Atrapa mi alma

Capítulo 14

Pasó una semana sin que Owl supiera nada de su niño.

¿Qué tan incompetentes podían ser? ¿Cuánto tiempo podían tardar los humanos en encontrar a un verdadero culpable, al asesino real?

Él podría haber llamado, como alguien involucrado en el caso, para averiguar si ya se sabía algo del asesino, pero supuso que ellos mismos le avisarían si ya hubiera algo nuevo. Después de todo, había sido considerado sospechoso, así que le avisarían si encontraban al asesino y ya era libre completamente de toda culpa...

...eso si es que la justicia ya funciona, pensó. Porque si le pasaba como a Robert...Robert era inocente y lo condenaron.

Pero creyó que se vería muy desesperado si llamaba, así que mejor esperó.

Ese era su día de descanso, así que estaba en casa. La noche anterior había llamado Cris para saber si tenía tiempo para estar con él. Cris no lo amaba ni Owl a él, lo tenía claro, entre ellos no había más que cariño por conocerse de hacía tanto tiempo, y admiración de parte de Cris por lo mucho que le había enseñado Michael. Así que no se sintió culpable por decirle que eso -sus noches juntos- no volverían a repetirse, no habría nada más que amistad entre ellos y ayuda con su magia si lo necesitaba. Sabía que su decisión no le rompería el corazón. Así que no importaba, fue bueno mientras duró.

Se cansó de esperar y estar solo en casa, así que salió a dar un paseo. Había cerca una plaza llena de jóvenes artistas, a algunos los reconocía del Instituto de Bellas Artes, aunque no eran sus alumnos. Había algunos dibujando paisajes y otros pidiendo a personas que posaran para ellos...

No pudo evitar imaginarse a él en lugar de esos desconocidos y a Alex con sus amados lápices y su inseparable bloc, esos ojos de cielo mirando de él hacia su papel, y creando magia, atrapando su alma. 

Quería que lo dibujara hasta que fuera perfecto, hasta que lograra atrapar su alma. Entrenarlo para que hiciera un perfecto retrato de Robert y pudieran traerlo de vuelta cuando Alex tuviera su alma. 

Esperaba que lo pudiera entender y no lo odiara. Cuando él tuviera su alma, mientras ayudara a su hermano, ya no le importaba qué hiciera con él. Con su vida. Con su alma. Lo tendría en sus manos y no le importaba. Sabía que su niño tomaría la decisión correcta cuando llegara el momento. 

—¡Profesor Owl! -una chica rubia gritó y agitó su mano hacia él. Su sonrisa era enorme mientras se acercaba a ella-. ¿Cómo está, profesor?

—Hola... Eh... -no tenía idea quién era ella.

Ella debió notarlo por su expresión. —Soy Mónica. Estuve con usted el año pasado. En Música, pero me di cuenta que no es lo mío y usted me animó a entrar a Dibujo. 

Ahora sí. Ya la recordaba. —Cierto. Hola Mónica. Veo que te va mucho mejor.

Ella le dio una sonrisa tímida. No era mala en música, pero no era lo que la hacía feliz. Él había visto durante años la expresión de Alex cambiar, su mirada brillar, y sus labios en esa pequeña sonrisa mientras dibujaba. Ella no tenía nada de eso. Aunque, en realidad, nadie lo tenía. Su niño era único, era especial...

—¿Profesor?

—Disculpa. Me quedé pensando en...el dibujo.

Ella sonrió. Se quitó un mechón de cabello del rostro, manchando su mejilla de grafito. —Le decía que le agradezco que me hiciera darme cuenta que la música no era lo que me llenaba. Dibujar es...ni siquiera sé cómo explicarlo... La expresión de usted, profesor Owl, cuando tocaba el piano, creo que eso siento yo cuando tengo un lápiz en mis manos...

Hubo una sonrisa genuina en Owl, provocada por sus palabras. Nunca había creído que le gustaría ser profesor de humanos, aquellos que le habían arrebatado a su hermano, pero había descubierto que sí, que no todos eran malos y disfrutaba enseñando a los jóvenes y viéndolos felices.

Se atrevió a limpiar su mejilla con su pulgar. Un acto casi inconsciente. —Me alegra haberte ayudado.

Ella sonrió tímidamente y sus mejillas se tiñeron de rojo. Entonces Owl alejó rápidamente su mano, no quería confusiones. 

—¿Usted me dejaría dibujarlo, profesor Owl?

Michael probó su propia sangre de tan fuerte que mordió sus labios ante su pregunta. ¿Cómo le decía que no sin hacerla sentir mal, sin que lo sintiera personal?

—Ah... Lo siento... Yo… No me gusta que me dibujen, no soy bueno quedándome quieto, soy un pésimo modelo... No es contra ti, simplemente no dejo que nadie me dibuje...

Creyó que ella incluso hizo un puchero, pero la inconfundible voz a sus espaldas lo distrajo completamente:

—¿De verdad, señor Owl?

Se dio la vuelta para encontrarse, por supuesto, un par de ojos azules brillando traviesos. Una de sus cejas alzadas. Y sus labios en una sonrisa torcida.

¿Qué hacía Alex ahí? ¿Y por qué justo en este momento? ¿Y se estaba burlando de él?




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