A la hora del almuerzo me dejo caer en frente de Ava Kylie que está más pendiente del teléfono a su lado que del libro que subraya. Sus ojos oscuros viajan de allá para acá cada segundo. Descubriendo algo nuevo en la pelinegra.
— Tengo mucho sueño — alargo las palabras dándole a notar mi pereza hasta para hablar
— Si no me lo dices, no me doy cuenta — parlotea sarcásticamente, dejando los resaltadores a un lado, acomodo la remera de hombros caídos que llevo encima del vestido ignorándola. La pelinegra pregunta sobre mi situación, por lo que procedo a contarle lo sucedido en la fiesta, no obstante, mi relato es interrumpido
— Adalyn, quiero mis llaves ahora mismo — carcajeo un poco, pero a Kaev no le causa gracia por lo que hago un puchero fingiendo inocencia ¡Qué odioso!
— No son divertidos ustedes, amargados — me hace arrebatadas las llaves de la mano, alejándose sin más y creo que con eso me lo he quitado de encima.
Vuelvo mis ojos a la pelinegra que niega sonriendo, pero ella es peor que yo así que no puede reprenderme o lo que sea. Querrás muchas cosas en la vida, pero nunca meterte con Ava Kylie Blake.
+
Bajo del auto, rodeándolo para conseguir mis cosas en el otro asiento, con mucha paciencia, de lo más relajada.
— …you were perfect…It´s not the end… — tarareo alguna canción que viene a mi mente.
Estoy demasiado concentrada en lo mío que me sobresalta el motor de una motocicleta, me asomo sobre el auto hacia la entrada, sonrío percatándome de que trata de Bryce. Aunque pude haberlo adivinado con ese sonido nada más.
Se detiene a mi lado, quita su casco peinando su cabello enseguida, y no sé porqué demonios estoy pendiente de sus movimientos, me muerdo el labio esperando que diga algo.
— Diabla rubia — sonríe abiertamente
— Bry-Brayden — me corrijo, aunque lo llamaré como me dé la gana.
— ¿Estas demasiado cansada para ir por algo de comer con los chicos? — mi expresión se torna triste
— Tengo mucha tarea y quiero descansar, será para la próxima — asiente marchándose de inmediato, dejándome totalmente extrañada, es raro eso. Pensé que nos hacíamos amigos.
Sigo con lo mío, la verdad no tengo porqué ponerme a suponer sobre la actitud de Brayden. Termino mi camino a casa, dejo el bolso en el suelo de la entrada y los libros en una mesita de decoración, escucho movimiento en la cocina por lo que seguro mis padres están en casa ¡Qué milagro!
— ¡Papá, mamá he llegado! — encuentro a mi madre en la sala, arreglando sus uñas ni siquiera levanta la mirada de ellas para verme — Mamá… — de inmediato me hace callar
— Shhh niña, tengo un terrible dolor de cabeza y debo viajar en la noche — mi ceño se frunce
— ¿Viajar? ¿Se irán de nuevo?
— Nena si no trabajamos ¿Cómo quieres tener todos esos lujos? — acomoda su cabello con frustración, antes de continuar con sus uñas
— Pero yo te quiero, aquí conmigo — sus ojos verdes me observan nuevamente
— No seas dramática Adalyn, por el amor de Dios
— ¡No soy dramática! ¡Yo solo quiero tener a mi madre cuando la necesite! — se incorpora acercándose de forma amenazante a mí, presiona su dedo sobre mi frente con dureza
— No me alces la voz, recuerda que sigo siendo tu madre… — trago grueso para no ahogarme
— ¡Ya no eres mi madre desde el momento en que te interesa más tu apariencia y el dinero que tu propia hija!
Alza su mano abofeteándome, mis ojos se llenan de lágrimas, no dejo que vea llorar es obvio que nunca va aceptar eso. Debo seguir fingiendo que soy fuerte delante de ella como lo he hecho toda mi miserable y patética vida, doy la vuelta encontrándome a Cooper en el marco de la puerta, intenta llamarme, pero mi respuesta es a la defensiva. Me duele todo esto, pero soy fuerte.
En mi habitación jalé de mis cabellos llorando desconsolada, desahogándome yo misma. Estaba sola en la oscuridad, sin padres que me consolaran a pesar de que fue con ellos la discusión.
+++
Camino por la acera del estacionamiento buscando a Ava Kylie porqué hemos quedado antes de marcharnos a casa. Un grupo de chicos ríen no muy lejos, entre ellos Kaev y Fher, un chico golpea el brazo de este último haciéndolo voltear en mi dirección, percatándome que había detenido mi paso. Me obligo a continuar, paso por donde están todos con el corazón acelerado y con la mirada de cada uno de ellos puestas en mí. La de él que me quema y no de forma romántica o lo que sea