Atrapa mi alma

Capítulo 8


Alex había recibido la tarjeta de Michael Owl que lo acreditaba como profesor en el Instituto de Bellas Artes. No era algo que hubiera esperado, sintió su mano y su voz temblar. 

¿Qué clase impartiría? ¿Tal vez él también dibujaba? 

A Alex le pasaba como a los lectores.  Cuando ves a alguien leyendo y necesitas, como si tu vida dependiera de ello, saber qué libro es. Él siente una conexión especial con otros artistas, con personas que amaban dibujar como él, intercambiar opiniones de obras, admirar el talento de otros, hablar de las técnicas de unos y otros, de las propias, Alejandro Stevens amaba eso. 

Y ahora no podía, aunque quería, evitar la chispa de atracción e interés que se encendió en su corazón.

Vio al señor Owl alejarse con su "amigo" Cris. Sentía sus piernas querer ir tras él. Apretó, sin darse cuenta, la tarjeta de Bellas Artes en su mano, hasta que Theo le dio un golpecito en el brazo. —Dame eso. Es del caso, no puedes quedártelo.

Alex fingió no entender y le tendió la tarjeta, aunque la verdad era que sí, lo que quería era quedársela y poder llamarlo. Mordisqueó su labio inferior y Theo se rió. —Tienes ese brillo diabólico y nerd en tus ojos.

Alex sintió su cara arder, pero se rió también, negándose a caer en la trampa. —Ese brillo no existe y mientes.

Theo guardó la tarjeta junto con las declaraciones y los demás datos de los contactos. —Pensé que no eras gay y por eso nunca saliste conmigo.

—No lo soy -Alejandro no estaba a la defensiva, no lo ofendía algo así, Theo era su mejor amigo sin importar su orientación sexual y sus coqueteos eran sólo bromas, al menos ahora lo eran. Simplemente estaba afirmando que no era gay.

Él sabría si lo fuera, ¿no?

—Sabes que quieres seguirlo -insistió Theo.

Alex frunció los labios y negó. —¿Sabes qué clase imparte? ¿De qué es profesor? ¿Por qué en Bellas Artes? No parece el tipo de arte...

Theo siguió riendo, terminó por copiar el número y darle la tarjeta. Alex fingió ofenderse y se fue a su oficina. Sólo que mientras veía su bloc, no pudo evitar recordar sus sueños, estaba casi seguro que Owl era el hombre de sus sueños. Y era un artista. ¿No era una señal?

Los minutos pasaban y él no se decidía. Hasta que, por fin, cerró el bloc y corrió. Seguramente Owl ya se habría ido, habían terminado su declaración hacía ya rato. Si no lo encontraba, era el destino diciéndole que lo dejara en paz.

Pero se lo encontró, con su amigo, llenando algunos formularios y firmando sus pases de salida. Dio un asentimiento hacia el guardia de seguridad y se aclaró la garganta, intentando respirar con normalidad, hasta que Michael lo miró.

—Alejandro -la voz de Michael era profunda, y sus ojos como plata fundida. Alex quería acercarse y mirar más de cerca, creía que podía perderse en esa mirada.

—Señor Owl, me gustaría saber si puedo verlo después -no pudo evitar el rubor de su rostro cuando Michael preguntó si era necesaria otra declaración o un careo de nuevo.

—Ah -el hombre incluso sonrió cuando entendió-, claro. Eh...no me lo esperaba, pero... ¿Mañana estaría bien? Salgo a las seis de clases, podemos vernos en...

—Puedo pasar por usted a Bellas Artes -Alex se apresuró a ofrecer, después cerró los ojos avergonzado, pero la risa del señor Owl lo hizo abrirlos de nuevo.

—Lo veo mañana entonces, Alejandro.

Alex sólo asintió, mientras Michael se iba con su amigo. 

Tenía que hacer una cita con Sabine, su psicóloga, y escuchar su opinión de esta locura. Seguro tendría mucho qué decir.

 



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En el texto hay: un amor imposible rodeado de magia

Editado: 12.07.2018

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