Tal solo estoy en el capo del auto tomándome selfies para mis redes, aun cuando Diego lo prohibió, debo hacerlo porqué Amelia ya noto que estoy desaparecida de Instagram y no quiero más dramas con ella o algún interrogatorio, al menos por ahora. Ava Kylie aparece agitada haciendo que frunza el ceño, esta mujer lo que más detesta son los deportes ¿Qué le sucede ahora? No creo que le haya dado por ponerse en forma de la nada.
— ¡Adalyn tienes que ver esto! — me toma del brazo arrastrándome, agradezco a ver el ejido mis tenis hoy para poder seguir su ritmo sin tropezar. Carcajeo pidiéndole una pista de su locura.
Todo rastro de diversión se me borra del rostro cuando en la azotea del edificio de mi facultad, hay un cartel gigantesco, enserio gigante que quiero arrancarlo de ahí y tirárselo en la cara a el hijo de puta que lo ha hecho ¡Esta loco! Las mejillas se me tornan rojas de la vergüenza al estar viviendo esto, que tanta gente me vea y quiera estar en mi lugar, que con gusto se los daría, si tan solo pudiera se los regalaría sin que me lo pidieran, pero es una mierda no poder hacerlo en un momento tan ridículo como este.
“Adalyn, dame la una oportunidad de volverte a enamorar”
Leo una y mil veces la estupidez y quiero poder enterar mi cabeza en la tierra. Lo peor, como si fuera poco, Fher está en la parte alta con los profesores gritándoles que se baje. Y quiero estar ahí arriba para empujarlo y acabar con mis desgracias. ¿Es tontito o qué? ¡Es un imbécil de lo peor!
— No me moveré de aquí hasta obtener una buena respuesta de Adalyn — el idiota habla a través de un micrófono.
Ojalá yo también tuviera el valor de gritar a los cuatro vientos lo que me ordena el corazón, pero simplemente me cubro el rostro avergonzada, alumnos graban e incluso hay personas de la prensa ¿Pueden creerlo? Amelia ha de estar celebrando esta mierda.
Por mi cabeza solo pasa que debo escapar de la ridiculez antes que me sienta presiona socialmente y hacer algo de lo que me vaya arrepentir después, como aceptar su propuesta. Debo llegar a mi auto, me repito. Pero se comienza a hacer imposible porqué todas las personas que no tiene nada mejor que hacer me lo impiden, únicamente deseo que la tierra se abra y me trague.
Es la luz al fin del túnel una motocicleta, que hace lugar entre la multitud deteniéndose enfrente de mí, la respiración se me corta, su casco no me permite ver de quien trata, pero sé quién es muy bien a través de sus ojos de colores puedo adivinar quien es mi príncipe salvándome de la bruja, me lanza un casco haciéndome que muerda mi labio inferior. Sintiendo la adrenalina de escapar subo a la motocicleta aceptando marcharme
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Nos detenemos en frente de la cabaña. Con el corazón en la garganta de la velocidad en la que veníamos, como si alguien nos siguiera a medio de la nada. Bajo de inmediato devolviéndolo el casco, acomodo mi cabello, suelto un suspiro tonto.
— Eres mi caballero de capa y espada, siempre rescatándome de apuros — le regalo una sonrisa-
Es tan lindo cuando solo me observa con sus ojos de colores. Toma mi mano dejando un beso en ella haciendo que ya la sonrisa no me alcance en el rostro. Una escapada y somos románticos.
Doy un paso atrás buscando entrar en la cabaña, la cual está vacía. Me estiro yendo hacia la cocina por un vaso con agua; Bryce me alcanza en minutos y pronto me quedo viéndolo nuevamente como una maravilla del mundo, no sé qué sería de mi allá en estos momentos sin él. Se despoja de su gorrito de lana dejando su larga melena a la vista.
— ¿Quieres que prepare algo para comer? — se acerca peligrosamente a mí — ¿O anhelas que te coma a ti?
Muerdo mi labio siguiéndole el juego ya que estamos en modo confiancitas, ya saben que no puedo resistirme al peligro. Visualizo un cuchillo que no dudo en tomar apuntándolo, eleva las manos al aire divertido. Soy yo la que avanza hacia él ahora; retrocede sin despegar sus ojos de los míos, choca en la isla con una sonrisa traviesa en sus labios, me acerco al límite de tomar su camiseta, la cual corto dejando la vista su cuerpo bien trabajado. Vaya tela más inservible que ha sido muy fácil de destrozar. Deslizo mi mano libre por su abdomen sin dejarlo de apuntar con el cuchillo y esto entraría fácilmente a ser acoso ¡Oh!
— Diabla rubia — jadea
Subo a su pecho acariciándolo lentamente… dejo caer el cuchillo abrazando su cuello, deseo que me bese sobre la isla, quiero mucho de él. No puedo ni creer que estemos así, intentando algo más. Solo espero no cagarla por no saber cómo es estar sanamente con alguien. Nos sonreímos cuando nuestros ojos se encuentran.
— ¡Ustedes dos!