Capítulo 14: La Cita No Cita
KATHLEEN.
Jamás me había considerado del tipo de chicas que juegan con los sentimientos de los chicos para olvidarse de sus verdaderos dolores de cabeza, pero tiempos desesperados requieren medidas desesperadas. Así que por obra del destino Kay se cruzó en mi camino en el peor momento de mi vida, me sentía como una especie en estado de amenaza gracias a la bruja de la señora Janssen. Tenía la idea de que, si aceptaba salir con Kay, finalmente Mikhail saldría de mí cabeza y podría recuperar mí trabajo con calma. Matar dos pájaros de un tiro, esa era mi idea.
Me encontraba en la cocina de los Janssen, a unos minutos de terminar mi turno por el día de hoy con la esperanza de que al final del día, después de mi "cita no cita" con Kay, mí cerebro cambiara su pensar sobre la vida.
Mientras ayudo a Jordana en la cocina a terminar de preparar la cena, uno de los hermanos entra en la cocina. Es Micah, así que me relajo un poco. No podía negar que existía una cierta tensión cuando se trataba sobre algunos de los Janssen, desde el hermano más pequeño hasta el hermano más grande, todos sabían volverme loca de diferentes maneras y en diferentes niveles de intensidad.
Sus ojos verdes rasgados al final se clavan en los míos durante unos segundos. Cuando Jordana se gira para sacar algo del horno, el se aproxima hasta mi y tira de mi brazo con fuerza sin esperar alguna respuesta de mi parte.
- Micah, suéltame-me quejo en voz baja para evitar que la bruja de su madre aparezca por algún lado, sorprendiendonos a ambos.
- Tienes un segundo para decirme en qué demonios estabas pensando cuando aceptaste salir con Kay Williams-el tono de su voz no me gustaba en lo absoluto pero después de unos segundos caí en cuenta de una cosa aún más importante.
¿Cómo sabía Micah de mi "cita no cita con Kay?
- ¿Cómo sabes que saldré esta noche con Kay?-sus ojos se abren de par en par, inmediatamente, pasa una mano por su rostro.
- ¿Esta noche?-habla con asombro- ¿Te has vuelto loca, Kathleen Isabel Taylor?
Frunzo mi ceño al mismo tiempo en que reprimo una risotada.
¿Isabel?
¿Quién demonios es Isabel?
- ¿Isabel?
- Necesitaba un segundo nombre para que sonara con más autoridad, no me juzgues-resopla.
Le dedico una sonrisa de labios cerrados acompañados de una mirada disgustante.
- El punto es que es debes mantenerte alejada de ese idiota, es un egocéntrico, amargado, cretino, superficial, ególatra...
- Micah, te estás describiendo a ti mismo-indico con mi mandíbula rígida.
Sinónimos que describían perfectamente a cada uno de los hermanos Janssen.
- Kath...
- Saldré con el quieras o no, se oponga quien se oponga, no podrán impedir que vaya a esa cita, ¿comprendes, Janssen?
Micah me lanza una mirada que no logro entender pero finalmente asiente sin una pizca de ánimo. Me quedo pasmada junto al perchero mientras observo como sus anchos hombros se alejan después de haber tenido tan intensa conversación conmigo. Dejo salir un largo suspiro y preparo mis cosas para ir a casa a alistarme.
Vaya día, Isabel.
...
- ¿Estás segura de que no quieres que te acompañe pequeña, Kath?-emite Katherine sumergida adentro del armario buscando algún atuendo adecuado que pueda hacerme ver sexy pero como una señorita para mi cita no cita de esta noche.
- Pierde cuidado, Katherine.
Prendas vuelan por los aires hasta que finalmente un agudo chillido de emoción brota de su garganta.
- ¡Eureka!
Katherine me lanza un vestido negro el cual había usado para ir a la graduación de mi hermana hace algunos años. Por suerte, siempre he sido de la misma contextura física, delgada, de un tamaño inferior a 1.60 y con el mismo grosor. Nada ha cambiado en mí a través de los años, quizás mi apariencia se ha mantenido después de todo.
Sin embargo, recuerdo que hubo épocas en mi vida en el cual solía vestirme de manera hipster, con gorros, gafas aunque no las necesitaba en realidad y suéteres largos con símbolos de peace.
El vestido que ha seleccionado mi hermana me asienta del todo bien, luzco divina en él. Es ajustado pero no tan ajustado, es algo corto pero no revelador, al menos tengo la certeza de que no se me ve hasta el alma a través de él. Peino mi cabello húmedo y rebelde, decido hacer algunas hondas en las puntas con la rizadora y dejarlo caer a un costado de mi rostro. Katherine se encarga de maquillarme, no es profesional en el tema pero cuando se propone algo la niña se aplica en ello hasta conseguir el mejor resultado.
Finalmente, me detengo frente al espejo y me permito contemplar mi atuendo durante un largo tiempo para asegurarme de no querer cambiar nada en él.
- ¡Kath, tu cita está esperándote en la entrada!-me grita Katherine desde la planta de abajo. Me apresuro en coger mi pequeño pero discreto bolso de mano para bajar a través de las ruidosas y escandalosas escaleras.
Katherine me lanza una mirada pícara con una sonrisa socarrona en sus labios y murmura un "usa protección" lo cual hace que mis mejillas se sonrojen.
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Editado: 17.11.2021