Muevo mi cabeza viéndome en el reflejo. Admito que un mes me ha bastado para adaptarme al caluroso país, agradecía tanto que la casa tuviera aire acondicionado y dos piscinas, que adoraba demasiado. De lo contrario no hubiera podido sobrevivir. El tiempo había pasado tan rápido, dos meses se cumplían de vivir aquí y ni los habían sentido. Fue como estar en una burbuja de tiempo, atrapada.
Aunque físicamente no he cambiado, mi cabello solo ha crecido apenas y se ha oscurecido algunos tonos, estoy un poco bronceada, más allá sigo siendo la misma Adalyn. Sonrió a mi reflejo tomando una foto para que mamá no se le ocurra preguntar por mí a medio mundo, estaba más “activa” para que fuera creíble que trabajaba como modelo en otro país.
Me entretenía bastante como barman en Dylan´s Candy Bar uno de los tantos establecimientos del imperio Evans. Un trabajo honesto que realmente no necesitaba porque todo estaba cubierto por la señora Evans. Angie y su bebé estaban de maravilla, ahora si dejaba ver su pancita, todo el tiempo iba en bikini por el calor. Mientras que con los chicos hacía llamadas cada sábado sin falta, Daniel y Joss nos manteniente al tanto, en ocasiones Camden aparecía en la pantalla de metido, de Ava Kylie no sabía absolutamente nada y evitaban mis preguntas, el plan de Andrien se llevaba a cabo con mucha paciencia para no cometer error. Luego teníamos a Bry-Brayden que seguía sin recordar nada, pero se había mudado a la cabaña buscando algún recuerdo ahí. O era lo que me decían.
Suspiro. Debo admitir que las primeras noches llore durante horas, rogando para que no pudiera acordarse de mí, repitiéndolo millones de veces a la oscuridad de la habitación que realmente no se acordara jamás de mí, era egoísta quitarle recuerdos de su vida. Así todo sería más fácil, sin preguntas, sin nada que explicar. Ambos estábamos bien, separados. Me convencí.
— Adalyn, me avisas cuanto te vayas, iré contigo — parpadeo saliendo de mis pensamientos, logro enfocar a Angie a través del espejo
— No es necesario, tienes que descansar, bebé esta por nacer — la ojiverdes rueda los ojos, ignorándome sale de la habitación, suspiro volviendo a enfocarme en mi en el espejo que cubre una pared completa.
Percatándome de la pantalla encendida de la computadora, una sonrisa se pinta en mis labios, era sábado, lo que significa video llamada con los chicos. Corro a contestar, acomodándome en la silla, la primera imagen es de la angelical Joss.
— ¡Adalyn!
— ¡Joss!
Gritamos a la vez y luego reímos como idiotas, presto atención a todo lo que dice, lo malparido que es Kendall, lo cursi que se está portando Daniel y sus preguntas que no pueden faltar, sobre si he conocido algún chico en sentido romántico, porque sí, trabajo en un bar y he conocido muchos hombres que han sido obvios con visitar seguido el lugar, pero no es la gran cosa, lo que menos cruza mi cabeza en estos momentos es en tener pareja.
— Nena rubia tengo que dejarte, tengo que ir hackeando algunas cámaras de seguridad…
No termina de hablar, Joss es interrumpida por una voz que conozco aun cuando son meses sin haberla escuchado y que me roba el aire.
— Jasmine ¿Quién es Adalyn? Es que Camden está diciendo lo guapa que es su novia, pero ese nombre ya... — la pantalla se oscurece, dando por terminada la llamada.
Me incorporo pasando las manos por mi cabello, esa voz que interrumpió, era el dueño de los ojos que están en mis sueños, esos ojos verdes, grises, celestes, azules ¡Tan indecisos! Me dejo caer en la cama con el corazón tan acelerado como si acabara un maratón, cubro mi rostro con una almohada soltando un grito de frustración, solo trae los recuerdos de vuelta que me contaminan la felicidad que creía estaba volviendo a sentir, ahora lejos, pero no está superado, no es fácil. Mis labios extrañan los suyos y él simplemente borro mi nombre, todo por mi culpa ¡Maldita amnesia!
Creí que estaba curada y que estaba preparada para volver a escuchar su voz al menos, porque debíamos volver en algún punto, solo parece que retrocedí mil pasos, hace que quiera gritar y solo quiero ocultar el daño que es evidente. Lo echaba de menos, a él y a todos, me hacían mucha falta.
No sé cuándo tiempo paso ahí, solo repasando mi vida, solo sé que en un momento Angie se encontraba acariciando mi cabello otra vez como el inicio, se supone que era yo la que debía cuidarla, no ella a mi como sucedía.
Luego se marchó diciendo que me esperaba abajo en 10 minutos, por lo que tome mi bolso sin preocuparme por arreglarme solo una mirada para comprobar que al menos el maquillaje seguía en su lugar, bajo encontrando a Angie ya en el auto, subo a su lado colocándome el cinturón mientras le pide a Max, nuestro chofer avanzar. Angie había contratado mucho personal que no era necesario porque yo podía hacerlo perfectamente, igual no quería discutir con una embarazada.