Atracción Peligrosa

Capítulo 23

Cuando Brayden Parker dijo que “tenía una mejor idea” por mi mente nunca paso, ni siquiera lo pensé o lo considere, que se refería en traernos al mercado ¡Un mercado donde hay más personas que puestos! Jamás pensé que conocería un lugar así o que me traerían aquí.

Bajamos de la motocicleta y yo seguía sin creerme el lugar donde estaba, toma mi mano guiándome entre las personas que hacían sus compras, veo nuestras manos entrelazadas y luego subo a sus ojos, me guiña antes de continuar con la mirada enfrente, sonrió, no me importaba volver a enamorarme mil veces del mismo chico.

Veo los puestos, la cantidad de cosas que venden y por ir distraída choco en repetidas ocasiones contra su espalda haciéndolo reír. Lo rodeo para poder ver el puesto que ha llamado su atención, que resulta ser uno de gorritos de lana; ahí compramos varios, no sé cuántos necesita si parece tener todos los colores ya.

Continuamos hasta otro puesto, uno de bisutería donde me da nostalgia ver los collares parecidos al que me llevo hace tiempo, al que me ha dado ¿Con que aquí saca su magia?

Entre risas, miradas, compras, se nos hace de noche. Mis ojos se van a salir de lugar cuando un puesto al final del mar descontrolado de personas, llama mi completa atención, pego saltitos ¡Sí es el lugar de la magia!

—¡Bryce! ¡Vamos aquel! ¡Venden rosas! ¡Flores!

—Brayden, me llamo Brayden— me corrige.

Le saco la lengua acompañada de mi dedo corazón, me vale mucha mierda, para mí siempre será Bryce, tomo su mano arrastrándolo al puesto que está más interesante que nuestra discusión de siempre.

—Buenas, ¿En qué les puedo servir? ¿Algunas flores para su novia, joven?

Me aclaro la garganta soltando su mano, acomodando mi cabello disimuladamente, él parece ¿Nervioso? También. Al parece la gente nos toma como una dulce pareja paseando por el mercado.

—No somos…— intento comenzar, pero Bryce me corta sobresaltándome. Frunzo el ceño asustada sin entenderlo ¿Me he perdido de algo?

—¡¡ROSAS!!

—¡ROSAS! ¡Rosas, Adalyn!— deja caer las bolsas tomándome por la cintura, alzándome, jadeo asombraba aferrarme a sus hombros —Adalyn yo te regalaba rosas, las dejaba en tu habitación, me escabullía para dejarte rosas ¡Lo recuerdo, rubia!

Aún conmigo alzada da vueltas, la sonrisa en su rostro es lo mejor que jamás he visto, esta tan feliz y no puedo estarlo más yo, así que suelto una carcajada celebrando con él. Volvía poco a poco y no sabía si sentir miedo o como sentirme en general.

—Bryce detente, me mareas— digo aun entre risas, pronto mis pies vuelven a tocar suelo

—He recordado rubia— sigue sin creérselo, asiento tomando su rostro entre mis manos, no sabía cuánto extrañaba que me llamara rubia, hasta ahora que lo escucho —He recordado que te dejaba rosas

Sí Brayden has recordado y pronto también recordaras como la cague, como puse tu mundo en blanco… y no sé cómo te lo tomaras la verdad, pero igual quiero estar presente para el día en que choquen las realidades para ti. Uno mi frente con la suya cerrando los ojos, poco a poco lo tendría de vuelta y tenía miedo.

—Eres la atracción a mi peligroso pasado, Diabla rubia.— definitivamente tenía más que miedo.

+

Me dejo caer en la cama, agotada, no tenía fuerzas ni para ir hacía el baño y tomar algo mientras estoy en la bañera. Pero estaba cansada ¡Que día!

Bryce me acaba de dejar en frente del portón, debo admitir que fue incomodo despedirnos, me temblaban las piernas, las mano me sudaban sin saber cómo debía decirle adiós, luego de lo sucedido, al final solo besé su mejilla y corrí.

Cubro mi rostro sin poder creerme aún que haya recordado, poco, pero me ha vuelto a llamar Diabla rubia. No necesito que yo se lo dijera para recordarme un poquito.

Mi teléfono me corta el rollo nostálgico en el que me estaba adentrando, estiro mi brazo para alcanzarlo en la mesita de noche, una sonrisa se pinta en mi rostro viendo quien me está llamando. Aunque es extraño porque acabamos de vernos… ¿Paso algo?

—¿Hola?— el corazón me late veloz

—¿Qué haces?— suspiro, está bien, se escucha bien.

—No esperaba tu llamada.

—Quería escucharte— sonrió ¿Cómo es que se las arregla para encantarme de la forma que sea? Aun sin nuestra historia me conquistaba con cada gesto inocente —Veía las estrellas y pensé en ti

—¿En mí? ¿Por qué?

—Ve a tu ventana y mira el cielo.

Me incorporo, dejando de lado el hecho del cansancio, arrastro las cortinas y abro la ventana, para poder contemplar el oscuro cielo con brillantes estrellas. Me siento en el marco de la ventana, con los pies colgados fuera, acompañada del chico de ojos confusos conversando hasta altas horas de la madrugada.

+

Me incorporo asustada, con los gritos que hay en lugar ¿Qué está pasando? Trago grueso escuchando cosas quebrarse, corro fuera de la habitación con el corazón en la mano, tan asustada, con mucho miedo de que algo realmente malo le esté sucediendo a mis padres. Los gritos provienen de la sala… se ha metido alguien. Debo pedir ayuda.



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En el texto hay: rosas, amor, motocicletas

Editado: 28.07.2024

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