Atracción Peligrosa

Capítulo 24

Mi mundo no deja de dar vueltas. Estoy mareada. Lo siento moverse a mi alrededor demasiado rápido y tengo que apoyarme del respaldar del sofá para continuar de pie, hay manchas en mi vista, creo que estoy por desmayarme. Es una sensación asfixiante.

Jalo de mis cabellos buscan calmarme, llorando de impotencia, mi propio llanto es el que no me deja respirar con normalidad. El padre de Camden es también mi padre… somos hermanos ¡NO, NO, ¡NO! Por favor no, ese chico no puede ser mi hermano, él que intento aprovecharse de mí, sino hubiera sido por Bryce…

Me las arreglo para llegar a mi autor, sobre todo agradezco poder conducir hasta un bar sin un accidente de por medio. Necesito alcohol en mi sistema para olvidar, para hacerme creer que esto solo ha sido por lo ebria que me he puesto. Tengo que olvidarme de que termine siendo hermana de Camden.

Al entrar me acerco a la barra de inmediato pidiendo al barman el trago más fuerte que tenga, enseguida deja un vaso enfrente, no es la mejor idea que he tenido, pero es que no quiero afrontar la realidad. Necesito… necesito a Brayden, que me abrace y susurre que todo está bien, aunque mi vida sea una completa mierda patas arriba.

Sirvo otro trago y otro, otro tras otro, brindando con mi sombra por el bendito día que ha sido hoy, aprovechando para llorar cada una de mis desgracias, desde el momento en que conocí a Bryce, ese instante donde me enamore de Brayden Parker, maldiciendo que no recuerde ninguno de nuestros momentos, que me deje sola contra el mundo cuando prometió lo contrario. Odiando tener como pariente a Hudson.

Estoy sirviendo mi ¿Cuál ronda? ¿Cuál botella? Cuando siento la compañía a mi lado, pidiendo que le sirva lo mismo que a mí, pero me encuentro fuera de sí para prestar atención.

—¿Un corazón roto?

Río sonoramente, claro que es lo que parezco, una despechada de lo peor, que no sabe hacer frente a sus problemas si no es con bebida.

A veces solo hay que decirlo en demasiadas ocasiones para que se haga realidad y había funcionado esta vez o algo así, porque Bryce está a mi lado, el barman deja un vaso para él que toma de una vez antes de verme directamente… será una noche aún más larga.

—Salud— digo bebiendo del mío.

+

Despierto por el asqueroso dolor de cabeza que martilla mi cabeza, me muevo… no, no puedo moverme, me incorporo de inmediato asustada, lo que menos quería era terminar con un desconocido en la cama.

No estoy en mi habitación y no sé siquiera donde está mi teléfono donde guardo dinero de emergencia, pestañeo abrumada, me duele la cabeza espantosamente, el lugar comienza hacerse demasiado conocido ¿He estado aquí en otra vida? El clóset pegado a la pared, lo pequeño del lugar me traen el recuerdo ¡Conozco esta habitación! Es la habitación de Bryce en la casa de los jefes Evans.

La realidad cae en mi como agua fría, imágenes de nosotros bailando, apostando en las diferentes mesas, riendo, bebiendo ¿Cómo terminamos aquí? Un pinchazo en la cabeza me hace jadear, en la pequeña cama no hay nadie, solo estaba enredadas en las sábanas.

Mareada salgo de la habitación buscando respuestas, pero en la sala no hay nadie, todo es silencio y vacío ¿Acaso vine por mi propia cuenta? ¿En qué momento me separe de Bryce? ¡Puto dolor de cabeza!

— Gorrito fue al supermercado, no tardara en volver— me sobresalto ante la figura de Andrien apareciendo de la nada, se deja caer en el sofá más grande, sus piernas estiradas sobre este

—¡Me has asustado!— masajeo mi frente —Por casualidad, ¿Algo para la resaca?

—No, eso es lo que anda comprando gorrito, así que date una ducha y yo te prepare un té mientras regresa— asiento agradeciendo.

Doy la vuelta volviendo al pasillo, aceptando una ducha para quitarme el olor a borracha ¿Pero…? ¿Qué demonios me voy a poner? Estoy por devolverme para hacerle la pregunta al pobre Andrien cuando se me ocurre una mejor idea, voy a la habitación de donde salí para tomar unas cuentas cosas prestada y luego corro al baño, la casa solo tiene uno al final del corto pasillo.

Pego un saltito exagerado viendo mi aspecto en el reflejo, parezco ¡No tengo idea lo que parezco! El que debió asustarse en la sala tuvo que haber sido Andrien al verme. El dolor de cabeza hace que entre rápido a la ducha tratando de aligerar el peso que siento. Dejo que el agua caiga por mi cuerpo, cierro los ojos disfrutando de haber logrado al menos por unas horas olvidarme de mi jodida vida.

— Andrien dijo que gorrito te había traído, pero creí que era broma.

—¡Evans sal de aquí!

Pego un grito ahogado escuchando a Daniel, por las puertas apenas logro verlo apoyado en el lavado, agradezco que se vea borroso. Porqué con él no se tiene ni un poco de privacidad. Me cubro con mis manos, me ignora totalmente, sentándose en el váter tranquilamente ¡¿Qué piensa?! ¿No puedo tomar un baño tranquila? ¿Cómo hace Joss para soportarlo?

—Tranquila rubia no voy a preguntar qué tan ruda estuvo la noche, porque a Andrien se le ve suficientemente cansado, se nota que el ruido no lo dejo dormir mucho. Creo que le comprare algo para que no vuelva a sucederle.

—¡Daniel Evans!— ríe por unos segundos, apago la ducha ante el silencio que ya no parece divertido



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En el texto hay: rosas, amor, motocicletas

Editado: 28.07.2024

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