Atracción mortal

Capítulo 12

Luego de haber recogido mis libros del casillero, llegamos al salón. James se encontraba en su mesa, sacando el cuaderno de apuntes. Antes de dirigirme a él, Claire me tomó del brazo y susurró: —No nos ganes al chico nuevo.

Me solté, poniendo los ojos en blanco, y Kim rio mientras ambas tomaban sus lugares. Hice mi camino hasta James y me senté a su lado, dejando caer mis libros sobre el pupitre.

—¿Puedo ser tu compañera de literatura por esta hora? —pregunté, sabiendo que me había auto invitado.

—Claro —respondió con una sonrisa, y el profesor Waters comenzó la clase hablando sobre las obras de varios escritores.

Me removí inquieta y nerviosa en la butaca. Tenía especulaciones del porqué Max y Jordan habían hablado con James, pero no podía creer que algunas de ellas fueran ciertas.

—Ahora con la ayuda de su compañero —empezó el profesor—, van a identificar el tipo de literatura que se relacione con la obra indicada en su libro de texto.

Escribí el nombre de la obra en el cuaderno y miré a James, quien estaba concentrado en el libro. Tenía que tomar la oportunidad para interrogarlo. Luego de la mayoría se pusiera a «trabajar», me giré hacia a él y con la punta del bolígrafo le di un toquecito en la mano. Aparto la vista de lo que estaba leyendo y me miró con un desplante que no logré identificar.

—¿Podemos hablar? —susurré, dando una mirada rápida al escritorio del profesor, que estaba revisando papeles de su portafolio.

Dudó por un momento y luego cerró el libro.

—Puedo imaginarme sobre qué quieres hablar —dijo, volviendo su cuerpo hacia a mí.

—Así que, ¿te amenazaron o algo? —pregunté sin rodeos.

Rio por lo bajo y sacudió la cabeza.

—¿Por qué crees eso?

—No lo sé, ¿tal vez por el hecho de que son intimidantes y raros? —Todos sabíamos sobre su reputación, en especial el de Max. Era como si su vida fuera diferente a cualquiera de nosotros.

—Sí, escuché sobre eso. Pero no te preocupes, no usaron la violencia.

Las voces de los demás subieron de tono a nuestro alrededor a tal punto que el profesor dejó de apilar sus documentos.

—Tranquilos, hablen en voz baja con su compañero. —Indicó mientras cogía un bolígrafo—. No quiero que hablen otra cosa que no sea sobre lo que les pedí que hicieran.

Las voces se convirtieron en susurros, pero sabía que nadie acataría su advertencia. Era evidente que todos estaban conversando sobre cualquier otra cosa que no involucraba la literatura.

—Entonces, ¿qué te dijeron? —Garabateé un par de palabras, solo para hacer algo. Cuando no respondió los primeros segundos, lo miré y se inclinó hacia a mí con el ceño fruncido.

—¿Estás saliendo con alguno de ellos?

Su pregunta me dejó desprevenida. Tuve que parpadear varias veces para asimilar su cuestionamiento. No podía imaginarme salir con alguno de ellos. Ni siquiera me agradaban. O de eso estaba tratando de convencerme.

—Uh... no —contesté confundida.

—Tenía esa duda. —Sonrió, pero podía asegurar que era una sonrisa forzada—. Y bueno, hablamos cosas sin importancia, en realidad. Puedes quedarte tranquila.

Vi al profesor Waters levantarse de su lugar y revisar el avance de cada uno. Suspiré derrotada y asentí. Yo misma estaba complicando la situación. James podía estar diciendo la verdad. Seguramente hablaron sobre algo en donde yo no tenía nada que ver.

 

………….

A la hora de salida James se despidió y se marchó. Estaba considerando hablar nuevamente con él, pero había dejado en claro que no lo diría. Y lo entendía. No tenía derecho de husmear en sus conversaciones.

—¿Se puede saber qué tanto hablabas con James? —preguntó Claire mientras recogía sus cosas.

—Nada de lo que estás pensando —aclaré, colocándome la mochila en el hombro.

—¿No te ha invitado a salir? —dijo Kim una vez que llegamos a los pasillos.

—No. —Abrí mi casillero y guardé los libros.

—Entonces, todavía tengo oportunidad —escuché decir a Claire con entusiasmo.

Un poco ofendida, cerré el casillero y me volví hacia a ella.

—Pensé que te gustaba mi hermano.

—Y mucho —dejó salir un largo suspiro y luego se encogió de hombros—, pero siempre hay que tener una segunda opción.

Por una rara razón, me pregunté quién de Max y Jordan sería mi segunda opción. Probablemente elegiría a Max primero. Su mirada, la mirada que tenía desde que apareció en mi habitación simplemente me dejaba sin aliento y pensar en él me hacía sentir en el borde del acantilado. Quise imaginarme cómo sería estar acurrucada en sus brazos, pero sacudí la cabeza y alejé los pensamientos incoherentes. Ninguno de los dos debería estar en mis intereses.

—Para tener una oportunidad con James tienes que hacerte notar —comentó Kim, siempre intentando de parecer una experta.

—¿Y cómo hago eso? —preguntó Claire.

—Hacer algo para saber si está interesado.

—¿Y qué tengo qué hacer, según tú?

—Te lo diré cuando regrese del baño. —Y así, Kim desapareció de los pasillos.

—Bueno, yo me voy. Adiós —dije antes de irme, y recé por no encontrar otra vergonzosa escena de mi hermano con Karen. Para mi fortuna, aún no llegaba. Me dije a mí misma que debía tener un duplicado de la llave de la camioneta para esperarlo dentro.

El estacionamiento estaba atiborrado de estudiantes y no encontré a Alexander por ningún lado. Le mandé un mensaje y contestó que estaba intercambiando saliva con su novia. Hice un sonido de asco y le respondí que se apresurara. Mientras tanto, vi algunos de mis compañeros mientras subían a sus autos. Me despedí de los que reconocí con un movimiento de mano y una leve sonrisa.

Vagamente miré a la entrada del edificio. Las puertas de repente se abrieron y pensé que sería Alexander. Sin embargo, fue Jordan el que bajó por los escalones. Deduje que estaba molesto porque tenía los puños formados a los costados, sus hombros estaban rígidos y su pecho subía y bajaba como si intentara calmar su respiración. Se dirigió furiosamente a su auto, un Acura Nsx, y salió del estacionamiento rechinando las llantas y dejando un polvo terroso detrás de ellas.




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