Atrapa mi alma

Capítulo 18

"Y entonces mis manos recorren tu rostro, las yemas de mis dedos resbalando por tu piel suave y cálida, la plata de tus ojos se esconde tras tus párpados cuando se cierran después un suspiro. Y así como tú sientes tu música, con los ojos cerrados, simplemente dejándote llevar por la melodía, así quiero yo sentirte antes de poder inmortalizarte en papel".

En su oficina en la Central, Alex todavía veía las líneas escritas de su puño y letra y no podía creerlo. No se reconocía, y no es porque estuvieran un poco inclinadas y no muy marcadas porque lo escribió al despertar, todavía un poco sumergido en el sueño. Así como Sabine le aconsejó hacer con los sueños, escribirlos, eso exactamente hizo. Describir su sueño...

¿Por qué en el sueño acariciaba el rostro de Owl? 

Ni siquiera quería preguntárselo. No quería saberlo. 

¿Y por qué la sensación de hormigueo, que sus dedos experimentan cuando quiere dibujar, se multiplica millones de veces anhelando esas caricias?

Mucho menos. No puede ni siquiera pensar en ello.

Ayer cuando Owl sostuvo su mano y acercó su rostro al suyo, tan cerca que parecía que fuera a besarlo, y habló sobre magia, permitirle demostrarle que existe, sus ojos vagando de los suyos a sus labios, creyó que iba a besarlo. Y lo inesperado, lo extraño, es que mientras su corazón parecía que iba a salirse de su pecho, él realmente, durante unos locos segundos, deseó que lo hiciera. Que rompiera esos últimos centímetros que los separaban y juntara sus labios con los suyos...que lo besara lentamente, profundamente, llevándose todo lo que tenía para dar.

Nunca deseó eso antes. Ni siquiera con una mujer. Así que eso, más la sensación agradable de su mano en la suya, las caricias del sueño, todo es demasiado. Y lo asustaba.

—¿Alex? -Theo llega como caído del cielo. Una bienvenida distracción. Necesitaba dejar de pensar, de darle vueltas a algo que no tiene razones lógicas ni explicaciones.

—¿Sí? -cerró el cuaderno de golpe cuando él entra. Nadie debería leer esas líneas nunca.

Sus ojos se entrecerraron. —¿Estás bien? ¿Pasa algo? Ayer te fuiste. Y hoy has estado aquí encerrado, demasiado silencioso incluso para ti. Pensé que estarías feliz porque el asesino ya está preso. Tú vives para eso.

Sus palabras casi lo hacen reír. Cierto, pensó Alex, yo vivo para eso, simplemente eso. Nunca he querido nada más que justicia, la que no pude obtener ni para mis padres porque su asesino nunca se encontró, no estuvo preso, pudriéndose en una cárcel, pagando por sus delitos, por arrebatarme lo único que tenía.

Hasta ahora, parece susurrar su conciencia, hasta ahora. Ahora conociste algo, alguien, que también deseas, que se está colando bajo tu piel tan rápido y profundo...

Alejandro sintió su ceño fruncirse. No es así, se dice a sí mismo. Yo no deseo a Owl. No puedo. Sólo... quiero dibujarlo y no lograrlo me está trastornando.

—¿Alex? -la voz de Theo lo sacó de sus pensamientos sin sentido.

—¿Qué?

—¿Seguro que estás bien?

Parpadeó un par de veces. Ni siquiera a él le convenció su voz: —Sí. Sólo...cansado, supongo. 

Theo asintió, aunque no se veía muy convencido.

—¿A qué venías? ¿Hay algún otro caso? ¿Necesitas que haga algún retrato hablado? Sólo déjame tomar mis...

Él cortó su sarta de preguntas levantando una de sus manos. —No. Ni te emociones. De momento no hay ningún asesinato y no requerimos de tu magia.

Magia.

¡Maldita sea! ¿Tenía que usar esa palabra? 

Alejandro se removió incómodo en su asiento. Sus pensamientos volando hacia un par de ojos de plata otra vez...

—¡ALEJANDRO!

—¡¿QUÉ?! -el grito de Theo lo hizo gritar de vuelta, molesto-. No me grites.

—Ni siquiera me estás prestando atención. 

No pudo evitar un resoplido. —Lo siento. Te digo que estoy cansado, hombre. No dormí bien. Dime qué quieres. 

Sus cejas se alzaron varias veces. —¿Noche agitada con el profesor?

—¡Agh! Cállate. Porque tú lo hiciste no significa que todos lo hacemos. Seguro corriste a acostarte con el testigo apenas se cerró la investigación.

Su sonrisa era enorme y descarada. —Sí lo hice. Deberías intentarlo. Estuvo muy bien. Y, al juzgar por lo poco que vi, el señor Owl debe hacerlo muy bien también.

Un gruñido se le escapó a Alex, a la vez que su mente se llenó de imágenes no deseadas. —Dime qué quieres o vete.

El rostro de Theo cambóa, de nuevo serio. —Sabine llamó otra vez. Dice que no respondes. ¿Pasó algo entre ustedes? ¿Están enojados o algo?

Sabine había hecho trabajos ocasionales para la Central, así que ella y Theo, sus únicos amigos, terminaron por volverse cercanos. —¿Te dijo algo?



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En el texto hay: un amor imposible rodeado de magia

Editado: 12.07.2018

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