Adalyn
Realmente tenía mucha… ¿Suerte? ¿O era una persona rara? Existía dos formas de verlo.
Soy de las únicas personas, de las pocas personas que podían asistir a su propio funeral. Me había dado cuenta de quienes asistían, de quienes lloraban o sí realmente tenía alguien para que asistiera a la última vez en este mundo. Era extraño. Adalyn Stone Cox estaba muerta para todos ahora.
Un escalofrío me recorre viendo a la distancia como bajan el ataúd, quise correr hacía el lugar, para que dejarán de ver a mamá de manera extraña. Ella sabía que yo no estaba en ese accidente de autos, pero nadie aparte de papá sabía la verdad. Para todos había muerto. Y para todos mamá se había vuelto loca.
Era lo mejor que podía hacer, ahora era más Evans que nunca. Adalyn Evans. Debería acostumbrarme más a llamarme de esa forma. Estaba dejando una vida atrás, para comenzar una completamente diferente.
Una donde quizás bajando del auto algún enemigo me disparaba, incluso puede que más tarde me estén enterrando a mi realmente. Nunca podía saber en este mundo cuando era el fin. Pero al menos sabía que había elegido bien mi familia ahora, la tenía y me querían de buena forma.
—¿Quieres irte?— volteó sobre mi hombro para verlo.
Tal vez nuestra forma de enamorarnos fue tonta, demasiado cliché, sin sentido alguno, no sé en cual punto realmente comenzamos a estar juntos porqué a lo largo de nuestra historia y desde el inicio fuimos... Fuimos nosotros. Y seguimos unidos. Está acompañándome en otro momento difícil.
—Sí. No hay nada más que hacer aquí.
Doy una última mirada, antes de tomarlo de la mano y apoyar mi cabeza en Bryce. Había un sentimiento extraño dentro de mí. Tal vez nostalgia, tal vez estaba volviéndome loca. O quizás el clima nublado no ayudaba en nada. Estaba enterrando mi pasado también. No volvería a estar encerrada en mi propio cuerpo.
—¿Estás bien, mi diabla rubia?
No puede evitar sonreír, otra cosa que no tenía sentido era llamarme de esa forma. Se quitó el gorrito que llevaba colocándomelo, aplastando ahora mi corto cabello. ¡Oh sí! Era de las que hacían esto con su cabello para cerrar ciclos. Nunca lo había llevado corto.
—Aprecio que me des tu gorrito, aunque tienes miles y ¡Te gusta tanto llevarlos!
—Me gusta tanto como tú— hace que me detenga solo para dejar un beso en mis labios haciéndome sonreír nuevamente
—¿Por qué te gusta tanto llevarlos? Es raro verte sin un gorrito.
Continuamos avanzando hasta su motocicleta. Creó que con el dinero de mi próximo trabajo compraría una motocicleta. Ahora sí podía hacer lo que me viniera en ganada con el dinero que yo misma hacía.
—Hubo un tiempo donde no había presupuesto para lavarme el cabello... Creó que me acostumbré a llevarlo, me siento desnudo sin ellos— subió a su puesto colocándose el casco y tendiéndome el mío
—Desnudo te vez mejor— admití haciéndolo reír
Tal vez la historia había avanzado demasiado rápido y no habíamos tenido suficiente tiempo para conocernos realmente, tal vez solo nos gustaba la rosa por fuera y me daba un poco de miedo pensar que no éramos tan compatibles como creíamos. Habría que averiguarlo, al menos después de tantos intentos estábamos juntos. Sin escondernos.
Me acerque levantando el casco para besarlo. No me importaría si al final lo nuestro no funcionaba disfrutaría mientras lo hiciera.
Subí a la parte de atrás. Enseguida arrancó a toda velocidad. Levanté las manos. Era libre. Mi Atracción Peligrosa me había llevado a la libertad. No había más espinas. Mi llave llegó con pintura. Brayden era la clave. Ahora nuestra aventura era sobrevivir siendo parte del imperio Evans. Mantener el trono con ellos.
Fin