Adalyn
Sí le había pasado algo a Bryce. Sí esta vez no lo lograba… sí esta vez era demasiado para él, no me importaba acompañarlo al otro mundo, podría estar con él en la otra vida, quizás, pero en esta lo seguiría a cualquier precipicio.
Solo que detestaba demasiado pensar que mi propio padre fuera quien terminaría conmigo, aun así, mi orgullo era más, escupo en su cara sintiéndome la puta ama con la acción, estaba aterrada, pero no dejaría que me viera con miedo.
Enseguida siento ardor en mi mejilla y pronto caigo al suelo mareada por el golpe, veo manchas en mis ojos aturdida, Kendall se había atrevido a pegarme.
—No le pegaste.
Algo desconcertada logro ver como Ava Kylie se lanza sobre Kendall, luchando por conseguir el arma, me incorporo mareada dispuesta a separarla de ese imbécil, no quiero que se arriesgue por mí. Este es mi problema, no quiero incluirla.
En el silencio de la cabaña Evans, solo con el bosque acompañándonos, el sonido de un disparo hace eco, deteniendo el movimiento de todos los que estábamos ahí.
Ese sonido quedaría por siempre en mi mente. Tantas imágenes pasan frente a mí en ese preciso momento, todo lo que compartimos juntas es ese instante fueron demasiadas pocas, los ojos se me llenan de lágrimas con cada recuerdo.
Mi primera amiga, una verdadera amiga, a quien realmente pude llamar amiga en un inicio, mi hermana durante tantas noches de pesadillas, con quien no debía fingir ser perfecta e incluso era tan torpe, es y siempre será Ava Kylie Blake, la persona que sabe cuánto odiaba ser modelo, quien me apoyo para salir de casa y estuvo en mi lucha conmigo misma para superar a Fher...
Aunque nuestra amistad se tornara distante, no quería decir que no estaría para ella como sé que está para mi ante cualquier cosa. Que no lo pensaría dos veces antes de arriesgarse… por mí.
No pensé que mi primera reacción con el disparo sería suspirar en alivio, ver como Kendall caía al suelo expulsando sangre por su boca y la herida a su costado machaba su remera, Liee lo había matado, se había desasido de quien me dio la vida, pero que a la vez le hizo tanto daño a mi madre, de quien nos estaba arruinando.
Quería acercarme y comprobar que ella estaba bien y darle las gracias por la locura que acaba de hacer, pero no podía moverme de mi lugar, seguía sin creerme de lo que había sido testigo.
—¡Eres una asesina! ¡Traidora!— Camden le grita mientras se coloca al lado del cuerpo inerte de su padre, él había presenciado la muerte de su propio padre, no quería pensar en lo traumático que era.
Vuelvo los ojos hacía la pelinegra con preocupación, ella tan solo sostiene el arma sin ninguna expresión o muestra de arrepentimiento, claro que a Liee no le importa un nombre más a su lista de asesinatos, no pensaba que había matado al jefe que teníamos actualmente, solo me defendía. Estaba en shock. Porque esto eran problemas para todos.
—Vete al hospital Adalyn, yo me encargaré de esto— cuando habla obligándome a reaccionar al fin doy unos pasos en su dirección
—¿Estas-estas segura?— asiente sin dudar.
Doy una última mirada antes de correr al auto, secando con mi antebrazo la humedad de mi rostro, tratando de convencer que todo estaba bien. Ahora solo tenía que llegar lo antes posible. Debía correr antes de que fuera tarde, debía verlo y saber que estaba bien.
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Corro y enrollo mis brazos alrededor de Andrien cuando lo encuentro en la sala de espera en el hospital. Estaba temblando, al borde del llanto. Necesitaba que alguien me dijera que estaba bien con urgencia o enloquecería
—¿Qué fue lo que paso?¿Cómo esta?— me separo viéndole directamente, su expresión dice todo menos noticias buenas y las alarmas se encienden en mí, estábamos otra vez en este punto de la historia.
—Gorrito llegó muy cabreado a la cabaña, discutió con Camden, en media pelea lo empujaron y pego la cabeza muy fuerte en una roca ¡Fue un descontrol total!
No me avergüenza partirme en llanto, ya habíamos pasado por esto, tenía mucho miedo de verlo en una camilla nuevamente, otro tiempo sin verlo despierto me aterraba, suficiente era con que no me recordará, para sufrir esto de pasar horas en el hospital donde se escuchaba la muerte tocar las puertas, con miedo de que en una de esas tantas veces fuera la de Bryce, a todo nos llegaría la hora, pero no me dejaba de aterrar que se lo llevará.
Mis piernas flaquean y siento sus manos sosteniéndome con fuerzas, mi mundo está dando vueltas de manera anormal otra vez, moriré llorando, siempre debemos volver aquí, este horrible lugar.
Trascurren unos minutos donde logro calmarme un poco, pero permanezco aferrada a Andrien tal vez con ese miedo de que sola no podre mantenerme en pie, sus recuerdos me doblegan.
—¿Te sientes mejor?— asiento.
Una gran mentira, posiblemente solo quiera su espacio personal, me alejo con ganas de preguntar dónde están los demás más no encuentro mi voz; Andrien es observador y astuto, logra darse cuenta de mi curiosidad o tal vez soy demasiado obvia.
—Daniel y Joss están con el doctor, intentamos llamarte, pero no contestabas.