El ascensor los dejó en un oscuro hangar, solo había luces iluminando una esquina, donde estaba lo que parecía ser el taller de Chup. Los separatistas lo dejaron ahí para luego cerrar un portón y marcharse por un pasillo. Su amigo caminó ofuscado a un rincón para sentarse en una banqueta y mirar hacia arriba. El trío se asomó con cuidado para que el drall saltara de su asiento para correr hacia Alara y aferrarse a su pierna mientras ella giraba la cámara con su telequinesis lejos de ellos.
“¡Alara!” Gritó repleto de felicidad Chup. “No puedo creer que estés aquí…”
Alara se agachó para saludarlo, apretando sus manos con cuidado.
“Hola, Chup. Vinimos a visitarte y encontramos tu taller en ruinas…” Dijo sonriente la jedi. “Estas son mis padawans Tori y Juna.”
Juna estaba mirando por una hendija del portón mientras Tori apretaba la mano de Chup.
“Mucho gusto, señor Chup.” Dijo contenta Tori. “¿Por qué lo tienen encerrado?”
“Ah, es una larga historia…” Dijo ofuscado Chup. “En pocas palabras me… asignaron una deuda ya paga de Lyrian…” Agregó mirando a la pequeña. “Puras patrañas.”
“Bueno, después podemos hablar, ahora tenemos que marcharnos de aquí.” Dijo pensante la maestra. “¿Sabes cuantos soldados hay en este lugar?”
“Tienen un par de horas hasta que vuelvan los vehículos, me trajeron para ser su mecánico, pero… he estado reparando lo menos posible.” Dijo apenado Chup. “No quiero que lastimen a nadie por mi culpa.”
“Entendido.” Dijo pensante Alara.
Juna se paró frente a Chup para mirarlo con curiosidad.
“Maestra, hay un par de guardias cerca de la entrada, pero parece que el complejo es un poco más grande que este hangar.”
“Debe haber unos seis… Necesitan la tarjeta para operar el ascensor, los controles no están aquí.” Agregó preocupado Chup. “No soy experto en humanos, pero ella es demasiado pequeña para ser una jedi.” Terminó mirando a Tori.
“Es padawan hace poco.” Dijo divertida Alara. “Recuerda que Shin era el raro en la Orden.”
“Lo recuerdo…” Dijo confundido Chup. “Yo soy inútil en una pelea…”
“No te preocupes por eso, Chup.” Dijo pensante Alara. “Tori, tú estás a cargo de cuidar a nuestro amigo, Juna y yo vamos a activar este ascensor.”
“Entendido, maestra.” Dijo con seriedad Tori. “Creo que voy a esconderme por si vuelven los de la superficie.”
“Es una buena idea, cuando activemos el ascensor nos encontramos acá.” Dijo pensante Alara. “Ten cuidado, Tori…”
Alara y Juna abrieron el portón con un rápido golpe de sus sables, cerrándolo con cuidado para que no parezca vulnerado. El pasillo era largo y parecía estar hecho completamente de un gris cemento. Unas pocas luces iluminaban su camino y unos caños seguían hasta una encrucijada. Alara y Juna se detuvieron allí para encontrar a los dos que habían bajado con Chup. Con solo intercambiar una mirada, Alara y Juna saltaron hacia los lados para noquear a sus enemigos y arrastrarlos hacia el pasillo en un virtual silencio. Juna revisó rápidamente sus bolcillos para no encontrar lo que estaban buscando.
“No tienen la tarjeta, deben haberla dejado cerca de los controles si es que tienen una sola.” Dijo pensante la padawan.
“Tendría sentido.” Dijo pensante Alara. “¿Qué están haciendo en este lugar?”
“No sé si eso es importante ahora, maestra. Nosotras venimos a rescatar a tu amigo.” Dijo con cuidado Juna mientras se paraba a su lado. “¿Nos separamos?”
“No.” Dijo con seriedad Alara. “Sígueme.”
Alara caminó hacia la izquierda para seguir un pasillo con media docena de puertas, la primera parecía ser una oficina y la que estaba enfrente tenía una ventana. La maestra apretó la mano de Juna para parase frente a ella y mirar que estaba pasando dentro. Allí había una mujer monitoreando el sistema de seguridad junto a un hombre que reparaba un calentador de agua.
“¿Puedes sostenerme esto?” Preguntaba el hombre a la mujer.
“No puedo dejar de mirar esto, Krian.” Respondió jocosa la guardia.
“Ya vas a querer agua para esa cosa horrible que tomas…” Agregó el hombre mientras volvía a agacharse.
“¿Por qué no pueden vernos?” Dijo ofuscada Juna.
“Ya sabes cómo funciona esto, Juna…” Dijo en voz baja Alara. “Ahí está la tarjeta, volveremos por ella más tarde, quiero terminar de revisar este lugar.”
“Pero… la Fuerza…” Dijo al aire Juna mientras empezaba a caminar detrás de su maestra.
“La Fuerza nos ayuda a no ser detectadas, Juna, pronto podrás hacer lo mismo… Shin podía hacerlo en lugares concurridos o entre medio de la multitud… La gente lo esquivaba como si fuera un obstáculo normal, como un charco o un pozo.” Aclaró pensante Alara. “Esta habilidad consiste en desviar la atención de los demás lejos de nosotras…”
“Deberíamos conseguirnos campos de invisibilidad.” Dijo pensante Juna.
“Eso es para cuando sepa que puedes manejar tu técnica, Juna.” Dijo sonriente Alara. “A mí no me gustan demasiado, te acostumbras rápido a ellos y suelen llamar la atención de los slicers y los mandalorianos pueden verte con sus visores.”
“¿De verdad?” Preguntó asombrada Juna.
“Sí, primero tenemos que aprender a vivir sin ellos.” Respondió divertida Alara. “Los droides también pueden detectarte con facilidad.”
“Yo solo quiero ocultarme de Tori.” Respondió divertida Juna.
Alara sonrió al saber que Juna estaba contenta con su nueva vida. Las jedis recorrieron los cuartos encontrando un desván y un par de almacenes, seguido volvieron para recorrer el otro lado. Allí encontraron algo más interesante, algo que Alara iba a darle a Mirabella. La oficina parecía ser una base de operaciones y tenía una gran variedad de afiches pegados por todos lados. La mesa parecía inundada con papeles sobre la inauguración del tren y había muchos detalles de los pasajeros. Juna se acercó a leer un poco mientras ella revisaba la ruta del tren.
“Maestra, parece que trajeron gente importante para la inauguración…” Dijo mientras recorría la lista con su mirada.
“Mirabella nos dijo que era importante… Juna, tenemos que marcharnos de aquí sin anunciarnos.” Dijo pensante Alara. “Esta base puede ser importante para nuestra espía.”
“Entendido, puse un marcador en la superficie cuando encontramos la chimenea…” Dijo pensante Juna. “Supuse que podría sernos útil.”
“Buen trabajo… Yo siempre me olvido de esos detalles.” Dijo pensante Alara. “Parece que el resto está más lejos, vayamos por la tarjeta.”
Alara posó sus ojos sobre un holopad para leer su contendido, el mensaje era críptico y sintió que algo malo iba a pasar, así que miró a Juna para volver por el pasillo. El hombre de mantenimiento se había puesto de pie a mirar los monitores junto a la mujer. Alara pasó por la entrada para tomar la tarjeta y una herramienta. La cual arrojó con su telequinesis por el pasillo. El hombre salió disparado a ver qué pasaba, pasando frente a Juna que entraba a su lado. Su maestra estaba parada detrás de la vigiladora mientras ella se acercaba al fondo de la sala. Los monitores tenían gráficos de mantenimiento y un par de videos rotativos de las instalaciones en los cuales no podía ver a Tori. Juna atrapó por el cuello a la vigiladora mientras su maestra hacía lo mismo con el de mantenimiento. Los acomodaron detrás de unas cajas para acercarse a los controles. Alara no hizo más que mirar las teclas para pasar la tarjeta y tocar un botón redondeado. De fondo, un temblor anunció su éxito. Ambas corrieron hacia sus amigos para ver la luz entrar por el techo mientras se elevaban lentamente hacia la superficie. Chup se escondió junto a ellas detrás de las cajas mientras esperaban.
“Tarda unos minutos, es un ascensor de carga.” Aclaró el mecánico. “¿Has venido a visitarme por algo en especial, Alara?”
“Necesitamos un mecánico en el templo y tú eres mi favorito.” Respondió sonriente Alara. “Keyfour es magnífico para el mantenimiento, pero necesitamos alguien con tus talentos para el resto de las modificaciones…”
“No quiero ni imaginarme como está mi taller…” Dijo apenado Chup.
“No tienes que responderme ahora, pero no hay lugar más seguro en la galaxia que Karastros… Además, tenemos todo tipo de naves y hasta podrías trabajar en nuestros droides.”
“Tenemos un gran cocinero.” Dijo divertida Tori.
“La pequeña estaba contándome sobre el templo…” Dijo pensante Chup. “Gracias por el rescate, amigas…” Agregó mientras se rascaba la cabeza.
“No hay nada que agradecer, Chup…” Dijo pensante Alara mientras se asomaba para ver si estaban a solas. “Rayos…”
“Parece que están tus amigos, Chup.” Dijo al aire Juna. “¿Nos escondemos? Hay muchos árboles.”
Alara miró a Chup para apretarlo de la mano y cruzar una mirada con sus alumnas. En el momento que el ascensor se detuvo en la superficie, pudieron escuchar y ver los vehículos que venían hacia ellos. Chup estaba seguro de que Alara iba a hacer alguno de sus trucos, en cambio, notó que las jedis tenían una peculiar expresión en sus rostros. Las tres parecían estar mirando hacia el mismo lugar en la distancia, con sus ojos perdidos en la nada. De la nada, las tres saltaron de las cajas para derrotar a sus enemigos a una velocidad descomunal. Chup se asomó para ver una asombrosa pelea, las jedis saltaban para todos lados, destruyendo las armas de sus oponentes sin lastimarlos demasiado. Juna danzaba entre sus adversarios para distraerlos para su maestra, con rápidos y potentes golpes, los desmaye. Tori corrió sobre el speeder para patear al chofer y atarlo con un cable para derrotarlo. Todo pasó en un instante y al cabo de unos minutos los cuatro estaban marchando a toda velocidad en uno de los speeder. Alara estaba tocando su holopad mientras Juna conducía.
“¿Qué está pasando, Mirabella?” Preguntó casi a los gritos Alara.
“Alara, te necesitamos… coordenadas…” Dijo entrecortada la espía. “Sith… manda…”
El holograma desapareció por completo.
“¿Qué fue eso, maestra?” Preguntó preocupada Tori.
“Lo siento, Chup, vas a tener que acompañarnos.” Dijo con seriedad Alara.
“¿Están bien? Pensé que…” Dijo confundido el drall.
“Sentimos una perturbación en la Fuerza, Chup, algo malo pasó en ese tren…” Dijo pensante Alara.
“Algo explotó…” Dijo apenada Tori. “Espero que todos estén bien.”
Alara miró a su padawan con curiosidad.
“Yo tengo esa sensación también…” Dijo pensante Alara mientras miraba hacia el frente. Cuando salgas del bosque tienes que ir hacia el este, Juna.”
“Entendido, maestra.” Dijo con seriedad la piloto.
Alara siguió tocando su holopad sin mucho éxito.
“Espero que Lak esté bien…” Dijo al aire deseando llegar a tiempo.
El paisaje cambió de bosque a llanura, donde Juna se subió a una carretera para ir en dirección de una montaña a toda velocidad. Chup pudo ver la columna de humo en la distancia sabiendo que no iban a llegar.
“Juna, debes detenerte… El speeder no va a llegar tan lejos, necesito darle unos ajustes.” Dijo en voz alta el mecánico.
Juna no dudó en detenerse y al cabo de un rato Chup estaba dándole vueltas al speeder mientras ajustaba mangueras y cambiaba algunos componentes de lugar. Tori estaba impresionada con la velocidad de su nuevo amigo y se dedicó a ayudarlo con lo que podía. Juna, en cambio, estaba mirando el speeder con curiosidad, ya que nunca había visto uno como este. Era de color verde y era ovalado. La turbina que tenía atrás parecía exagerada y sabía era todo terreno, ya que no tenía ruedas. Estaba segura de que atrás solo entraba una persona, pero, como Chup y Tori eran pequeños, podían compartir el lugar sin muchos problemas. Levantó la mirada para encontrase con su maestra mirando hacia la columna de humo.
“No quiero perder más amigos…” Dijo Alara para responder su pregunta tácita.
Juna se detuvo a su lado, pensando en que decir.
“Lak es un jedi poderoso, maestra.”
“Lo es, pero he estado pensando en eso últimamente. ¿Qué es ser poderoso?” Preguntó al aire Alara. “¿Poder derrotar a los demás? ¿Tener un gran manejo de la Fuerza? ¿Gran técnica con el sable?”
Los ojos de su maestra estaban sobre ella.
“Una combinación de esas cualidades… supongo.” Dijo apenada Juna.
“Yo creo que el poderoso es el que sobrevive…” Dijo sin cuidado Alara. “El que impone su voluntad sobre el otro. El que persevera a través del tiempo…”
Juna no sabía que responder.
“Esperemos que Lak, Ceerk y Jundo puedan lidiar con este problema.” Agregó la maestra.
“Maestra, no sé si es mi lugar decir esto, pero… No puedes proteger a todos ni puedes estar en todos lados.” Dijo con seriedad Juna. “Solo podemos confiar en ellos hasta que podamos ayudarlos.”
“Es cierto, Juna, pero no me siento así cuando alguno de los nuestros nos necesita…” Dijo apenada Alara. “¿Cómo está todo por ahí, Chup?” Preguntó mientras se giraba hacia el speeder.
“Ya casi terminamos, dejé todo para que no pueda usarse demasiado…” Respondió al instante Chup. “Pero estaba planeando usar algo de esto para escapar, así que los mantuve en un equilibrio funcional.”
“Maestra, deberías hablar con Jess…” Dijo Tori mientras saltaba dentro del speeder.
“Estoy en eso, Tori…” Dijo pensante Alara mientras escribía en su holo. “Prepárense para partir.”
La maestra necesitaba moverse.