Atrapa mi alma

Capítulo 34

Michael no estaba dispuesto a dejar ir a su niño ahora, a perderlo cuando apenas se habían encontrado, cuando empezaban a conectar fue por eso que lo detuvo antes de que pudiera irse. La mano de Alex fue al pomo de la puerta y, automáticamente, la suya buscó a Alejandro. En realidad ni siquiera lo pensó, fue como si algo tirara de su cuerpo hacia él, como si fuera simplemente imposible separarse.

Y si eso no fuera suficiente para sorprenderlo, lo fue la descarga eléctrica que ambos sintieron al tocarse. Más fuerte que ninguna otra cosa que él hubiera sentido en todos sus siglos de vida, con ningún humano y con ningún brujo. Sintió esa chispa de energía recorrer cada rincón de su cuerpo hasta golpear su corazón. Cada latido absorbiendo y sacando esa energía de nuevo. 

Owl tragó, deshaciendo el nudo en su garganta o intentando deshacerlo, dando un paso más cerca de Alex. Perdido en el limpio e intenso azul de esa mirada, Alejandro siempre decía que sus ojos plateados eran bellos y hechizantes, pero los de su niño lo eran mucho más. Con ese azul un cielo profundo, Owl podía perderse ahí fácilmente. Sólo ver sus ojos lo llevó a recordar su sueño. 

El arco de piedra. El atardecer de fondo. Owl sonriéndole al hermoso niño que lo estaba retratando. Y sus palabras sinceras, directo del corazón, totalmente sentidas. No era un simple mote cariñoso, era real: "Atrapa mi alma, mi amor". Owl podía sentir ese bendito amor y recordarlo y sentirlo de vuelta sólo con recordar el sueño. Lo había amado, había amado a su niño, y no eran simples deseos o su inconsciente dejándolo salir, era un amor más fuerte que el que estos años había ido sintiendo nacer, crecer y evolucionar hacia Alejandro Stevens.

Amaba a este niño, ahora ya un hombre, estaba perdidamente enamorado de Alex, al grado de ofrecerle su alma. Ofrecérsela libremente, seguro de que la merecía y la cuidaría. 

Los labios de Owl temblaron, su mirada todavía fija en la de Alex, esas dos palabras luchando por salir, "Te amo", una mezcla del sueño y la realidad. 

Y realmente lo amaba, no tenía dudas. Siempre había sabido que aquel pequeño niño de ojos azules, que lo vio cuando eso no debería haber sido posible, le había robado el corazón y cambió su vida para siempre. Pero el sueño le hizo darse cuenta de algo más, de que de este amor casi platónico e imposible al real que sintió en su sueño había una brecha muy pequeña. Una brecha que fácilmente podía cruzar, o ya estaba cruzando porque, ¿entregar su alma a Alex libremente como lo había soñado?, él lo haría, lo iba a hacer, de hecho, iba a dejar que Alejandro atrapara su alma y lo supiera, que supiera que la tenía e hiciera con ella lo que él quisiera.

La realidad de eso lo golpeó como si de un golpe físico se tratara y lo hizo tambalearse, sin soltarse pero rompiendo el hechizo de sus miradas conectadas. Ambos parecieron poder respirar mejor después de eso. Alex tomó una profunda respiración mientras sus dos manos iban a los brazos de Owl, su enojo y sus sentimientos heridos olvidados de momento, ahora remplazados por pura preocupación: —¿Estás bien? Si sigues mal tal vez deberíamos llamar a un médico...o a tu amigo Cris -no pudo evitar susurrar eso, haciendo reír a  Michael-. Es en serio, te ves muy mal, Owl, ¿quieres que pida ayuda? Aquí debe haber servicio médico o enfermería, ¿no? ¿Te llevo? ¿O llamo? Dime algo, dime qué hacer. ¿Cómo te puedo ayudar? 

Michael no pudo evitar sonreír, la cálida sensación de saberse querido calentando su pecho. Hace mucho que nadie lo quería, su hermano Robert lo había querido, Cris lo admiraba y estaba seguro que lo apreciaba como colega y mentor, físicamente le atraía, pero nada más. En cambio, con Alex era diferente, él parecía empezar a quererlo, Alejandro se preocupaba por él. 

—Estoy bien -intentó alejarse, pero Alex se negó a soltarlo, manteniendo su agarre firme-. De verdad -insistió-, no necesito un médico, Alejandro. Ya Cris hizo todo lo que pudo por mí.

Alejandro hizo una mueca, pero todavía no lo soltó. -¿Ah, sí? ¿Es que él es médico? Porque si lo es no te ayudo demasiado, te sigues viendo pésimo, Owl, y no miento ni exagero.

Michael acarició un lado del rostro de Alex, amando la sensación su piel bajo la suya, se sentía conocida, aunque sabía que era mentira, una ilusión, porque eso hasta antes de hace unos días era imposible. Con un suspiro, decidió mentirle un poco por el bien de ambos: —De hecho, sí, Cris sí es médico. Vino aquí por eso. Y si ahora me veo pésimo, entonces no quiero saber cómo estaba antes de que él viniera a ayudarme y agradezco que no me vieras así tú tampoco.

Los celos se esfumaron un poco cuando la preocupación llenó a Alex, muy clara en su rostro. —Está bien -aceptó a regañadientes-, voy a creerte, aunque sigo pensando que debería pedir ayuda de alguien experto.

—Nee. Está bien, estoy bien de verdad. Voy a sentarme sólo un momento y después podemos irnos para seguir el retrato.



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En el texto hay: un amor imposible rodeado de magia

Editado: 12.07.2018

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