Skyler:
—¿Me perdonas? Por fi... —supliqué. Llevaba haciéndolo desde la última media hora.
—Tienes suerte de que no se me rompiera la nariz... Te odio, Skyler. Te odio.
—¿Otra vez con la exageración? Tampoco es para tanto, no me puedes odiar por eso.
—Si supieras cómo se siente mi nariz ahora, sabrías por qué te odio.
—Perdóname —volví a disculparme.
—Ahora no, mañana quizás sí.
—¿Pooooor? —alargué—. Vamos, perdooooon... —lo sacudí levemente, pero Luke no despegaba su mirada de su ordenador.
—Deja de sacudir mi herido cuerpo.
—Sólo tienes golpeada la nariz —repliqué. Seguí sacudiéndolo, pero él no parecía inmutarse mucho—. Vaaaaamoooooos, Luke. Por fa, no te enojes conmigo. Perdóname.
—Dame veinte dólares y te perdono.
—Qué rata eres, no me chantajees —escupí, y él se giró a verme para luego reírse.
—Acabas de decir una mala palabra. No creo que a la tía le guste que hables de esa forma.
—¿Es una amenaza? Eres malo a veces. No seas así. No sé por qué lado vas, pero detente. ¿Puedes perdonarme? —hice puchero, intentando comprarlo.
—Casi me rompes la nariz.
—¿Por qué finges tanta molestia? Sabes que no lo hice queriendo. Tú fuiste quien me persiguió desde escaleras abajo. Yo sólo cerré la puerta y tú justo estabas ahí...
—Te perdono sin que me pagues, pero me tienes que borrar el número de Jason.
—Eso es como tener que pagarte, pero con otra propuesta —dije.
—¿Por qué te quejas? ¿Te gusta? ¿Es eso? —me miró.
—¿Por qué siempre eres tan celoso, joder?
—No soy celoso, yo sólo te protejo. Sé cuándo alguien es bueno para ti y cuándo no.
—¿Y qué me estás queriendo decir con eso? ¿Que Jason es malo?
—No... No dije en ningún momento eso.
—Me parece que sí —repliqué.
—No creo que Jason sea malo, pero tampoco pienso que deberías de juntarte mucho con él. No vayas.
—La tía me dejó. Pero para dejarte tranquilo, si llego a sentir que algo no anda bien o que no me agrada como lo hacía, te llamo y me vas a buscar.
—¿Cuándo van a salir?
—Mañana. Pasa por mí a las cinco.
—A las 8 te quiero aquí. Y quiero saber el lugar exacto en donde vas a estar —exigió.
—No tienes que preocuparte tanto, Luke. Puedo cuidarme sola.
—Te crees que eres grande, pero lo cierto es que no lo eres —replicó.
—Tú tampoco eres muy grande, no me vengas con eso —dije, rodando los ojos.
—Pero soy mayor que tú, y te quiero cuidar, Sky.
—Mañana quiero salir tranquila, no con Ryan y tú atrás mío. Y, por si lo sigues dudando, no saldré con él con otras intensiones, lo prometo.
No me dijo nada, simplemente volvió su mirada al ordenador. Sabía que la idea le disgustaba más de lo que debería. A él y a Ryan. Pero tenían que entenderlo de una vez... Tenía diecisiete años. Y sí, no era muy grande para muchas cosas, pero tampoco era una niña, y tenía derecho a al menos salir.
—¿Me vas a perdonar? —inquirí, cambiando de tema. No me gustaba tener que hablar mucho de chicos con él porque de un segundo a otro, pasábamos de bromas a molestias. Y no quería.
—Quizás... —respondió.
Le toqué la nariz morada y apartó mi mano con suavidad.
—Bueno... No te voy a insistir más. Espero que para la cena estés mejor conmigo —le regalé una mirada triste.
Deposité un beso en su cabeza. Sabía que si hacía eso, en cualquier momento lo podría ablandar. Luke sabía que el golpe que le dí no había sido apropósito, pero se cegaba en la molestia sólo porque, de no haber salido corriendo para que no borraran el número de Jason de mi teléfono, su nariz no habría quedado casi rota.
Me encaminé hacia la puerta, pero su voz me detuvo:
—Bueno, te perdono.
Sonreí por dentro, y me volví hacia él con los brazos abiertos.
—Gracias, Luke. Gracias... —dije—. Ya me estaba sintiendo mal... —lo abracé con fuerza. Le dí un beso más en la cabeza y me separé de él.
—Eres una manipuladora.
—¿Una manipuladora?
—Sabías que si me dabas un beso en la cabeza y me mirabas de esa forma te iba a perdonar.
—No, nada que ver —negué. Aunque sí era verdad lo que Luke decía. Tenía que usar mis técnicas.
—No sé por qué te pasaste tanto a mi lado cuando podrías haber hecho todo eso y ya.