Shia y Mirana intercambiaban golpes frente a él. La mandaloriana tenía problemas con el combate cuerpo a cuerpo e Ihsahan estaba notando que cambiaba su actitud ante el peligro cuando no tenía su armadura puesta. Era su deber cambiar eso, ya que ningún guerrero debería depender de su arma o armadura. Mirana era ágil y rápida, pero sus ataques eran predecibles más allá de su echani. Vitti estaba sentada en el umbral de la entrada al dojo viendo a sus compañeras pelear mientras comía algo con mucho cuidado de no ensuciar nada. De fondo estaban los destruidos robots de su maestro, que pronto iba a buscar para ver si habían aprendido algo. Ihsahan detuvo la pelea al meterse en la zona de combate. Shia estaba sudada y se detuvo a atar de nuevo sus rojizos cabellos.
“Ahora sé porque son tan respetados los Guardias Imperiales.” Dijo ofuscada la mandaloriana.
Mirana se paró derecha con su típica postura militar para esperar por el sith.
“Piensas demasiado poco, Shia. Tienes que sentir el campo de batalla para pelear apropiadamente.” Dijo con seriedad el sith.
“Yo no tengo la Fuerza…” Dijo para mirarlo de cerca.
“No estoy hablando de la Fuerza, estoy hablando de combate.” Dijo con seriedad Ihsahan. “Mirana, tu piensas demasiado todo lo que haces, deberías prestarle atención a tus instintos.” Agregó mirando a la guardia. “Tus movimientos son predecibles y lo único que ganas es estar solo un paso delante de tu enemigo, el segundo es que tu contrincante no sepa lo que viene.”
“Entendido, milord.” Dijo con firmeza la guardia.
“Ah, la tienes bien adiestrada, alor.” Dijo jocosa Shia. “De todas maneras, yo no peleo cuerpo a cuerpo desnuda.” Agregó mientras estiraba sus hombros. “Acepté este desafío solo porque quería ver si la reputación que escuché de Mirana era cierta.”
“Cierra el pico, mandaloriana.” Dijo con seriedad Mirana. “Deberías escuchar lo que tus superiores dicen.”
Shia miró con fijación a Ihsahan, que estaba revisándola con curiosidad.
“¿Cómo peleas cuando tus armas no son efectivas?” Preguntó de la nada.
“Soy una mandaloriana, alor. Mis armas son siempre efectivas.” Dijo sonriente Shia. “Si no lo son, es porque traje las equivocadas.”
El puño del sith cortó el aire junto a su cara, sorprendiéndola por completo.
“Piensas demasiado poco, Shia.” Dijo con seriedad el sith.
“Ya te he visto pelear, Ihsahan…” Dijo asustada Shia mientras daba un paso hacia atrás. “Y conozco ese estilo que usan los jedis…”
“El bakuuni de nuestro maestro es diferente.” Dijo con seriedad Mirana. “Además no lo ha usado en estos entrenamientos.”
“Eso no es cierto…” Dijo ofuscada Shia. “No puede pelear…”
“Shia, no quieres pelear con él cuando usa la Fuerza.” Interrumpió con prestancia Mirana.
“Mi clan tiene su propio estilo de pelea…” Dijo para cambiar de tema. “Somos expertos es combate con jets.”
Ihsahan la miró con fijación.
“Puede que a veces me confíe demasiado en mis habilidades y no pelee como es debido…” Agregó apenada. “Puedo darte una demostración si tiene tiempo, milord.” Terminó en tono burlón.
Los ojos verdes de Ihsahan eran fríos y filosos.
“Te espero en la terraza.” Dijo para marcharse junto a Vitti.
Vitti siempre parecía encantada de seguirlo a todos lados y se sentó en un banco mientras el calor del día los abrazaba. Ihsahan ya no podía mostrar la cara en público, así que su máscara ya estaba sobre su cara. Mirana se detuvo junto a la twi’lek para mirarla con curiosidad.
“¿Qué?” Preguntó divertida Vitti.
“No me esperaba que te gustara ver este tipo de entrenamientos.” Dijo pensante Mirana.
“Me gusta verlo a él.” Respondió divertida Vitti. “Me entretiene verlas pelear para ganar su atención… yo prefiero destacarme en otros lugares.” Terminó con malicia.
Cuando Mirana iba a insultar a la twi’lek, Shia pasó volando junto al edificio para aterrizar en el medio de la terraza. El lugar era un pequeño puerto, pero ahora iba a ser un campo de batalla. Había un pequeño jardín rodeaba el puerto y todo estaba en perfecto estado. Ihsahan solo levantó la mirada mientras la mandaloriana acomodaba sus guanteletes.
“¿Cómo quieres hacer esto, alor?” Preguntó divertida.
Ihsahan no dijo nada.
“Un sith siempre está listo, imbécil.” Dijo ofuscada Mirana. “Te está esperando.”
Ofuscada, Shia apuntó con sus blasters hacia su rival mientras su armadura se activaba. Su visor ya tenía a Ihsahan marcado y estaba lista para derrotarlo. Cuando pestañó, se encontró con el puño del sith golpeando su casco. Sus huesos resonaron dentro mientras daba unos pasos para recuperarse del impacto. El sith era mucho más rápido de lo que esperaba, pero ella todavía tenía mucho para dar. Saltó lateralmente con su jet para dispararle incontables veces sin efecto alguno, ya que el sith no tuvo que hacer nada para que sus disparos desaparecieran al contacto. Sorprendida, guardó sus armas para probar otra táctica. Tocó un botón en su antebrazo para lanzar una afilada cuerda hacia su rival, esta era prácticamente invisible e iba directamente hacia él. Ihsahan enredó su brazo en la cuerda para tirar con todas sus fuerzas, trayendo a la mandaloriana hacia él. Su rodilla se enterró en su armadura para luego patearla en la cabeza con mucha fuerza. Shia tuvo que soltar la cuerda para no volver hacia él mientras volaba hacia atrás, en el momento que tocó el suelo salió disparada hacia su rival. Su lanzallamas nunca pudo tocar al sith, pero solo era una distracción, ya que ella quería atacarlo con la vibroblade de su otra muñeca. La mano del sith atrapó la suya para volver a atacarla, el sith tenía una fuerza descomunal y su puño se enterró en su armadura. No sabía cómo había pasado, pero el impacto había llegado a su cuerpo, ya que estaba escupiendo sangre mientras intentaba ganar unos metros para volver a atacar. Con cortos saltos impulsados por su jet, Shia saltó en zigzag para intentar distraer a Ihsahan. Este desvió sus navajas para atacarla un solo puñetazo a su abdomen. Shia pudo sentir el impacto como si no tuviera su armadura puesta mientras usaba su jet para alejarse de él. Ofuscada y enojada, tocó su guantelete para que su visor marcara a su enemigo, nadie iba a lastimarla de esa manera sin recibir algo a cambio. La mandaloriana apuntó con sus muñecas al sith para que un millar de proyectiles salieran despedidos hacia él. De su espalda salieron una docena de pequeños misiles mientras que de sus muñecas iban todos los dardos que tenía disponibles. Sus rodillas dispararon los aturdidores y para terminar el misil antiaéreo salió despedido hacia el sith. Cuando pensó que todo había terminado, Ihsahan destruyó todo lo que había lanzado con un violento relámpago. Shia tocó el suelo para quitarse el casco en sorpresa, escupiendo sangre hacia un lado.
“Eres una estúpida, Shia.” Dijo con seriedad Mirana.
“Ahora sé que esperar de ti, mandaloriana.” Dijo con seriedad Ihsahan mientras se detenía frente a ella. “Eres una guerrera formidable, pero no piensas lo que haces.” Agregó mirando a Mirana. “No puedes pelear con llena de ira tampoco, Mirana va a ayudarte con eso.”
“Entendido, maestro.” Afirmó con seriedad Mirana.
Shia estaba mirando la máscara del sith con detenimiento mientras recibía un codazo de Mirana.
“Entendido…” Dijo ofuscada.
“Vitti, ¿Ya tienes todo listo?” Preguntó con seriedad el sith.
“Ayer entregué lo que me pidieron, me dijeron que te iban a informar cuando todo esté en su lugar.” Respondió sonriente la twi’lek. “Ya tengo listas tus granadas y le pedí a Vera que me prestara uno de eso lanzadores de muñeca así hago algunos misiles que puedan usarse con ellos.”
“Eso lo quiero ver…” Dijo al aire Shia.
“Deberías estar lista para la misión.” Dijo Ihsahan para marcharse por la escalera junto a Vitti.
Shia estaba mirando con curiosidad a Mirana.
“¿Qué quieres, mandaloriana?” Preguntó con firmeza.
“Deberías haberme dicho algo…” Dijo ofuscada Shia.
“Asumí que ya respetarías su poder, te derrotó cuando era un padawan. Imagínate lo que puede hacer ahora que es un sith.” Dijo con seriedad Mirana.
“¿Cómo peleas con algo como eso?” Preguntó sin cuidado.
“¿Contra un sith o contra la Fuerza?” Preguntó con prestancia.
“No lo sé…” Dijo ofuscada Shia.
“No deberías darle una oportunidad a un usuario de la Fuerza, bajo ningún concepto. Por eso te derrotó en un principio.” Dijo con seriedad Mirana. “En eso deberías pensar cuando te enfrentas a uno de ellos. Cuando estés en Kaas vas a entrenar todas las mañas conmigo, Shia. Voy a convertirte en una herramienta apropiada para nuestro maestro.”
Shia gruñó sin saber dónde se había metido.