Atracción irresistible. Un amor difícil de evitar.

Solo es el comienzo.

El salón estaba decorado con luces brillantes y globos, lleno de estudiantes emocionados por la fiesta de su graduación. La música sonaba a todo volumen y las risas llenaban el aire, haciendo mágico el momento.

Mauro y Ainara, entraron juntos, ambos vestidos impecablemente para la ocasión, se destacaban entre la multitud no solo por su apariencia, sino también por ser los mejores estudiantes de su promoción.

—Bueno, aquí estamos. ¿Listos para una noche inolvidable? —dijo Mauro con una sonrisa, mientras miraba alrededor, impresionado por la decoración.

—Listos, aunque no sé si sobreviviré sin corregir la coreografía de algunos —respondió Ainara con un toque de sarcasmo.

—No te preocupes, siempre puedes intentar corregir mis pasos de baile —dijo Mauro, guiñándole un ojo.

La música cambió a una melodía lenta, y Mauro extendió su mano hacia Ainara.

—Bueno, ¿me concedes este baile, princesa Ainara? —preguntó, con una sonrisa juguetona, extendiendo su mano.

Ainara lo miró por un instante, como si estuviera considerando alguna respuesta sarcástica, pero finalmente tomó su mano con una mirada divertida.

—Claro, pero solo si prometes no hablar de ecuaciones durante el baile —dijo, siguiendo el tono—. Y no pisarme los pies.

Mauro rio, asintiendo.

—Prometido. Esta noche, somos solo tú y yo.

Ambos se rieron y se dirigieron a la pista de baile, dejando que la música y la magia de la noche los envolviera. Por un momento, olvidaron todo lo demás y se centraron únicamente en disfrutar de la compañía del otro, conscientes de que, aunque no hubieran puesto en palabras su atracción, esta se manifestaba en cada mirada y cada sonrisa compartida.

—Tengo que admitir que eres bastante buen bailarín —dijo Ainara, con una sonrisa sincera.

—Gracias, lo mismo digo de ti. No sabía que tenías tantos talentos ocultos —respondió Mauro.

Bailaron durante varias canciones, riendo y disfrutando de la compañía del otro. Pero cuando la música se detuvo y los aplausos llenaron el salón, un sentimiento de melancolía los invadió. Sabían que, aunque esta noche había sido especial, había muchas cosas que aún no se habían dicho.

Mientras tomaban un descanso, Mauro miró a Ainara, con una seriedad poco usual en él.

—Ainara, sé que no hemos hablado mucho sobre… todo esto. Pero quiero que sepas que, pase lo que pase, siempre estaré aquí para ti.

Ainara lo miró, sus ojos reflejando una mezcla de emociones.

—Lo sé, Mauro. Y yo también estaré aquí para ti. Solo… necesito tiempo para entender todo esto.

Mauro asintió, entendiendo perfectamente sus sentimientos.

—No hay prisa. Tenemos todo el tiempo del mundo.

Ainara observaba a Mauro, su corazón latiendo con fuerza. No podía creer lo mucho que habían cambiado las cosas entre ellos. Recordaba cómo solían pelearse por las cosas más insignificantes, pero ahora, cada vez que lo miraba, sentía una calidez que no podía ignorar.

Sus pensamientos estaban llenos de él, de su sonrisa sarcástica y de la forma en que siempre sabía cómo hacerla reír, incluso en los momentos más tensos.

Mauro, por su parte, no podía apartar los ojos de Ainara. Su cabello rojo brillaba bajo las luces, y su risa era como música para sus oídos. Había pasado tanto tiempo negando lo que sentía, escondiéndose detrás de bromas y comentarios sarcásticos, pero ahora, en esta noche especial, todo parecía más claro que nunca.

Ainara era más que una simple hermanastra; era la persona que había llegado a conocerlo mejor que nadie, la que siempre estaba ahí, incluso cuando él no lo merecía.

La noche continuó, y aunque aún no se dijeron todas las palabras que llevaban dentro, ambos sabían que su atracción irresistible era algo que no podían ignorar.

«────── « ⋅ʚ♡ɞ⋅ » ──────»

La música lenta envolvía la pista de baile nuevamente, creando una atmósfera mágica. Él no dudó en sacar a bailar a Ainara una vez más.

—¿Bailamos? —pregunto Mauro.

Se acercaron lentamente, como si un imán invisible los atrajera. Mauro tomó la mano de Ainara, y ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Sus ojos se encontraron, y en ese momento, supieron que no había vuelta atrás.

Caminaron a la pista de baile, ambos se movían al compás de la melodía, cada paso sintiéndose más natural y sincronizado. La cercanía y el roce de sus cuerpos incrementaban la tensión entre ellos, una mezcla de emociones que no podían ignorar.

—¿Sabes? —dijo Ainara, apoyando su cabeza en el hombro de Mauro—. Nunca pensé que disfrutaría tanto de bailar contigo.

Mauro sonrió, sintiendo una calidez en el pecho que no podía describir.

—Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿no? —respondió con suavidad.

Mientras continuaban bailando, Mauro bajó la mirada hacia Ainara, observando sus ojos cerrados y la expresión de serenidad en su rostro. Sintió un impulso irresistible, una necesidad de hacer que este momento fuera aún más especial.

—Ainara… —susurró, haciendo que ella levantara la mirada.

Sus ojos se encontraron, y el mundo pareció detenerse por un instante. La música, las luces, todo se desvaneció, dejando solo a Mauro y Ainara en ese momento íntimo.

—¿Qué pasa, Mauro? —preguntó Ainara, con un leve temblor en su voz.

Mauro no respondió con palabras. En cambio, se inclinó lentamente, cerrando la distancia entre ellos. Ainara sintió su corazón acelerarse mientras los labios de Mauro se acercaban a los suyos. Y entonces, sus labios se encontraron en un dulce beso, como si hubieran estado esperando ese momento durante mucho tiempo.

El corazón de ambos latía con fuerza mientras sus labios se encontraban por primera vez en un suave, torpe y tímido beso. Ambos sintieron mariposas en el estómago y un calor intenso que recorrió sus cuerpos. Fue un beso inexperto, pero lleno de amor, ternura y eléctrico.

Se separaron lentamente, sus miradas aún conectadas, ambos sin palabras, pero comprendiendo perfectamente lo que el otro sentía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.