Doy vueltas en la cama, soltando un grito de frustración en mi almohada. Era otro día de clases; había pasado un fin de semana con los chicos bastante productivo donde los conocí mejor, despejé mi mente un poco porqué Brayden se comportó de manera extraña cuando se trataba de mí. Y ahora debía volver al otro mundo de locos.
Luego de un buen baño, una falda corta junto a una remera que mandaba al planeta a la mierda, mayas y botines fueron mi conjunto para el día. Tomo una chaqueta por si hace frío antes de salir, la casa está sola ya que mis padres aún no regresan de su viaje a la chingada madre.
Mientras reviso mis redes sociales salgo de casa rumbo al auto, ya tendré tiempo para desayunar en alguna cafetería, podre comer lo que me dé la gana será lo mejor…
— Hola Adalyn — me tenso, fastidiada por esa voz la vez, guardo el móvil levantando la mirada hacia él, manteniendo mi expresión seria
— ¿Qué demonios quieres? — repite lo mismo acerca de hablar, pero es que lo menos que adoro la idea de respirar o compartir el aire con él, intento subir al auto, se coloca en mi camino impidiendo que lo haga el muy hijo de…
— Escúchame por favor, quiero explicarte porque hice todas esas cosas en el pasado
— No quiero tus estúpidas explicaciones ¡Vete a la verga!
Enserio que estaba estresada ante la situación. Intento escapar, pero me toma del brazo pegándome al auto presionando su cuerpo con el mío, el miedo se instala en mi interior, mis piernas tiemblan incluso y tengo arcadas ante su cercanía. Aparto mi rostro para no verle y poder darme fuerzas para emitir palabras, tenía miedo, pero no dejaría que lo notara, esta Adalyn es muy diferente a la que dañaste hace años Fher.
— No gastes mi tiempo… no sé qué buscas con esto, suéltame por favor Fher — susurro lo último
— Sé que no merezco nada de tu parte, pero adoro la idea de retomar lo nuestro, por ello acepte la estancia en la misma universidad que tú, quiero hacer bien las cosas esta vez — acaricia mi mejilla y ya quiero llorar por su maldito toque.
Que deje de tocarme, por favor… lloro internamente. Forcejeó buscando alejarme de él, pero lo que provoco es que su agarre sea más fuerte. Jadeo, me lastima física y emocionalmente cada vez que se acerca de cualquier manera soy yo la que jode siempre.
— Fher me estas lastimando… suéltame — creo que el pánico comienza a apoderarse de mí
— No hasta que me digas que me darás la oportunidad
— ¡Me estas asustando! ¡Suéltame! ¡Ahora mismo! — no lo hace, simplemente se presiona más a mí
— Dijo que la sueltes ¿Estas sordo imbécil?
Brayden aparece a paso lento con sus manos en los bolsillos, su cabello cubierto por un gorrito de lana y nunca me había aliviada tanto verle como en ese momento porqué Fher me suelta para acercarse al ojicolores, parece decirle algo antes de marcharse.
Limpio mi rostro, las lágrimas que no me había dado cuenta que salieron. Siento los pasos de Bryce al acercarse, tiemblo sin poder recuperarme aún
— ¿Lloras por ese imbécil, Adalyn? — su voz vuelve a ser dulce, deseo responder y sacar el nudo en mi garganta, pero es que mi voz ha vuelto a desaparecer. Toma mi rostro para que lo vea, está tan cerca que siento su respiración, pero no quiero a nadie de esta forma, cerca de mí
— Déjame sola Brayden. Vete ¡Déjenme sola todos! — expreso, limpia con sus pulgares mis mejillas antes de pegar su frente a la mía, me siento tan segura con tan sencillo acto de su parte, olvidando que lo estaba corriendo.
— No me iré a ningún lado si ese imbécil sigue cerca y sé que nos observa, lo presiento, no te dejaré ahora — dicho pega sus labios en los míos en una suave presión que me toma desprevenida a pesar de estar alerta por la situación que acaba de pasar.
Segundos después inicia una lenta y peligrosa danza, sus manos bajan a mi cintura para acercarme más a él; no sé la razón por la que correspondo cada toque, quizás el lleno que me provoca tener alguien en quien poder confiar, que se está preocupando por mí hace que me sienta bien con su acto. Me está protegiendo y es más de lo que han hecho por mí.
Me separo cuando no doy a más, sonrío apenas viendo sus ojos oscuros, labios inflamados con una sonrisa torcida. Tal vez no todos son como Fher, y me da mucho miedo pensar que sea Brayden con el que me esté equivocando.
— Eres más hermosa sonriendo rubia — vuelve a besarme.
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