Atrapa mi alma

Capítulo 11

Alejandro no dejaba de repetirse que esto había sido un error mientras caminaban al estacionamiento. ¿Qué le pasaba con este hombre? ¡Casi había dejado que lo besara! 

Eso era algo que Theo haría, era obvio su interés por el testigo, seguro en cuanto el caso se cerrara terminarían en algún hotel. Pero no era propio de él, y no sólo porque Owl era hombre... Aunque era un detalle importante, él no se consideraba gay, pensaba que era heterosexual, aunque tampoco es que hubiera tenido novias. Él no tenía tiempo más que para sus clases y después su trabajo... Entonces, ¿qué tenía Michael Owl que lo cambiaba tanto? 

Primero lo odio, creyéndolo un asesino. Y después lo invita a salir y casi lo besa. Parecía que lo tuviera hechizado el hombre... Sonrió ante lo absurdo de su idea. 

Michael vio a Alejandro de reojo, su niño. Su niño iba sonriendo, como de algún chiste que sólo él entendía. Su niño. Lo había dicho sin pensar, tantos años viéndolo como su niño. El niño que lo vio cuando no debía poder hacerlo y después no lo notó incluso cuando estuvo presente siempre.

No se había perdido como Alex se ofendió cuando lo llamó "Niño", pero él se negó a avergonzarse o disculparse. Alex tendría que acostumbrarse. Y al final pareció dejarlo pasar. 

—¿El café Magic está bien para ti? -preguntó Alejandro y esta vez fue turno de Michael de sonreír por algo que sólo él entendía.

—Perfecto. Te sigo.

Para cuando llegaron a Magic, Alejandro estaba decidido: iba a disculparse por haber sido grosero y después se iría. Era lo mejor. 

Se sentaron uno frente al otro. Alex sentía la intensa mirada de Owl y tuvo que preguntar: —¿Son de contacto?

Su mirada parecía como las nubes de una tormenta a momentos, y en otros era como plata pura. No podía ser real.

Michael sonrió. No era la primera vez que le preguntaban, pero en esta ocasión era diferente, no quería mentir: —No. Son mis ojos de verdad. Son raros, ya lo sé. Son...parte de lo que soy...

Antes de que pudiera decir algo más comprometedor, Alex tomó su mano sobre la mesa. —No son raros. Disculpa. No preguntaba por eso. Son hermosos, en verdad -se interrumpió cuando la mesera llegó y vio sus manos juntas, se ruborizó y lo soltó.

Michael no podía dejar de sonreír. Su niño era hermoso y fascinante, además de talentoso.

Ambos ordenaron y esperaron. Fue Alex quien rompió el silencio: —Yo estoy aquí porque quería disculparme con usted, señor Owl. Fui muy grosero en la Central, incluso cuando no estaba comprobado que usted fuera culpable. Yo lo condené antes de tiempo, fue incorrecto. Le pido una disculpa.

Michael lo miró en silencio. Eso era lo que habían hecho con su hermano, juzgarlo injustamente, ¿por qué con Alejandro no le molestaba?

—Es tu trabajo. No te disculpes, Alejandro.

Alex negó. —No, señor Owl, fue incorrecto y...

—Puedes tutearme y dime Michael.

—Prefiero Owl si no le...si no te importa -Alex sonrió tímidamente. Owl era un apellido inusual, justo como el hombre lo era. Iba más con él que sólo Michael, Michael era muy común y nada en este hombre lo era.

Michael sonrió también. —Muy bien, pero repito que no debes disculparte. Yo entiendo. Todo apuntaba a que yo fui quien mató a sangre fría a esa pareja. Yo parecía ser el maldito monstruo sin corazón. Era evidente que te molestara y quisieras justicia. Yo mismo lo hago, por eso cuando vi las noticias y lo recordé, acudí inmediatamente. Yo mejor que nadie entiendo lo que un maldito asesino puede destrozar más de una vida, más que sólo a quien mata, por culpa de uno perdí lo único que tenía, mi familia, mi hermano...

Michael parpadeó cuando sus ojos empezaron a arder. Él no quiso insinuar que su hermano fue asesinado, él culpaba al verdadero asesino por el que Robert fue condenado, pero Alex lo entendió mal. Y le creyó porque el dolor en su rostro y en su mirada no podían ser fingidos. El dolor y el deseo de justicia -o venganza- que él mismo sentía.

De repente quiso tomar su mano entre las suyas, o abrazarlo como nadie hizo con él. Decirle que lo sentía, que no estaba solo, contarle sobre sus padres para que él supiera que lo entendía perfectamente.

No era un secreto lo de sus padres, pero tampoco algo que contaba a cualquier desconocido. Sólo por eso no lo hizo. 

—Lo siento mucho -dijo en su lugar, decidiendo casi sin darse cuenta quedarse un rato más, en vez de irse como había pensado antes. 

Michael sonrió y de repente Alex recordó a un hombre. Tal vez estaba equivocado, sí hubo alguien que lo abrazó cuando sus padres murieron. Un hombre alto, muy alto, tanto, se había agachado junto a él, sus ojos eran bonitos, el pequeño Alejandro había notado eso incluso a través de sus lágrimas. Y a él le había prometido vengar a sus padres. ¿Cómo podía haberlo olvidado?



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En el texto hay: un amor imposible rodeado de magia

Editado: 12.07.2018

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