cómo vas a despertarla?

—Lo haré bruscamente para que la parte mala se confunda desde un principio.

—No sé si esto va a funcionar y, si no lo hace, si ella te mata en el intento, cuando la Skyler buena regrese se va a devastar. Se va a culpar de por vida.

—No me importa. No voy a dejar que les pase algo a ustedes, seré yo quien lo intente primero.

¿Zach y yo estábamos incluidos en ello? ¿No quería que nos pasara nada?

Me quedé extrañado por un momento, analizando las palabras de esa mujer y mirándola fijamente. Un segundo después caminó hacia las escaleras y la seguimos todos juntos. Jason se quedó al lado de los gemelos y Zach al lado mío. Intercambié una mirada con Zach y lo noté un poco nervioso.

—¿Qué te pasa? —susurré.

—Esto se está poniendo un poco intenso, ¿no te parece? —habló bajo.

—Skyler siempre fue intensa, solamente que antes no lo sabíamos.

—Voy a entrar —anunció Samantha y abrió la puerta de la habitación de Sky. La dejó abierta en caso de que algo pasara y nos necesitase de inmediato.

—¿Realmente funcionará ese líquido, Ryan? —pregunté. Me sentía ansioso y dudoso de todo lo que pasaba.

—Sí, las abominaciones se hacen más fuertes a medida que el tiempo pasa, y Skyler no ha activado sus poderes hasta hace unos días, así que el líquido hará efecto. La segunda vez que tengamos que utilizarlo, no creo que tenga el mismo efecto, será más débil si es que llega a dormir a las dos partes, y a la tercera vez... sé que no va a funcionar. Será complicado.

—¡Skyler! Skyler, tenemos que hablar —gritó Samantha con autoridad. Los gemelos intercambiaron miradas entre ellos mientras que Zach, Jason y yo nos quedamos esperando el llamado que obviamente pasaría.

Skyler soltó una queja.

—¿Ahora qué quieres, perra maldita? —respondió mi novia. Pero no. Eso que hablaba realmente no era mi novia. Era la oscuridad en su interior. Skyler, por más enojada que se encontrara, jamás le diría algo así a su madre—. No me mires con indignación. Porque eso es lo que eres. ¡Eres una perra maldita! Deberías haberte quedado lejos de nosotros.

Mierda.

Estaba poniéndose peor de lo que imaginaba.

La tensión en el ambiente se podía cortar con un cuchillo. Los gemelos estaban ansiosos, lo podía sentir, y sus corazones y el de su madre no dejaban de latir con rapidez. Jason estaba nervioso, pero no tanto como Ryan y Luke.

—Hay que hablar... Es urgente —manifestó Samantha. La voz le salía un poco quebrada. Seguramente que un hijo te diga que eres una perra maldita no es nada fácil de escuchar. O bueno, no es nada fácil de escuchar si eres una madre que ama a sus hijos.

—¿No te duele el corte en la cabeza? —soltó Skyler.

Llegué a escuchar una especie de golpe.

—No me toques. ¡No me toques! ¡Te amo, pero si no te controlas los matarás a todos! Y ellos no se merecen esto. Prometiste que harías las cosas bien. Se los prometiste a ellos.

¿Quiénes son ellos?

—Skyler nos prometió que se controlaría —respondió Ryan al notar mi mirada.

Sabía que Samantha le recriminaba aquello para confundir a Skyler, pero no me gustaba en lo absoluto porque podía sentir que su madre, en cierta parte, lo decía de verdad. Era chocante. Pero no podía decir nada para no arruinar las cosas. Si es que no estaban arruinadas... porque por la manera en la que Skyler hablaba era obvio que no todo se encontraba bien.

—¿Por qué lloras? ¡La puta culpable de esto eres tú! —gritó.

—¡No me hables así, mierda! ¡Joder! Contrólate. ¡Tienes que controlarte! O joderás todo. Lo harás, y eso no tendrá perdón. Nadie te perdonará.

—¿Me echas la culpa a mí? —Skyler rio—. ¡Tú eres quien se abrió de piern...! —la palabra quedó casi en su final porque Samantha le pegó. Sé que lo hizo. Sé que la golpeó. Lo escuché. Todos lo escuchamos.

Di un paso hacia adelante con intención de llegar al cuarto, pero Zach me detuvo y me pidió que me tranquilizara. No me importaba cómo es que Skyler estaba comportándose, me dolía hasta a mí saber que le pegaban.

—Suéltame, Zach —advertí con mala cara, pero él solo presionó más fuerte.

—No jodas esto. Estamos intentando hacer esto por Skyler.

—¿Pegándole? —entorné los ojos.

—Sé cómo se siente, pero tranquilo.

Tranquilo mis pelotas.

Skyler soltó una risotada unos segundos después, como si fuese que el que le pegaran le hubiese dado tremenda gracia.

—Te crees lista, pero no eres más que una niñata inmadura que no puede cumplir una puta promesa.




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